Susana Díaz abre por primera vez la puerta al 'sanchismo'

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Dos años después del congreso del PSOE andaluz en el que Susana Díaz cerró las puertas al sanchismo, la federación más numerosa del partido ha dejado de ser territorio comanche para los afines al secretario general, cuyo liderazgo y rumbo político ya no discute nadie. En julio de 2017, sólo dos meses después de su derrota ante Pedro Sánchez, Díaz se apresuró a renovar su liderazgo en el PSOE-A con un congreso marcado por los gestos de desconfianza hacia el nuevo líder, cuyos afines se quedaron fuera de la dirección. El PSOE no es una "sucursal" de Ferraz, advirtió Díaz entonces. Y sigue lejos de serlo. Pero las cosas, a pesar de que los recelos persisten y de que Ferraz sigue sin controlar el partido en Andalucía, han cambiado desde entonces.

El PSOE, con Díaz como candidata, ha perdido el poder en Andalucía. Y Sánchez convirtió el 28 de abril al PSOE en el partido más votado en unas generales por primera vez desde 2008. A lo largo de este proceso, el de la consolidación plena de Sánchez paralela a la pérdida de poder de Díaz, ha habido picos de tensión. Dos ejemplos: tras el fracaso en Andalucía, José Luis Ábalos sugirió la posible dimisión de Díaz; y en el periodo de confección de las listas para las generales, Díaz expresó su malestar cuando Ferraz rehízo las candidaturas andaluzas. Pero no han sido los gestos de crispación los que han terminado predominando, sino los de sintonía. Sobre todo a raíz del éxito electoral en las generales de Sánchez, que obtuvo en Andalucía mejores resultados que Díaz en las autonómicas.

Para empezar, han dejado de oírse en Andalucía críticas políticas de fondo a Sánchez. Su criterio es respetado y apoyado sin fisuras. San Vicente –sede del PSOE andaluz– ya no es una fábrica de titulares contra Ferraz. Al contrario, ahora que la estrella de Sánchez está en lo alto, los gestos son de acercamiento. Ambos se reunieron tras el superdomingo electoral del 26M. En junio el PSOE andaluz anunció un acuerdo para dar continuidad en la presidencia de las diputaciones a Fernando Rodríguez Villalobos (Sevilla), Irene García (Cádiz), Antonio Ruiz (Córdoba), José Entrena (Granada), Ignacio Caraballo (Huelva) y Francisco Reyes (Jaén). Las diputaciones, que siguen así dirigidas por figuras en la órbita de Díaz, son instituciones de gran importancia para el sostenimiento del poder orgánico. El acuerdo fue un logro para Díaz, que además de este foco de poder mantiene el colchón de apoyo de los ocho secretarios provinciales.

La guinda llegó este lunes. La ejecutiva regional mantuvo una reunión en su sede andaluza, en la calle San Vicente de Sevilla, en la que acometió cambios que pueden ser también interpretados en clave de aproximación a Sánchez. No se trata de cambios radicales, en modo alguno. Pero sí significativos, porque abren por primera vez la puerta al sanchismo.

Un relevo en la portavocía

La dirección andaluza propuso la sustitución del portavoz parlamentario, Mario Jiménez, por José Fiscal, exconsejero de Medio Ambiente, actualmente coordinador de la secretaría general del PSOE-A, un relevo que había adelantado El País, que también informó de que Jiménez había rechazado ser nombrado senador y permanecerá en el Parlamento. El cambio –que aún debe obtener el refrendo del grupo parlamentario, lo cual se da por hecho en un partido con una arraigada cultura de la disciplina interna– fue aprobado por unanimidad en una reunión a la que Jiménez decidió no asistir, según explicó el secretario de Organización del PSOE-A, Juan Cornejo, que fue quien comunicó el relevo a la ejecutiva.

Es un relevo que ha suscitado marejada interna, sobre todo en Huelva. Jiménez (Moguer, Huelva, 1971) no es un nombre cualquiera en el PSOE. Fue portavoz parlamentario entre 2010 y 2012, cuando José Antonio Griñán lo convirtió en vicesecretario general del PSOE andaluz, es decir, su número 2. Eran los tiempos en que su nombre sonaba como posible líder de futuro del partido. Finalmente fue Díaz la que un año después, tras la dimisión de Griñán por el caso ERE, ascendió a la presidencia. Lejos de prescindir de Jiménez, lo convirtió en portavoz, cargo que ha mantenido hasta hoy. El parlamentario por Huelva, que ha sonado una y otra vez como consejero, una y otra vez ha mantenido un papel consagrado al partido. A Jiménez le tocó el ingrato papel de portavoz de la gestora que pilotó el partido entre 2016 y 2017, en el periodo posterior a la caída de Pedro Sánchez tras una operación con sello andaluz.

Cornejo, mano derecha de Díaz, se esforzó este lunes por trasladar un mensaje de normalidad tras el relevo de Jiménez, al que se refirió en reiteradas ocasiones como su "amigo". Rechazó que se trate de un sacrificio para escenificar un acercamiento a Sánchez. Evitó además cualquier crítica a su tarea como portavoz. Se trataba, simplemente, de dar un "nuevo impulso" a la tarea de oposición, "algo normal". "Es la primera vez que estamos en la oposición. Tenemos que aprender", afirmó Cornejo. No dio ningún porqué claro. Era, insistía, un cambio sin más tras el primer "periodo de sesiones".

Joaquín Dobladez

Pero lo cierto es que el cambio se producía en paralelo a la aprobación por parte de la ejecutiva de una incorporación relevante, al menos como gesto: la de Joaquín Dobladez en calidad de delegado de Transición Ecológica y Cambio Climático, secretaría de nueva creación. Más que su responsabilidad concreta, es relevante por su trayectoria política. Exdirector del Instituto Andaluz de la Juventud, actual jefe de gabinete de la Subdelegación del Gobierno en Córdoba, Dobladez es uno de los –todavía escasos– anclajes andaluces del sanchismo, junto con Alfonso Rodríguez Gómez de Celis y Francisco Toscano (alcalde de Dos Hermanas). Por contraste, dos de los pesos pesados del Ejecutivo de Sánchez son mujeres andaluzas, Carmen Calvo y María Jesús Montero, a las que se suman, con menor relieve político, Luis Planas y José Guirao, con un historial vinculado a Andalucía. Sánchez tiene además diversos andaluces en su Ejecutiva, como Paco Salazar, María Luisa Faneca, Ignacio López o Fernando Martínez, todos ellos con trayectorias críticas con el oficialismo andaluz. La entrada de un sanchista en la ejecutiva andaluza supone un hito en la apertura del PSOE de Díaz. El pragmatismo, tras años de un pulso que se ha revelado desastroso para el PSOE andaluz y para Díaz, se abre paso.

"Puestas en escena"

Cornejo insistió en negar que la salida de Jiménez y la entrada de Dobladez estén relacionadas. "No tienen absolutamente nada que ver", afirmó. Señaló que ya ha habido "puestas en escena" que demuestran que tanto San Vicente como Ferrar van "todos a una". Así se ha interpretado, por ejemplo, la asistencia de Díaz al pleno de investidura de Sánchez.

Este mismo lunes la dirección andaluza aprobó por unanimidad dar su apoyo a la estrategia de Sánchez para lograr la presidencia y evitar nuevas elecciones. y Cornejo insistió en que Ferraz ha recibido información puntual sobre todos los cambios acometidos. "Hace tiempo que tenemos relaciones fluidas", señaló Cornejo en la misma sala de prensa en la que, en el pasado, se han lanzado mensajes duros contra Sánchez.

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Rosa Aguilar

El relevo de Jiménez por Fiscal y la entrada de Dobladez no son los únicos cambios realizados por el PSOE en Andalucía. La exconsejera Rosa Aguilar, que fue alcaldesa de Córdoba con IU, asciende a portavoz adjunta del grupo parlamentario. De esta manera, la cúpula del grupo socialista en Andalucía está capitalizada por exmiembros de gobiernos de Díaz. Tanto Fiscal como Aguilar, el otro portavoz adjunto (Manuel Jiménez Barrios) y el secretario general del grupo (Rodrigo Sánchez Haro) han sido miembros del Gobierno andaluz con Susana Díaz como presidenta.

Los cambios, anunciados en la antesala del bajón político de agosto, disponen la maquinaria del PSOE de cara al curso que se iniciará en septiembre, cuando el Gobierno andaluz (PP-Cs) deberá acordar con Vox el presupuesto de 2020. Tras el verano se reincorporará también Teresa Rodríguez, líder de Podemos y de Adelante Andalucía.

Dos años después del congreso del PSOE andaluz en el que Susana Díaz cerró las puertas al sanchismo, la federación más numerosa del partido ha dejado de ser territorio comanche para los afines al secretario general, cuyo liderazgo y rumbo político ya no discute nadie. En julio de 2017, sólo dos meses después de su derrota ante Pedro Sánchez, Díaz se apresuró a renovar su liderazgo en el PSOE-A con un congreso marcado por los gestos de desconfianza hacia el nuevo líder, cuyos afines se quedaron fuera de la dirección. El PSOE no es una "sucursal" de Ferraz, advirtió Díaz entonces. Y sigue lejos de serlo. Pero las cosas, a pesar de que los recelos persisten y de que Ferraz sigue sin controlar el partido en Andalucía, han cambiado desde entonces.

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