Las Fuerzas de Seguridad tendrán en cuenta detalles como los posibles tatuajes de un agresor así como su vestimenta o su estética a la hora de elaborar los atestados sobre los denominados delitos de odio, según el nuevo protocolo policial con el que el Ministerio del Interior pretende afinar al máximo en su declarada persecución contra este tipo de comportamientos.
Así lo ha explicado este lunes el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, quien ha argumentado que este tipo de detalles podrán ser considerados como un indicio o un indicador a tener en cuenta. "Son muchísimos indicadores", ha dicho el 'numero dos' de Interior, quien ha glosado en rueda de prensa alguno de los criterios recogidos en este documento de uso interno de las fuerzas de seguridad.
Se tendrán en cuenta también la "percepción de la víctima o si ésta pertenecía a un grupo minoritario, la discriminación y odio por asociación, las expresiones o comentarios racistas, xenófobos, homófobos y cualquier otro comentario vejatorio contra cualquier persona o por su ideología".
Asimismo, se tendrá en cuenta la "propaganda, estandartes, banderas de carácter extremista o radical o que el incidente haya ocurrido dentro o en el entorno de un determinado lugar como un cementerio o lugar de culto o un establecimiento de un grupo minoritario". También "la relación del sospechoso con grupos ultras violentos, de manera particular en el ámbito deportivo, la aparente gratuidad de una agresión o la enemistad histórica".
"El discurso del odio genera violencia física", esa es la premisa de la que parte Interior para poner en marcha esta iniciativa, según palabras de Martínez, quien ha insistido, por ejemplo, en que la muerte del ultra del Deportivo de La Coruña el pasado 30 de noviembre en Madrid tras una reyerta entre radicales "es consecuencia del discurso del odio propagado con gran intensidad entre distintas generaciones". A su juicio este es el germen incluso de "prácticas tan abominables como el terrorismo o el genocidio".
Para ponerle freno ponen en marcha este protocolo de actuación contra los considerados delitos del odio, es decir, "todas aquellas infracciones penales o administrativas contra las personas por razones de su raza, etnia, religión, edad discapacidad orientación sexual o cualquier otro factor como las diferencias ideológicas".
Bajo esos parámetros, a lo largo del año 2013, se registraron un total de 1.172. La mayoría de ellos, 452 casos, fueron por la orientación sexual de la víctima, seguido por cuestiones racistas, 381 casos, y agresiones contra personas discapacitadas, 290 casos. En esos más de mil delitos de odio también hay agresiones por cuestiones religiosas, contra las personas sin recursos (mendigos) y delitos de antisemitismo.
Interior cree que hay más casos que no se conocen, muchas veces las víctimas no denuncian por miedo a represalias o por miedo a revelar su orientación sexual o religiosa. "Nuestra máxima prioridad es sacar a la luz todos los delitos de odio que se producen en España y ayudar a aquellas víctimas para que se sientan protegidas y denuncien", ha argumentado Martínez.
El protocolo también prestará atención a Internet, herramienta de la que se valen muchos grupos violentos para difundir su discurso del odio y se ha referido en concreto a las actividades del Estado Islámico (DAESH).
Preguntado acerca de si este nuevo protocolo también abordará los cánticos ofensivos en los campos de fútbol, el secretario de Estado ha explicado que ese tipo de actitudes en los recintos deportivos ya están reguladas por la Ley contra la Violencia en el Deporte.
En ese sentido, Martínez ha insistido en que lo necesario es que sean las actas de los coordinadores de seguridad de los estadios las que recojan esos cánticos a efectos de una posible sanción. "Ya se hacía, pero ahora la idea es que se haga con más esfuerzo y más precisión", ha zanjado.
Las Fuerzas de Seguridad tendrán en cuenta detalles como los posibles tatuajes de un agresor así como su vestimenta o su estética a la hora de elaborar los atestados sobre los denominados delitos de odio, según el nuevo protocolo policial con el que el Ministerio del Interior pretende afinar al máximo en su declarada persecución contra este tipo de comportamientos.