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Ucrania, las reglas fiscales o el ascenso ultra: claves de la Presidencia española de la UE

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La Unión Europea se encuentra en una fase magmática. A las puertas de unas cruciales elecciones continentales en junio del año que viene, con una guerra en el continente y con el ascenso cada vez más fuerte de la ultraderecha en instituciones nacionales y regionales. Después, además, de una dura pandemia y el despliegue de mecanismos que hace años parecían imposibles como los millonarios fondos Next Generation.

Y con esta mapa geopolítico asume desde este sábado España la Presidencia rotatoria y semestral de la UE. Un país con un marcado carácter europeísta, pero que se encuentra atrapado en estos momentos en la dinámica electoral para el 23 de julio. No era el tiempo político diseñado por La Moncloa, pero el golpe del 28 de mayo desbarató todo y ha llevado a las urnas. 

A pesar del factor electoral, al Gobierno le ha pillado con los deberes hechos para este semestre, como indican fuentes del Ejecutivo: “Todo estaba preparado”. La Moncloa llevaba mucho tiempo trabajando en la Presidencia, con un jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, totalmente volcado, ya que le da la máxima importancia a la política internacional. Durante esos meses, incluso, hizo tres minigiras para preparar el terreno y conocer de primera mano los posibles puntos de acuerdo y las divergencias entre países.

Los objetivos de Sánchez

El Gobierno español ha puesto sobre la mesa cuatro grandes prioridades para esta Presidencia: impulsar la reindustrialización de Europa, avanzar en la transición ecológica, consolidar el pilar social y reforzar la unidad europea. Sánchez ha tratado durante estos meses con los líderes europeos esa idea de “autonomía estratégica” después de comprobar que durante la pandemia en Europa, por ejemplo, no había capacidad de producir mascarillas.

Por eso, dentro del marco de multilateralismo y del comercio internacional, se quiere impulsar al continente, con un trabajo de una década, como un referente de producción de energía renovables, de electrolizadores, de servicios de conectividad digital, de robótica avanzada, de biofertilizantes y de productos farmacéuticos de última generación. Y Sánchez también quiere unir este tema también a una “apertura estratégica”, con la intención especialmente de potenciar las relaciones del continente con Latinoamérica. Por eso, se mima mucho la cumbre que se celebrará los días 17 y 18 de julio en Bruselas (no se producía una reunión de tan alto nivel de este espacio desde 2015) entre la UE y América Latina.

La guerra de Ucrania sigue siendo el principal componente de preocupación internacional de la UE con Bruselas apoyando a Kiev. Un conflicto bélico con consecuencias económicas en todo el continente, como evidencian los datos de inflación, pero también supone una afrenta de valores de Rusia contra los propugnados por la Unión. Sánchez arranca precisamente este sábado la Presidencia con un viaje a Kiev para reunirse con el líder ucraniano, Volodímir Zelenski. Su intención es, señalan fuentes del Gobierno, “visibilizar el apoyo sin fisuras a Ucrania de la UE en todos los campos: militar, humanitario y económico”.

“La guerra de agresión de Rusia contra Ucrania y sus consecuencias será una prioridad durante el semestre español. Reforzaremos el compromiso con la estabilización, la recuperación y reconstrucción de Ucrania. Estaremos al lado del pueblo ucraniano el tiempo que sea necesario”, ahondan desde La Moncloa.

Las grandes pruebas: la migración y las reglas fiscales

Otro de los grandes asuntos que tendrán a España en un papel esencial durante este semestre es el pacto europeo de migración y asilo. Durante estos meses, Sánchez comprobó en sus conversaciones con los líderes que hay intención de lograr un acuerdo, pero se deben conjugar muchos factores y acercar posturas. El presidente siempre apuesta por una estrategia que combine “solidaridad y responsabilidad”. Los principales obstáculos los están poniendo en estos momentos los gobiernos de Hungría y Polonia. La Comisión Europea, no obstante, ha mostrado su confianza en que salga adelante por la “abrumadora mayoría” durante la Presidencia española.

En el terreno económico España tiene como principal reto en estos seis meses propiciar un gran acuerdo sobre las nuevas reglas fiscales. La pandemia y las consecuencias de la guerra ha hecho que muchos países hayan tirado de endeudamiento para sacar adelante medidas y ayudas sociales. Ahora la Unión Europea quiere sanear las cuentas y poner orden tras suspender esas reglas. La meta es que a partir de enero del año que viene se restablezca el pacto por la estabilidad y el crecimiento. Por el momento, hay un fuerte choque entre Alemania y Francia por este tema, con los germanos presionando para ser más severos mientras Emmanuel Macron apuesta por una mayor flexibilidad para que haya grandes inversiones. El papel mediador recae, por tanto, especialmente en la vicepresidenta primera española y titular de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, que pretende tender puentes y que no vuelvan “las trincheras del pasado”, que rompieron en dos la UE durante la crisis financiera de 2008.

España celebra en el primer mes de su Presidencia elecciones nacionales, algo que le sucedió, por ejemplo, a Francia el año pasado. Por lo tanto, una de las grandes incógnitas es qué Gobierno acabará el semestre. La coalición y el PP han chocado con la organización con críticas constantes de Alberto Núñez Feijóo contra Sánchez por supuestamente no informarle. En cambio, el lamento en La Moncloa y en Ferraz es que Génova ha torpedeado constantemente a España intentando utilizar las instituciones europeas.

El ascenso ultra en toda Europa

A España se mira con atención por parte de todo el continente. Es el gran bastión de las izquierdas y su influencia es importantísima en estos momentos, alineada principalmente con las socialdemocracias de Alemania y Portugal, ahora en el poder, y con buenas relaciones con Francia. Los conservadores se han fijado conseguir Madrid para tener a partir de ahora ahí el Gobierno de derechas más importante en población. Dentro de la propia derecha europea ha habido enfrentamientos por la posición que debía tomar Bruselas respecto a Sánchez (Ursula Von der Leyen es una aliada desde la Comisión, mientras Manfred Webber ha orquestado ofensivas contra el Ejecutivo de coalición a través de su liderazgo en el PPE). También La Moncloa es una experimento de los conservadores en todo el continente con un posible pacto con la ultraderecha (una opción que gana enteros en el PP europeo tras años de cordón sanitario impulsado por Angela Merkel). 

El ascenso de la ultraderecha es una realidad política en estos momentos en la UE. Hace una semana Finlandia estrenaba el gobierno más de derechas de su historia tras la etapa progresista liderada por Sanna Marin. El Ejecutivo ha prometido fuerte recortes en el gasto público y menos inmigración, en tanto que la ultraderecha se ha hecho directamente con siete ministerios (algunos de la importancia de Economía, Finanzas, Justicia e Interior).

También se sigue con mucha atención en Bruselas el ascenso de la ultraderecha en Alemania, que será un factor clave en todas las políticas continentales. La AfD se ha impuesto recientemente en el distrito de Sonneberg, en el sur de Turingia, lo que le convierte en la primera administración en este país que ya está en manos de los ultras. No funcionó el intento de cordón sanitario en la segunda vuelta, donde todos los partidos pidieron el voto en contra de esa formación. Los analistas locales focalizan el crecimiento de la Afd (que ya es la segunda fuerza en las encuestas a nivel nacional) en el descontento que hay con la coalición liderada por el socialdemócrata Olaf Scholz.

Sánchez se reunirá con Zelenski en Kiev este sábado en el primer día de la presidencia española de la UE

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El mayor poder de la ultraderecha en estos momentos está en Italia, donde gobierna Georgia Meloni, con una política muy dura con la inmigración y que ha empezado una ofensiva contra los hijos de las parejas homosexuales. Roma está muy atenta a Madrid, ya que tiene hilo directo con Santiago Abascal y espera aires ultras en La Moncloa para hacer fuerza en la UE.

España encara la Presidencia en plena escalada de Vox en las instituciones gracias a los pactos con el Partido Popular. Los de Santiago Abascal han conseguido ya las presidencias de los parlamentos de la Comunidad Valenciana, Baleares y Aragón. Y tienen garantizada ya su presencia en los gobiernos de Extremadura y la Comunidad Valenciana. En esos acuerdos han logrado imponer la eliminación del término violencia machista, por ejemplo. Si se cumplen las encuestas, el PP necesitaría a Santiago Abascal, con la posibilidad de que por primera vez la ultraderecha entre en el Ejecutivo.

Tras participar en Bruselas el viernes en el Consejo Europeo, Pedro Sánchez reveló que líderes de la UE le habían trasladado que estaban “sorprendidos y contrariados con la involución que se está produciendo en ciertos debates en los que España hasta el 28M había sido un ejemplo”. “Ahora mismo estamos siendo un contraejemplo”, apostilló, antes de reconocer que le producía “sonrojo” ver la retirada de banderas LGTBi.

La Unión Europea se encuentra en una fase magmática. A las puertas de unas cruciales elecciones continentales en junio del año que viene, con una guerra en el continente y con el ascenso cada vez más fuerte de la ultraderecha en instituciones nacionales y regionales. Después, además, de una dura pandemia y el despliegue de mecanismos que hace años parecían imposibles como los millonarios fondos Next Generation.

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