La despedida del Congreso de los Diputados antes de su disolución anticipada no ha podido ser más bronco y anticipa una campaña electoral cargada de crispación. En la última sesión de control al Gobierno, en realidad la segunda de una legislatura extremadamente corta y condicionada por el parón vacacional, el presidente en funciones, Pedro Sánchez, respondió a preguntas de Pablo Casado, el líder del PP, y de Gabriel Rufián, el portavoz de Esquerra.
Casado acusó al líder del PSOE de haber querido siempre ir a elecciones y le advirtió de que “las carga el diablo”. Sánchez, afirmó. representa la “incapacidad más fatua, la nada con sifón”. “Si no puede gestionar su investidura, difícilmente puede gestionar España”, le reprochó. Ahora “ya tiene lo que quería y el PP estará la altura para recuperar el rumbo de una nación que a usted le queda grande”.
En su respuesta, y en un tono irritado —que las interrupciones y los gritos de los diputados de la oposición no hicieron más que estimular—, Sánchez tubo para todos y, un día más, acusó a PP, Ciudadanos y Unidas Podemos de haber bloqueado la legislatura y la formación “del único Gobierno posible” en un “momento crítico para España”, en pleno “enfriamiento económico” y a las puertas de la sentencia del procés.
Los tres son, en su opinión, responsables de la repetición de elecciones, Casado por “falta de sentido de Estado”, Rivera por “irresponsabilidad” e Iglesias por “dogmatismo”. El 10 de noviembre, remató, como hizo el martes desde Moncloa, “espero que los españoles den una mayoría más rotunda al PSOE para que ustedes, Casado, Rivera e Iglesias, no tengan capacidad de bloquear” la formación de un Gobierno progresista.
En la misma sesión, el portavoz de Esquerra, Gabriel Rufián, que durante meses trató de favorecer un acuerdo entre el PSOE y Unidas Podemos, no ahorró reproches al presidente. “La gente esta hasta los bemolesbemoles de todos nosotros. ustedes han demostrado que son a la negociación lo que Vox al feminismo”. Ha intentado “pactar con quien nos llama banda, con la derecha que prometio frenar”, criticó, mientras tenían a Unidas Podemos “durante meses donde querían, en platós de la tele quejándose, con razón”.
En campaña, recordó, “hicimos una pregunta: ¿qué señor Sánchez nos encontraremos? Ya lo sabemos, el del 155”. “Lo digo con pesar: cuando más fuertes son, más se acercan a la derecha. Han perdido una oportunidad histórica”.
Sánchez optó por ceñir la respuesta a la situación en Cataluña. Y lo hizo para lanzar una advertencia: “Vamos a defender siempre el diálogo y la convivencia. Pero no se equivoque: s la Generalitat hace cualquier intento de violentar el Estatuto y la Constitución, el gobierno aplicará cualquier articulo de la Constitución para defender la integridad territorial”.
La despedida del Congreso de los Diputados antes de su disolución anticipada no ha podido ser más bronco y anticipa una campaña electoral cargada de crispación. En la última sesión de control al Gobierno, en realidad la segunda de una legislatura extremadamente corta y condicionada por el parón vacacional, el presidente en funciones, Pedro Sánchez, respondió a preguntas de Pablo Casado, el líder del PP, y de Gabriel Rufián, el portavoz de Esquerra.