En el PSOE no hay una batalla pendiente, puede haber hasta 17: las primarias son sólo la primera, pero tras la elección del nuevo líder el 21 de mayo y la celebración del 39º Congreso Federal los días 17 y 18 de junio vendrán los cónclaves regionales, que se celebrarán como máximo 60 días después del federal –aunque agosto es inhábil según el reglamento de congresos, así que no cuenta para esos cálculos–. En esas citas se juegan su continuidad los presidentes autonómicos –todos alineados con Díaz, salvo la balear Francina Armengol– y el resto de barones autonómicos.
Algunos afines a la presidenta de la Junta creen que Sánchez, para ser "honesto" con los militantes llamados a las urnas, debe "aclarar" antes de la votación de las primarias si, en caso de ganar, promoverá candidaturas alternativas a los actuales dirigentes. Sin embargo, el comentario generalizado es que sería "completamente disparatado" por parte del ex secretario general poner en riesgo a los presidentes autonómicos sólo para colocar a mandatarios de su cuerda.
El argumento es que sería un "riesgo" teniendo elecciones a la vista en menos de dos años. No en vano, los comicios locales y autonómicos son los primeros previstos, salvo que Rajoy decida un adelanto electoral. Si Sánchez tratase de imponer a dirigentes afines en los congresos regionales, razonan estos susanistas, pondría en peligro la unidad interna y quizá los ejecutivos autonómicos. Eso, a su vez, empeoraría las perspectivas del propio Sánchez para enfrentarse como candidato a las próximas generales.
Entre los seis presidentes autonómicos afines a Díaz, hay dos que salieron especialmente tocados de la fase de avales de las primarias: aunque Ferraz no desglosó de forma oficial la procedencia de las firmas validadas a cada aspirante, Díaz y Sánchez sí ofrecieron datos de los avales entregados, que reflejan que este último se impuso en Asturias –por 2.435 a 3.100– y la Comunitat Valenciana –5.313 contra 8.105–, donde gobiernan Javier Fernández y Ximo Puig.
En el caso del presidente asturiano, fuentes de distintos sectores barajan la posibilidad de que no repita en el cargo por voluntad propia. En el del valenciano, y pese a que cuenta con cierta oposición interna, afines a Díaz creen que "no debería tener ningún problema para seguir, si él quiere". El propio Puig señaló hace algunos días que "en absoluto" cree que peligre su cargo por defender a la aspirante andaluza. "Continúo pensando que esa es la mejor alternativa para los valencianos", agregó.
Otra cosa es, dicen cargos próximos a Díaz, lo que suceda en los territorios donde el PSOE no gobierna: allí es más fácil que haya cambios. Si la presidenta de la Junta gana las primeras, razonan estas fuentes, es posible que barones como el castellanoleonés Luis Tudanca no sigan en el cargo. Y, si se impone Sánchez, es factible que algunas disputas por los liderazgos autonómicos puedan decantarse a su favor. El exlíder se impuso en avales a Díaz, por ejemplo, en las dos federaciones donde una gestora pilota el partido –Galicia y Canarias– y donde, por tanto, habrá necesariamente una nueva dirección.
Los 'sanchistas' descartan la guerra
Fuentes de la dirección del equipo de Pedro Sánchez rechazan "entrar como elefante en cacharrería" en los congresos autonómicos. "Más aún cuando hay gobiernos e instituciones de por medio", razona uno de los hombres fuertes de la campaña, que deja claro que en sus planes no está "desestabilizar gobiernos" para relevar a barones críticos con el exlíder. El único relevo que considera probable es el de Javier Fernández, pero siempre que sea por voluntad del propio presidente asturiano.
Esta misma fuente sostiene que la idea de que los sanchistas pretenden "cargarse" a los presidentes autonómicos es un "simple rumor" de "los de Susana" para debilitar a Sánchez. Además, admite que hay territorios donde, incluso si quisieran, los afines a Sánchez no están "en condiciones" de plantear "ninguna alternativa". "No tenemos ninguna maniobra prevista por ahora. Por ahora no estamos en eso, estamos en ganar el 21. Ni siquiera estamos planificando los congresillos [los congresos provinciales, donde se elige a los delegados al congreso federal]", dice.
La clave, a juicio de otra dirigente regional del equipo de Sánchez, es si los barones están dispuestos a "ponerse detrás del secretario general o no". Su pronóstico es que "asumirán los resultados" y no organizarán una oposición interna y sistemática a Sánchez, pero en todo caso opina que depende de ellos. "Si Susana pierde, [los secretarios generales que la apoyan] no van a poder seguir así y querrán llegar acuerdos. Si deponen las hostilidades, llegaremos a acuerdos. Si no, al final los más perjudicados acabarán siendo ellos mismos", sostiene otra fuente de la candidatura.
Este último cargo opina que, de hecho, la unidad "es más fácil con Pedro que con Susana", porque si la presidenta de la Junta se impone en las primarias "nada le impedirá gasear a los cuatro disidentes". "Con ella la unidad es imposible. Pondrá la apisonadora en marcha y no habrá unidad", pronostica.
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López reclama integración
El tercer candidato en discordia, Patxi López, apela finalmente a la unidad y la integración el día después. En su entorno creen que, si Sánchez pierde, eso precipitará al ex secretario general hacia el final de su trayectoria política y que, incluso si gana, no intentará provocar un terremoto en los congresos regionales, porque muchos militantes que sí le respaldan en su intento de reconquistar Ferraz no estarían tan dispuestos a ir contra presidentes autonómicos.
En una entrevista este jueves, López dijo que el PSOE irá hacia "el suicidio colectivo" si persiste "el enfrentamiento" dentro del partido y no hay un "proyecto de izquierdas claro y nítido". "Ya no vale con eso que dicen todos de que hay que ser leal con el que gane. Vale, hay que ser leal con el que gane, por supuesto, pero también hay que saber integrar al que no gane porque, en este momento, nuestro objetivo y obligación es que el cien por cien de los socialistas estemos juntos", zanjó.
En el PSOE no hay una batalla pendiente, puede haber hasta 17: las primarias son sólo la primera, pero tras la elección del nuevo líder el 21 de mayo y la celebración del 39º Congreso Federal los días 17 y 18 de junio vendrán los cónclaves regionales, que se celebrarán como máximo 60 días después del federal –aunque agosto es inhábil según el reglamento de congresos, así que no cuenta para esos cálculos–. En esas citas se juegan su continuidad los presidentes autonómicos –todos alineados con Díaz, salvo la balear Francina Armengol– y el resto de barones autonómicos.