Echaron el cierre el pasado 22 de marzo. Ese domingo, todos los Servicios de Urgencia de Atención Primaria (SUAP) de Madrid dejaron de funcionar. Todo el país, y sobre todo la capital, comenzaban las semanas más duras de la pandemia de covid-19 que ha sacudido al planeta entero. Se necesitaban refuerzos en aquellos centros que más pacientes acogían y el macro hospital de Ifema acababa de abrir sus puertas hacía apenas tres días. Así que la estrategia fue la siguiente: los SUAP echaron el cierre y sus trabajadores se trasladaron al hospital de campaña construido a contrarreloj para hacer frente a la enfermedad. Estuvieron allí trabajando todas las noches hasta que también se cerraron sus puertas el pasado 1 de mayo. Sin embargo, en ese momento no volvieron a su puesto de trabajo habitual. Los SUAP van a cumplir dos meses cerrados y, según las organizaciones y el propio Summa 112, no hay una fecha en el calendario que indique cuándo abrirán. Empieza la desescalada y este servicio, también parte de la atención primaria, ha desaparecido. "Madrid quiere pasar de fase a coste cero, y eso es imposible. La sanidad necesita refuerzos", critica Rosa López, enfermera y vicepresidenta del sindicato SummAT.
Los SUAP cumplen una labor fundamental. Cuando la atención primaria cierra, ellos abren. Ofrecen un servicio de urgencia desde los centros de salud a quienes la requieran en mitad de la noche, en un fin de semana o en un día festivo. O simplemente, atienden los servicios que la atención primaria programa para cada día cuando esta descansa. Por eso son "imprescindibles" en aquellas poblaciones madrileñas que no disponen de un hospital cercano, según explica Julián Ordoñez, responsable de sanidad de FESP-UGT en Madrid. "Son esenciales en muchos núcleos porque tenemos una Comunidad muy grande, muy extensa, con mucha población y con muchas diferencias entre los lugares en los que viven", explica. Pero no se ha reabierto ninguno de los 37. La mayoría de ellos —20, en concreto— están en Madrid, pero otros muchos se encuentran en municipios de la Comunidad como Fuenlabrada, Móstoles, Leganés o Getafe.
Ninguno atiende a nadie desde aquel domingo de marzo. Sus trabajadores, en lugar de Ifema, han pasado a realizar visitas a domicilio. "Ahora el Summa 112 solo dispone de dispositivos móviles. Tiene los que había ya antes, es decir, UVIs, vehículos de intervención rápida, vehículos médicos y vehículos de enfermería", explica López. A ellos se han sumado otros 20 coches "alquilados" en los que, continúa, una enfermera y un técnico realizan las visitas a domicilio. Pero eso, señala, no es suficiente. Ni ninguna solución. "En una semana, los SUAP pueden llegar a atender hasta a 15.000 pacientes. Ahora, por muchos coches que se hayan habilitado, una enfermera solo puede ver, como mucho, a 24 pacientes en 24 horas. Nunca podremos absorber toda la demanda que tienen estos centros", detalla López. Ordoñez coincide con ella. "Se han abierto unidades de atención domiciliaria, sí, pero ni por asomo tiene algo que ver el tipo de atención que se da con el que se daba. No se asemeja en nada porque no se llega a todo en absoluto", lamenta.
Julia [que prefiere utilizar un nombre ficticio] lo vive en primera persona. Ella, enfermera, fue trasladada de su SUAP a Ifema. Allí estuvo trabajando hasta que cerró. ¿Qué ocurrió después? "Tuvimos tres o cuatro días de descontrol", recuerda. Cuando pasaron, les comunicaron que acudieran a la central del Summa. "Allí nos dividían y organizaban a cada enfermera con un conductor y un coche y nos sacaban a la calle. Nos daban un SUAP, cualquiera, como base. Acudíamos entre aviso y aviso para reponer material y comer algo si nos daba tiempo", explica. Así pasaron unos días hasta que les informaron de que tendrían que acudir a su propio centro de trabajo para utilizarlo de base entre llamada y llamada. Y así está ella ahora. "Voy a trabajar, espero a que vengan a buscarme, me subo en el coche y voy atendiendo los avisos que llegan", dice. Pero es casi imposible atender a todo el mundo. "Los 37 SUAP ven en un día a 6.000 ó 7.000 pacientes, ¿cómo absorbes todo eso con 20 coches? Es imposible, aunque te mates y hagas 24 avisos en 24 horas, no puedes", lamenta.
Y además, tiene que lidiar con todas aquellas personas que acuden al SUAP pensando que podrán atenderlas. "Es muy duro porque no puedes hacer nada más que enviarles a casa o al hospital y a veces la gente se cree que no querer ayudarles es cosa tuya", dice. A ella, según explica, no le importa trabajar a domicilio, pero sabe que el servicio no es el mismo. Y además, lo considera "una falta de consideración" con los propios trabajadores. "Después del machaque que llevamos acumulado, la incertidumbre de no saber a dónde tienes que ir... Es un desastre", lamenta.
Pero ella y el resto de sus compañeros tendrán que soportarlo hasta nuevo aviso. Fuentes del Summa 112 consultadas por infoLibre aseguran que "se están haciendo planificaciones" pero que, todavía hoy, desconocen cuándo podrán a reabrir esos 37 servicios. "La estrategia de atención a las urgencias en este momento sigue siendo apostar por la atención domiciliaria", explican. "Para atender a las urgencias es preferible que el equipo sanitario siga acudiendo al domicilio porque seguimos en periodo de confinamiento", añaden. Además, aseguran que "este planteamiento, con el refuerzo de hasta 65 Unidades de Atención Domiciliaria, está dando muy buenos frutos".
López señala que, si algún buen fruto ha dado, es que por primera vez en muchos años todos los dispositivos móviles del Summa pueden estar cubiertos con personal. Antes, con los SUAP abiertos, era imposible. "En los últimos cuatro años, nunca hemos tenido la cobertura al 100%", lamenta.
Un problema que ya se denunciaba antes
Manuel López Ventura, secretario general de la sección sindical de CCOO en el Summa 112 y médico en un SUAP, en cambio, considera que esa versión oficial no es más que una fórmula para tapar la realidad. "Se están escudando en que la gente está en casa y no va a urgencias y por eso se ha optado por mandar recursos móviles. Pero es que eso no es una solución. Si la gente ha ido menos a las urgencias es porque realmente podía más el miedo al contagio. Cuando eso pase y volvamos a la normalidad, tendremos que volver a dar el servicio", asegura.
El problema es cómo se va a dar. Porque el Summa, y también los SUAP, ya venían arrastrando, dice López Ventura, "problemas crónicos". Ahora simplemente se han acentuado. "No hay médicos en el Summa. Y sobre todo, no hay médicos que quieran trabajar en el Summa", dice. El motivo es muy claro: "en España hay pocos médicos, así que hay oferta de trabajo. Evidentemente, se van a donde las condiciones sean mejores, ya sea por la cantidad de trabajo o por el salario que se percibe", señala. Gloria Torres, delegada de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (Amyts) en el Summa y médico en un SUAP, también ve el mismo problema. "Nos faltan muchos médicos. Además, ahora hay muchos compañeros que están de baja y otros que están en adecuación de puesto de trabajo porque su situación personal les impide ver a pacientes con covid-19. El déficit de médicos es muy importante y nos impide estar 100% en todos los SUAP", denuncia.
Según los datos recogidos en el portal estadístico de personal del Servicio Madrileño de Salud [que se puede consultar en este enlace], actualmente —a cierre del mes de abril, concretamente— hay 2.161 trabajadores en el Summa. De ellos, 555 son médicos de urgencias y emergencias. Hace un año, en cambio, había 585 médicos de urgencias y emergencias de un total de 2.012 efectivos. En años anteriores, esos números eran más elevados: en 2018 el número de médicos era de 610 (de un total de 2.018 trabajadores) y en 2017 de 618 (de un total de 2.012 profesionales).
Esa merma en el número de médicos ha provocado algo inevitable, según continúa López Ventura. "Los médicos del SUAP son gente mayor que está al final de su carrera. En dos años se jubilarán alrededor de 120 ó 130 y no hay manera de sustituirles", dice. La gente joven no busca trabajar en un SUAP cuando entra al Summa. "Quieren acción o subirse a una UVI móvil. Para trabajar en un SUAP van a atención primaria, que es parecido pero de lunes a viernes y de mañana, no trabajando las noches, los festivos y los fines de semana", explica. El problema, por tanto, tiende inevitablemente a acentuarse.
A esa falta de médicos, además, hay que sumar las complicaciones que ha supuesto la propia pandemia. La edad hace que muchos doctores y doctoras no hayan podido enfrentarse al covid-19 porque ellos mismos eran personal de riesgo. Y de los que lo han hecho, algunos han tenido que cogerse una baja por haber sufrido un contagio.
Torres, por su parte, señala que desearía que los SUAP estuvieran abiertos. Pero cree que hay otro motivo. Y es que la pandemia ha evidenciado que el espacio físico con el que cuentan para trabajar no es el más adecuado. "Por un lado faltan médicos, sí, pero es que por otro falta espacio físico para que los pacientes puedan ser atendidos en dos circuitos diferentes: uno para sospechas de covid-19 y otros para otras patologías", explica. Y eso es imposible. "No hay seguridad. Ni para los pacientes ni para los profesionales", critica.
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Estos problemas que ahora se han evidenciado y agravado, en cambio, no son más que una muestra más, explica Ordoñez, de la situación de la atención primaria madrileña. "El problema en la atención primaria, en el Summa y en general es la infrafinanciación y la infradotación de recursos. La atención primaria —dentro de la cual se podría englobar a los SUAP por el tipo de servicio que ofrecen, dice— tiene que ser el flotador y el salvavidas de la sanidad en un momento como este. Lo que no se puede hacer es sobrecargar los servicios hospitalarios por un mal funcionamiento, por una mala gestión o por la falta de presupuesto", dice. Porque si los SUAP siguen cerrados, lamenta, no le cabe "ninguna duda" de que la población acudirá a las urgencias hospitalarias cuando tenga un problema.
Según un informe elaborado conjuntamente por la Fadsp y el sindicato CCOO, la atención primaria "ha tenido crónicamente un maltrato presupuestario, incluso si se compara con el resto de las comunidades autónomas". Según la Estadística del Gasto Sanitario Público correspondiente a la serie 2002-2016 del Ministerio de Sanidad recogida por la organización de Sánchez Bayle —que aglutina, entre otros, los años de recortes más duros—, la Comunidad de Madrid pasó de destinar el 13,52% del gasto sanitario a la atención primaria en 2010 a destinar el 11,63% en 2016. Números, por otro lado, siempre por debajo de la media estatal (que dedicó el 14,49% en 2010 y el 12,67% en 2016).
Con estas condiciones, Ordoñez ve complicado que la Comunidad de Madrid pueda estar preparada para el cambio de fase de la desescalada denegada dos veces y que el Gobierno autonómico volverá a solicitar. De hecho, el informe oficial del Gobierno enviado a la Comunidad de Madrid y adelantado el pasado sábado por El País apuntaba a eso mismo: la atención primaria madrileña no está prepara parahacer una detección rápida y eficaz ante un posible rebrote. "Las prisas no son buenas. Lo peor que nos puede pasar a los profesionales es una segunda oleada. Nos pillaría agotados y cansados, habiendo pasado aislamientos y mentalmente castigados. Se ha sufrido mucho así que si se puede evitar, es esencial. Queremos pasar de fase, como todo el mundo, pero cuando estemos preparados", sentencia.