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La teoría de la conspiración... una década después

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La “absoluta certeza” de Aznar sobre la autoría de ETA de los atentados en los trenes aquel 11 de marzo de 2004 encendió la llama de una trama conspiratoria. De la mano del, por aquel entonces, presidente del Gobierno, junto al ministro del Interior, Ángel Acebes, el Partido Popular alentó con la ayuda del diario El Mundo y algunos otros medios,conscientemente o no, una teoría conspiratoria que hizo tambalear la deontología periodística y ensombreció aún más la tragedia.

A tres días de las elecciones generales, el PP trató de desvincular el atentado de cualquier teoría islamista que recordara a los ciudadanos su colaboración en la guerra de Iraq. La confusión y el desconcierto en las horas posteriores a la tragedia contribuyeron a construir la conocida “teoría de la conspiración del 11-M”. Esta tesis defendió durante años una versión alternativa a la oficial. En primera instancia señaló a ETA como principal y único responsable de la matanza. A medida que los argumentos para sostener esta idea se iban difuminando, comenzó a urdirse una trama que implicaba al PSOE y a los servicios de seguridad españoles y extranjeros, además de cargar contra las “lagunas” del sumario del juez Juan del Olmo.

Diez años después de la tragedia, José Emilio Trashorras, el hombre que suministró los explosivos utilizados en los atentados del 11-M y uno de los principales instigadores de la conjuración contra ETA, se desdice de sus múltiples declaraciones. En una entrevista ofrecida al diario El Confidencial, el exminero confesó que “no tenía fundamentos” para decir que la organización terrorista estuviera detrás del atentado perpetrado en la estación madrileña el 11 de marzo de 2004.

La sentencia del Tribunal Supremo del 17 de julio de 2008 zanjó todas las hipótesis y teorías conspirativas que aún circulaban en torno a la autoría de la matanza y dejaba de lado la pregunta cui prodest? (¿a quién beneficia?) reivindicada de manera constante por Pedro J.Ramírez, exdirector de El Mundo. El periodista admitió hace unas semanas en el programa de la Sexta, Salvados, que veía “improbable la participación de ETA” en el 11-M, a pesar de no lo descartarlo.

Una década después del atentado en el que perdieron la vida 191 personas y 1.856 resultaron heridas, infoLibre recopila los mitos e hipótesis que fraguaron la teoría de una conspiración.

“Ha sido ETA”

Al mediodía del 11 de marzo de 2004, José María Aznar llamó a los directores de los principales medios de comunicación afirmando que tenía la “absoluta certeza” de que ETA era responsable del atentado de Atocha. Pocos fueron los informativos y diarios que pusieron en duda las palabra del, por aquel entonces, presidente del Gobierno.

Distanciándose del discurso del Ejecutivo, Arnaldo Otegi, líder en aquel momento de Batasuna, aseguró públicamente que la banda terrorista no estaba relacionada con la masacre de Atocha. Con posterioridad, sería la propia organización armada quien se desvincularía de los acontecimientos.

A medida que surgieron nuevas pistas y se ponía en marcha una línea de investigación que apuntaba a una célula terrorista de carácter islamista como responsable de la matanza, el grueso de los medios se desdijo de la acusación a ETA. Sin embargo, desde la cúpula del diario El Mundo, la cadena COPE, Libertad Digital conducida por Federico Jiménez Losantos, y Telemadrid se alimentó la teoría de la conspiración que no sólo señalaba a ETA como principal responsable de los atentados, sino que alertaba de una conspiración urdida por el PSOE y auspiciada por los servicios de seguridad nacionales y extranjeros.

José Emilio Suárez Trashorras, el exminero que facilitó los explosivos a la célula islamista, se convirtió en el principal altavoz de la teoría de la conjuración. Trashorras llegó a afirmar que él era “una víctima de un golpe de Estado que se ha tratado de encubrir detrás de las responsabilidades de un grupo de musulmanes”. El cómplice de los atentados señaló también que existía una vinculación entre el terrorista islamista Jamal Ahmidan, 'El Chino', y ETA.

Las páginas de El Mundo se valieron de las declaraciones del exminero para sustentar su teoría conspirativa. Sin embargo, las afirmaciones de Trashorras perdieron credibilidad cuando en 2006 el diario El País hizo pública una conversación de éste con sus padres en la que aseguraba que “mientras El Mundo pague, si yo estoy fuera, les cuento la Guerra Civil española”El Mundo.

En 2011, el coautor de los atentados confesó a El Confidencial que había suministrado los explosivos a la célula islamista. Tan sólo hace unos días, reconocía al mismo medio que “implicar a ETA en el 11-M fue una tontería” y que su objetivo era “generar confusión”.

El diario dirigido en aquella época por el periodista Pedro J. Ramírez salía a los quiscos con titulares como "Interior falsificó un documento para ocultar al juez lazos entre el 11-M y ETA". Crónicas e informaciones que sembraron dudas y reforzaron teorías, ahora, desmentidas. En septiembre del 2006, el juez Baltasar Garzón imputó por presunto delito de falsedad en documento oficial a los tres peritos de la policía, Manuel Escribano, Isabel López Cidad y Pedro Manrique, que reconocieron haber falsificado los documentos que vincularon a ETA con los atentados del 11-M. 

"LA GUERRA SUCIA DEL PSOE"

El 14 de marzo, tan sólo 72 horas después de los atentados, José Luis Rodríguez Zapatero ganó las elecciones generales. La gestión de la tragedia de Atocha dio un vuelco a la realidad política. Comenzó entonces una nueva conspiración que apuntaba que “la versión oficial difundida por el Gobierno de Zapatero y la mayoría de la Comisión parlamentaria constituía una mentira de inmensas dimensiones teñida con la sangre de las víctimas del 11-M”. A estas declaraciones del periodista César Vidal se suma Los Enigmas del 11-M, una obra de Luis del Pino, colaborador en la COPE, en El Mundo y en el diario Libertad Digital, en la que se sostiene esta hipótesis.

A través de su blog en Libertad Digital, Luis del Pino consiguió popularizar sus tesis conspiratorias. Aseguró que los presuntos terroristas detenidos días después de los atentados no estaban relacionados con la tragedia, acusó a los medios de promover una intoxicación informativa y afirmó que la única y verdadera finalidad del 11-M era derrocar al Gobierno del PP

Para César Vidal, "los atentados del 11-M y la campaña orquestada con posterioridad por algunos medios y personajes de relevancia habían dado la vuelta a la campaña electoral". Para sustentar esta tesis, ambos personajes mediáticos se sirvieron de teorías e ideas fundamentadas en una lectura manipulada de la sentencia del Tribunal Supremo.

La pantomima de Mondragón y la mochila de Vallecas

El diario El Mundo publicó que la furgoneta Renault Kangoo encontrada en Alcalá de Henares el 11 de marzo estaba vacía. Sin embargo, dos días después aseguró que en su interior se hallaba una tarjeta de la corporación industrial vasca Mondragón. Para el periódico, se trataba de una prueba irrefutable de la conexión de ETA con el atentado.

Los policías que declararon ante el magistrado Del Olmo aseguraron que no encontraron ningún documento ni distintivo del consorcio vasco en el interior de la furgoneta.

La hipótesis a este respecto apuntaba que la policía había colocado en la furgoneta detonadores y resto de Goma 2 para reforzar la teoría oficial. Sin embargo, el dueño del vehículo robado reconoció como suyos los enseres encontrados: una tarjeta de la imprenta Gráficas Bilbaínas y una cinta musical de la Orquesta Mondragón. Asimismo existen fotos del registro del mismo día 11 de marzo que demuestran que los detonadores y el resto de explosivo se hallaban dentro de una bolsa, en un cajón bajo los asientos delanteros.

Una nueva teoría conspiratoria apuntaba que la mochila bomba encontrada y desactivada en Vallecas era diferente a las localizadas en la estación de Atocha. Los defensores de esta idea afirmaban que mientras la mochila encontrada en el distrito madrileño contenía metralla, las detonadas en los trenes de cercanías no.

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Para sustentar esta suposición, apuntaban que las autopsias realizadas a los 191 fallecidos y en la exploración médica de los centenares de heridos no se habían encontrado restos de metralla. Esta tesis fue desmontada tras la primera revisión de las autopsias: 50 de las víctimas presentaban metralla en sus cuerpos, al igual que numerosos heridos.

La refutación de esta teoría urdida por los conspiradores fue subrayada el 7 de abril de 2004 por un técnico en materiales de Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles (CAF). "Es evidente la acción de la metralla en las zonas contiguas a la explosión: papeleras metálicas, respaldos de asientos", aseguró.

Una década después de los atentados del 11-M, las principales teorías e hipótesis conspiratorias han sido desmontadas en los tribunales y en las diferentes comisiones de investigación.

La “absoluta certeza” de Aznar sobre la autoría de ETA de los atentados en los trenes aquel 11 de marzo de 2004 encendió la llama de una trama conspiratoria. De la mano del, por aquel entonces, presidente del Gobierno, junto al ministro del Interior, Ángel Acebes, el Partido Popular alentó con la ayuda del diario El Mundo y algunos otros medios,conscientemente o no, una teoría conspiratoria que hizo tambalear la deontología periodística y ensombreció aún más la tragedia.

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