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23J | Elecciones generales

Las tres mentiras sobre Marcial Dorado que persiguen al líder del PP hasta las urnas

Marcial Dorado Baúlde y Alberto Núñez Feijóo navegan en el verano de 1995 por la ría de Vigo, en una foto publicada por 'El País'.

La sombra de la relación, nunca explicada en todos sus extremos, entre el narcotraficante Marcial Dorado y Alberto Núñez Feijóo ha terminado proyectándose en la recta final de la campaña del 23J. El candidato a la presidencia mintió al menos tres veces sobre su relación con Dorado y nunca ha respondido por ello. 

La historia de Feijóo y el contrabandista, que apareció en la primera página del diario El País hace diez años y sigue hoy plagada de incógnitas, ha vuelto a la agenda pública de la mano de la candidata de Sumar, la también gallega Yolanda Díaz, que lleva días exigiéndole explicaciones. En parte es culpa de su protagonista, que decidió dar por zanjado el asunto a las primeras de cambio cuando el escándalo se hizo público en el año 2013 sin aclarar nunca las contradicciones y explicaciones inverosímiles en las que se envolvió para taparlo.

No fue una fotografía a bordo de un barco. Fue una estrecha amistad lo que el hoy candidato del PP mantuvo en los años noventa con Dorado, cuando el primero ocupaba destacados puestos en la administración de la Xunta y el segundo ya era muy conocido por sus actividades ilegales.

De la cercanía entre ambos no hay duda, a pesar de que en un principio el hoy líder de la derecha española intentó negarlo. Feijóo acudía con frecuencia a pasar fines de semana en la mansión de Dorado en A Illa de Arousa (Pontevedra) y en ocasiones lo acompañaba en su yate por las rías gallegas, como acreditan las fotos de mediados de los noventa publicadas por El País. Ambos compartieron comidas, excursiones a la montaña, viajes a Cascais (Portugal), Ibiza y Picos de Europa, y la celebración de la Nochevieja como solo dos buenos amigos pueden hacerlo. Actividades todas ellas que Feijóo, según sus propias palabras, no recuerda quién pagó.

Un protagonista de la ‘Operación Nécora’

Y eso que en aquellas fechas Marcial Dorado ya era un personaje muy conocido porque había sido detenido dos veces. La primera en 1983, en la primera gran redada contra el contrabando de tabaco, y la segunda en 1990, en el marco de la famosa Operación Nécora contra el narcotráfico.

Es verdad que en la época en la que Dorado y Feijóo eran amigos, al menos entre los años 1994 y 1996, el arousano no había sido condenado por tráfico de drogas, pero sí era de dominio público que había sido investigado por contrabando y blanqueo de capitales, algo que es comprobable repasando los periódicos de la época.

Para entonces tampoco era ningún secreto la transición que los capos del contrabando habían iniciado hacia el negocio de las drogas. Pero Feijóo se escuda en la ignorancia: "En aquel momento no había Google ni todas estas cosas para conocer el origen de todas las personas que vamos conociendo en la vida".

En sus primeras y únicas explicaciones sobre este caso —enseguida decidió no someterse más al escrutinio de la prensa para evitar errores, revelaciones y contradicciones—, Feijóo dijo ignorar a qué se dedicaba Marcial Dorado para ganarse la vida, a pesar de la opulencia de sus propiedades y de sus antecedentes policiales, que la prensa había aireado profusamente. No sabía nada sobre su pasado ni sobre su actividad. Ni se hizo pregunta alguna al respecto, aseguró.

“Sí lo sabía”

Esa es la primera de las mentiras que acompañan a Feijóo en este asunto. Tiempo después, en el año 2020, admitió que sí lo sabía. Fue en una entrevista en el programa Salvados (La Sexta), entonces presentado por el periodista Jordi Évole: “Es evidente que en Galicia se sabía” quién era Dorado, confesó. “Había personas que se habían dedicado al contrabando de tabaco; sí lo sabía. Pero de un asunto pendiente con la justicia, jamás tuve conocimiento”, se excusó.

Entonces también aceptó que lo que tenía con Dorado era una amistad, a pesar de que años antes lo había negado asegurando que no eran más que “simplemente unas fotos”. “He tenido amistad con esta persona”, aseguró por fin. Esa es la segunda mentira.

De quien siempre admitió ser amigo es de la persona que los presentó, Manuel Cruz, un chófer de la Xunta que según el Servicio de Vigilancia Aduanera era el hombre de paja del capo arousano, el que gestionaba para Dorado gasolineras y algunas sociedades pantalla y que nunca pudo ser juzgado porque falleció en un accidente de coche en 1999. Su entierro fue precisamente la última vez que, según Feijóo, el hoy candidato del PP coincidió físicamente con Marcial Dorado.

Esta es la tercera mentira, porque aunque Feijóo siempre dice que cortó su relación con el narcotraficante en el año 1997, un juez confirmó hace diez años que existían pruebas de conversaciones telefónicas entre ambos grabadas durante unas pesquisas policiales que comenzaron en el año 2001, lo que demuestra que la relación duró más tiempo. De hecho, el propio Marcial Dorado asegura que se mantuvo viva hasta 2003.

“Fotos difíciles de explicar”

Son “unas fotos difíciles de explicar”, reconoció Feijóo en La Sexta. Tanto que a día de hoy muchos aspectos de aquella relación siguen sin haber sido aclarados. Como por ejemplo, por qué preguntó al chófer de la Xunta si era el testaferro de Dorado teniendo en cuenta que, según sus propias palabras, no sabía que su amigo arousano se dedicaba a actividades ilícitas.

Tampoco ha aclarado el presidente del PP cómo es posible que el delegado del Gobierno en Galicia de la época le advirtiese, en 2003, de que esas fotos habían sido halladas en el transcurso de un registro en casa de Dorado en el marco de una investigación sujeta a secreto de sumario. Entonces le pareció lo más natural del mundo semejante filtración, pero ahora considera un gravísimo “chivatazo” que, según él, el PSOE supiese antes que nadie de la existencia del caso Mediador, en el que está involucrado un exdiputado socialista canario.

Pendiente de aclarar siguen también los contratos que la Xunta firmó con las empresas de Marcial Dorado. Entonces Feijóo repitió hasta en tres ocasiones la misma frase: "Ni firmé, ni decidí ni hice ningún tipo de contrato con la persona que aparece en las fotografías". En estas tres ocasiones se cuidó mucho de utilizar la primera persona del singular, sin aclarar si los organismos de la administración sanitaria en los que desempeñó su actividad por aquellos años –el Servicio Galego de Saúde o la Consellería de Sanidade– tuvieron algún vínculo con Dorado. La Xunta nunca facilitó aquellos contratos. Jamás se supo a ciencia cierta si fueron destruidos o si desaparecieron en una inundación.

“Malas compañías”

De aquella relación queda también pendiente de aclarar cuál es la medida de las responsabilidades políticas que tiene el candidato del PP a la Presidencia del Gobierno. Porque fue el propio Feijóo el que en 2009 pidió la dimisión del entonces vicepresidente de la Xunta, el nacionalista Anxo Quintana, por unas fotos en las que aparecía a bordo del yate de un constructor. Quintana, decía Feijóo por aquellas fechas, debía dimitir porque “el Gobierno no se puede fotografiar con malas compañías”.

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Y eso es lo que era Marcial Dorado cuando Feijóo salía a navegar y compartía una estrecha amistad con él. El propio narcotraficante lo explicó en una entrevista en televisión en la que confirmó que no hay otra manera de entender la relación que tuvieron “si duermes en mi casa” y “si mi mujer te hace el desayuno”.

La relación entre ambos se inició en 1994, justo cuando el narcotraficante comenzó a recibir contratos de la Xunta. Primero una concesión administrativa para montar una estación de servicio de suministro de carburantes líquidos. Después, a través de la sociedad Xatevin, SL, vinculada con Dorado, recibió dos contratos de la Xunta en el año 1995. Después llegarían otros a través de Efectos Navales Arousa en 1997 y de las sociedades Mitulo (1997) y la Inmobiliaria Marli, SL (1998), todas ellas vinculadas al narcotraficante. Feijóo no era entonces un funcionario sin responsabilidades públicas, sino un destacado alto cargo en las administraciones del PP. Primero de la Xunta de Galicia, tanto en la Consellería de Sanidade como en la de Agricultura, siempre de la mano de su mentor, José Manuel Romay, y luego en los gobiernos de Aznar, donde ocupó los cargos de máximo responsable del Insalud y de Correos.

Uno de los barcos de Dorado en los que se paseaba Feijóo, el mismo que aparece en las imágenes de ambos, se llamaba Menkalina, tenía 12 metros de eslora y lo patroneaba José Antonio Devesa, condenado por tráfico de drogas. Pero no fue el único en el que el candidato del PP disfrutó del mar: durante un viaje a Ibiza en 1997 Dorado y Feijóo navegaron juntos en el Oratus (con una eslora de 21,4 metros), otra de las embarcaciones que, al igual que el Menkalina, acabaron decomisadas por la Audiencia Nacional. El Oratus llegó a ser investigado por Aduanas en una de sus travesías a Baleares al sospechar que estaba siendo utilizado para trasladar droga.

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