Este miércoles se registrarán ante el Comité contra las Desapariciones Forzadas de la ONU tres peticiones para exhumar los restos de cuatro personas que fueron enterradas en el Valle de los Caídos. Sus familiares han decidido recurrir a la justicia internacional ante la negativa española de investigar y proceder a la devolución de los restos a sus familiares.
La primera denuncia se presentó en un juzgado de instrucción de El Escorial el 20 de noviembre de 2012. Al ser inadmitida, los familiares recurrieron esta decisión ante la Audiencia Provincial de Madrid y, finalmente, en el Tribunal Constitucional, que rechazó el recurso al considerar que no se había vulnerado ningún derecho fundamental. Sin embargo, las familias elevaron su causa al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que la archivó porque no reunía las consideraciones exigidas por el Convenio Europeo de Derechos Humanos.
La insistencia de Paco Cansado, Sagrario Fortea y Maribel Luna se debe a que tienen las pruebas suficientes de que sus familiares están enterrados en el Valle de los Caídos junto a otras 40.000 personas de ambos bandos. La documentación de la que disponen –elaborada por el Ministerio de la Gobernación en 1958– les ha servido para trazar el camino que recorrieron los restos mortales de sus familiares.
De las fosas comunes fueron trasladados al Valle con motivo de su inauguración. Metidos en cajas de madera de pino, forradas en tela negra y con simbología religiosa. Además, y es una de las claves, se les remachó en la nadera el número de entrada y el lugar de procedencia. Saben incluso el lugar en que fueron colocadas las cajas.
Antonio y José Cansado Lamata
José Cansado era jornalero en Ateca (Zaragoza), donde desapareció el 22 de septiembre de 1936 cuando tenía 43 años. Ese mismo día fue también el último en que se pudo ver a su tío, Antonio Cansado. Se les llamó a declarar, fueron detenidos y se les trasladó al mercado de abastos de Calatayud, donde se formó el grupo los 12 de Ateca. Desde allí fueron trasladados el 26 de octubre a Zaragoza, donde se les iba a interrogar de nuevo, sin embargo, pasados 30 kilómetros, el camión se desvió por un camino de tierra. Y en la tierra se les obligó a cavar su propia fosa. Fueron ejecutados.
Manuel Herrero Martínez
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Nació en Torrijo de la Cañada (Zaragoza) y también se dedicó al campo. Sobre Manuel pesaba una condena de cinco años de inhabilitación absoluta y el pago de 50 pesetas por ser "concejal del Frente Popular, vocal de Izquierda Republicana, marxista y gran propagandista. Elemento peligroso. Casado. Deja cinco hijos de entre 3 y 16 años", según hizo saber el Juzgado de Responsabilidades Políticas. Desapareció el 28 de octubre de 1936, cuando tenía 42 años, junto a otros 10 vecinos del pueblo. Fueron fusilados y enterrados en una fosa común del cementerio, y en 1959, el enterrador y el alguacil de Torrijo de la Cañada exhumaron sus restos y los metieron en urnas de madera, con destino a Calatayud y de allí al Valle de los Caídos.
Aquilino Baragaño Montes
Tenía 27 años cuando se le dio por desaparecido, el 22 de marzo de 1937, en su pueblo, Candaneo (Asturias). El Ejército golpista lo hirió en un combate, trasladándolo después al Hospital Militar de la Villa, en Salas. Falleció ese mismo día y sus restos enterrados en el cementerio local.
Este miércoles se registrarán ante el Comité contra las Desapariciones Forzadas de la ONU tres peticiones para exhumar los restos de cuatro personas que fueron enterradas en el Valle de los Caídos. Sus familiares han decidido recurrir a la justicia internacional ante la negativa española de investigar y proceder a la devolución de los restos a sus familiares.