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El futuro de la izquierda

Sumar, año uno tras Magariños: el proyecto de Díaz se asienta sin certezas sobre su despliegue territorial

Yolanda Díaz, durante el acto 'Empieza todo' de la plataforma Sumar, en el polideportivo Antonio Magariños, en Madrid

Un dos de abril de 2023 y ante un auditorio de 3.000 personas —entre ellos representantes políticos de una quincena de partidos— la vicepresidenta Yolanda Diaz se postuló como candidata a las elecciones generales en el polideportivo de Magariños (Madrid). "Quiero ser la primera presidenta de mi país", reveló, aunque su candidatura era un secreto a voces desde tiempo atrás. Sin embargo, en aquel momento no podía imaginar —ni ella ni prácticamente nadie— que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, adelantaría las elecciones generales al mes siguiente, tras el batacazo de la izquierda en las autonómicas y municipales de mayo.

El equipo de Díaz trabajó a contrarreloj para constituir Sumar como una coalición para que cohabitaran las formaciones a la izquierda del PSOE incluso aquellas que, tiempo atrás, rompieron relaciones —como Podemos y Compromís— o se escindieron de la morada para crear su propia marca —como Más Madrid o Más País—. Díaz se presentaba como una figura de consenso que, antes de su retirada de la política institucional, fue promocionada por el exvicepresidente Pablo Iglesias como su sustituta para reunificar el espacio de la izquierda. El exlíder de Podemos creía que Díaz podía conseguir que la izquierda alternativa tomara impulso tras sucesivas convocatorias electorales perdiendo apoyos.

Sin embargo, un año después Sumar ha perdido a Podemos —con quien sí confluyó en las generales—, que hasta la aparición de Díaz había ejercido como el partido líder del espacio y, aunque la alianza con el resto de formaciones en el Congreso se mantiene, ya se han vivido las primeras tiranteces. El caso de los morados es el más claro. Sus diputados decidieron irse del grupo parlamentario el pasado mes de diciembre alegando que Díaz no les dejaba "hacer política" porque su objetivo era silenciarlos y decidieron presentarse en solitario en los comicios gallegos, al igual que prevén hacer en las elecciones vascas y en las europeas. Los europeos, con la exministra Irene Montero como candidata, buscan demostrar a Sumar que "siguen vivos".

Los cierto es que los morados son también quienes más reticencias mostraron hacia el proyecto de la vicepresidenta segunda al entender que no se les iba a dar el espacio que reclamaban como el partido "motor" y, tras reclamar que Díaz se comprometiera a elegir por primarias abiertas las listas para las generales —que la vicepresidenta nunca ratificó— ni siquiera acudieron a la presentación de Magariños. La alianza no empezó bien y tras el veto directo a Montero de la lista de las generales, la dirección de Podemos cerró un acuerdo "por responsabilidad" y, en la práctica, funcionó como un matrimonio de conveniencia.

En la dirección de Sumar ya han asumido que cualquier acuerdo con Podemos está descartado, al menos por el momento. Fuentes consultadas por infoLibre consideran que los morados representan a un "público pequeño" aunque "muy movilizado" en redes y lamentan la "campaña de desprestigio" que hay hacia ellos, ya sea a través de Canal Red, el medio que dirige Iglesias, o de artículos, tuits o intervenciones televisivas. A los de Díaz no se les escapa que tanto el exlíder de Podemos como colaboradores afines a Podemos han comenzado a acudir con asiduidad a programas de RTVE como tertulianos y hay quien incluso habla de una "pinza" con el PSOE.

El futuro de Sumar dependerá de su despliegue territorial

El encaje territorial de Sumar fue el tema que acaparó —casi todas— las conversaciones el día de su puesta de largo del proyecto. La asamblea celebrada el pasado 23 de marzo buscaba dotar de estructuras democráticas y orgánicas a lo que, hasta la fecha, únicamente había funcionado como coalición. Se ratificó con un 84,6% de los apoyos la candidatura de Yolanda Díaz, que únicamente competía con otra lista, aunque la participación fue baja y acabó lastrando el evento.

El debate de fondo, y del que dependerá el futuro de Sumar, pasa por la manera en la que el proyecto se desplegará en los diferentes territorios. Desde la dirección encabezada por Díaz asumen que será "asimétrico", es decir, en aquellos territorios en los que cuenten con aliados que participen en Sumar se permitirá que puedan tener más peso. Un plan que no acaba de convencer a aliados como Más Madrid o Compromís, que buscan ser la única formación con estructura territorial en sus respectivos territorios, ya que "la marca" que funciona "es la suya".

En Sumar no aceptan esa prerrogativa. En el caso de Más Madrid, aunque están participando directamente en la creación de Sumar, consideran que los de Mónica García no pueden forzarles a no tener estructura, porque eso implicaría no tener partido en una comunidad donde viven más de seis millones de personas. Así, fuentes de Sumar subrayan que ellos cuentan con "cuadros" y "militancia" tanto en la capital como en el resto de la región y que también les deben "lealtad". Los de Díaz, en cambio, sí mantienen intacto su compromiso de no competir con Más Madrid y plantean que puedan llegar a crear una estructura mixta, con perfiles de ambos partidos.

Por lo que respecta a Compromís, la situación es todavía más delicada. Aunque la coalición valencianista no ha participado en la puesta en marcha de Sumar como organización, sí esta integrada en el grupo parlamentario. Sin embargo, algunas voces del partido mayoritario de Compromís, Més, consideran que ahora tienen menos voz y voto que la legislatura pasada, pese a tener un diputado más, porque sus demandas no son escuchadas por el Gobierno. En ese sentido hay quien incluso no ve descabellada la opción de la ruptura con Sumar, espacialmente si los de Díaz no les dan un puesto destacado en la lista de las elecciones europeas.

El mapa se le complica a Sumar en casi todas las autonomías, ya que Izquierda Unida también pide tener preponderancia en territorios como Andalucía o Asturias, a excepción de Cataluña. Allí los de Díaz han decidido que su estructura territorial será la misma que tiene Catalunya en Comú, porque su modelo se asemeja al que Sumar quiere establecer en el resto del territorio, donde los partidos conviven con militantes de otras organizaciones. Los comunes son los que más se han volcado en el proyecto de Díaz y no es casual que haya muchos de ellos que formen parte de su equipo más cercano, comenzando por el propio Ernest Urtasun y siguiendo por Josep Vendrell.

En todo caso, Sumar quiere que estas incógnitas se resuelvan en un segundo congreso que se celebrará en otoño, aun sin fecha. Una suerte de "asamblea constituyente" que servirá para sentar las bases de colaboración futura con las diferentes organizaciones y que llegará también tras medir fuerzas en los comicios vascos, gallegos y europeos.

La dirección de Sumar estará compuesta también por otros partidos

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En el documento organizativo que se ratificó en la asamblea se establece que el partido de Díaz tendrá el 70% de los puestos en el grupo de coordinación —máximo órgano de dirección entre asambleas—, pero no necesariamente en los órganos territoriales, que en un principio establecían la misma distribución. En ese caso se tratará de llegar a un "consenso entre todas las partes" y, si no es así, se deberá dirimir mediante una votación. Díaz ha dado un mes de plazo a los partidos para que designen a sus representantes del grupo de coordinación —fuentes de Sumar recalcan que "no habrá vetos" a los nombres que se propongan— pero ese órgano no ejercerá como grupo de dirección, sino que después habrá una Ejecutiva más reducida.

En esa Ejecutiva, según trasladan desde la dirección de Sumar, también estarán representados los partidos, aunque de manera minoritaria. Lo que en ningún caso quiere Yolanda Díaz es perder la mayoría en ese órgano, pero sí dar cabida a otras formaciones porque desde su equipo consideran que uno de los principales que tuvo Podemos fue su "exceso de verticalidad" lo que derivó en que las decisiones se tomaran "desde Madrid" y "sin mirar a los territorios".

Cuando ya esté constituido el grupo de coordinación se nombrará también a esta Ejecutiva más reducida en la que ya habrá roles establecidos además de la coordinadora general, que será la propia Díaz, como la secretaría de organización, en manos ahora de Lander Martínez y Vendrell —al menos de manera informal—, las portavocías y las diferentes áreas que Sumar priorizará dentro de su dirección.

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