El Vaticano se vuelve a lavar las manos en la exhumación del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos. El portavoz interino de la institución católica, Alessandro Gisotti, ha confirmado a través de una nota emitida este sábado en respuesta a las preguntas de los periodistas que "no tiene nada que agregar con respecto a lo ya afirmado por la Santa Sede". Y, en esta ocasión, va más allá y concluye que "el asunto concierne a su familia, al Gobierno español y a la Iglesia local".
Esta aclaración de la postura del Vaticano llega en la misma semana en la que se ha conocido la postura oficial del prior del Valle de los Caídos sobre la exhumación de los restos del dictador. El benedictino Santiago Cantera remitió el pasado 26 de diciembre una misiva al Gobierno en la que desautorizaba la salida de la basílica de Cuelgamuros del general golpista, enterrado hace ya casi 44 años. La respuesta llegó tan sólo dos semanas después de que la ministra de Justicia, Dolores Delgado, solicitara por escrito el preceptivo permiso para entrar en el templo. El prior, que fue candidato de Falange Española Independiente en las elecciones de 1993 y en los comicios europeos de 1994, dio una razón a su juicio clara: ni hay consenso de la familia Franco ni han finalizado los pleitos judiciales.
La respuesta no fue una sorpresa para el Gobierno. Es más, el Ejecutivo esperaba esta actitud por parte de Santiago Cantera por sus antecedentes ideológicos. Pero es que, además, la actitud de poner piedras en el camino hacia la exhumación no es nueva. "El prior se ha negado en distintas ocasiones a seguir las indicaciones dadas sobre este proceso por las autoridades eclesiásticas españolas, tanto desde el Arzobispado de Madrid como desde la Conferencia Episcopal", dijo el Gobierno.
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Las dos instituciones, no obstante, declinaron responder a la decisión del prior. Según informaron fuentes del Arzobispado a infoLibre, "la abadía del Valle de los Caídos es independiente", ya que solo responde ante su orden, los benedictinos, que tienen su sede en Francia, en la Abadía Saint-Pierre de Solesmes. "El Arzobispado sólo entraría en cuestiones doctrinales, y en este caso no hay ninguna cuestión doctrinal", indicaron. "Nosotros, lo que hemos hecho a lo largo de estos meses, y es a lo que nos vamos a limitar, es apelar al acuerdo entre el Gobierno y la familia" del dictador. La misma respuesta que dio la Conferencia Episcopal a preguntas de este diario.
A la espera de que llegue ese acuerdo, el Gobierno no se dará por vencido. Al menos, eso ha querido manifestar. "La posición obstruccionista del prior Santiago Cantera no impedirá que el proceso siga su curso, pero evidentemente hará que la opinión pública pueda llegar a considerar que la Iglesia española avala la negativa del prior y la negativa de la propia familia Franco", dijo Moncloa este mismo jueves. "Dentro de las gestiones previstas por el Gobierno, figura el traslado de todas los requerimientos legales a las instancias superiores del prior Santiago Cantera", añadió el Ejecutivo.
Ese es el siguiente paso a seguir para que, al fin, la momia del dictador salga de su actual tumba. En un primer momento, el Gobierno aseguró que sería en verano de 2018; después, en Navidad; y, ahora, a principios de este recién estrenado 2019. Los pasos estaban claros, pero el problema han sido los obstáculos que los socialistas se han ido encontrando a lo largo del camino. Porque este del prior no es el único al que se enfrentan: la familia y la decisión del Supremo son los siguientes escollos.
El Vaticano se vuelve a lavar las manos en la exhumación del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos. El portavoz interino de la institución católica, Alessandro Gisotti, ha confirmado a través de una nota emitida este sábado en respuesta a las preguntas de los periodistas que "no tiene nada que agregar con respecto a lo ya afirmado por la Santa Sede". Y, en esta ocasión, va más allá y concluye que "el asunto concierne a su familia, al Gobierno español y a la Iglesia local".