El vehículo eléctrico se prepara para el gran despegue

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Los anuncios del Gobierno en materia de acción climática han despertado el optimismo en el sector del vehículo eléctrico, siempre esperando una revolución que nunca llega. Al acuerdo de Presupuestos entre el Ejecutivo y Unidos Podemos, en el que se promete un apoyo continuado y sin interrupciones para incentivar su compra, se suma lo incluido en el borrador de la Ley de Cambio Climático. Además de la fecha para la defunción del diésel y la gasolina, si la propuesta sale adelante, se obligará al 10% de las gasolineras, las más grandes, a poner puntos de recarga. Lo que, previsiblemente, mitigará la gran desventaja de los coches eléctricos en comparación con los de combustión, además del precio: su autonomía.

Según el borrador, las gasolineras que en 2017 tuvieran un volumen de ventas de gasolina y gasóleo de al menos 10 millones de litros tendrán que presentar, en un plazo máximo de nueve meses, un proyecto para la instalación de infraestructuras de recarga eléctrica con potencia igual o superior a 22 kilovatios. Para las estaciones de repostaje de entre cinco y diez millones de litros de volumen de negocio, el plazo se amplía a los quince meses. Ambos tienen doce meses, con posterioridad a la presentación, para ejecutar las obras.

Según confirma a infoLibre el Ministerio de Transición Ecológica, se trata aproximadamente del 10% de las gasolineras que prestan servicio a día de hoy en España. "No es una propuesta coercitiva ni mucho menos, sino una señal en positivo de lo beneficioso que pueden ser los puntos de carga para el sector, dado que la movilidad eléctrica crecerá, habrá demanda y por tanto beneficio", aseguran fuentes de la cartera de Ribera, que prefieren no adelantar si dichos negocios tendrán subvenciones o ayudas para las instalaciones.

Si sale adelante, el mapa de las electrolineras en España se llenará de puntos verdes. electrolineras puntos verdesHasta ahora, el sector sufría un círculo vicioso: se compran pocos coches porque no hay puntos de recarga suficientes para disfrutar de autonomía en viajes largos, y no hay puntos de recarga suficientes porque no hay vehículos para que salgan rentables. A día de hoy, hay claroscuros. Los modelos 100% eléctricos que hay disponibles en el mercado alcanzan una autonomía de hasta 400 kilómetros, lo que da margen para trayectos interurbanos, pero depende de la zona. "Varía mucho. En el norte de España y en los alrededores de Madrid y Barcelona, hay mucha infraestructura. En el resto, es bastante deficitaria", asegura Salvador Ejarque, presidente de la Asociación de Usuarios de Vehículos Eléctricos (AUVE). En definitiva, se pueden afrontar grandes viajes, pero con planificación previa y descartando zonas rurales. La excepción es Baleares: cuenta con un número elevado de electrolineras teniendo en cuenta lo reducido del territorio.

No hay datos oficiales sobre el número de puntos de recarga para vehículos eléctricos disponibles en España. Hay una estimación, “bastante acertada”, según Ejarque, en la web Electromaps.com, la Wikipedia de las electrolineras. Los usuarios suben nuevos puntos que ven por la calle, en parkings o en establecimientos y piden borrar la información falsa o los enchufes que han dejado de funcionar.

 

Mapa de puntos de recarga de vehículos eléctricos.

A 16 de noviembre hay registrados 3.803 puntos de recarga en España. Pero no todos valen. Hay apuntados enchufes privados, o de talleres que solo autorizan su uso en caso de emergencia. Además, apunta el presidente de AUVE, para utilizar en caso de largos desplazamientos solo valen los de recarga rápida, que en cuestión de 20 minutos pueden cargar una batería estándar de coche al 100% y que requieren de una potencia superior a los 40 kilowatios/hora.  Electromaps no detalla cuántos de este tipo hay disponibles para la carga en España: AUVE calcula que menos de la mitad de esos 3.800. El borrador de Ley de Cambio Climático instará a la instalación de puntos a partir de 27 kilowatios/hora.

Para el presidente de la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso del Vehículo Eléctrico (Aedive), Arturo Pérez de Lucía, la implementación de puntos de recarga va a ser una excelente noticia para las gasolineras, y no por lo que puedan ganar por el cobro de la electricidad. En declaraciones a Europa Press, Pérez asegura que, en las cuentas de cualquier estación de repostaje, la mayor parte de los ingresos no procede de la venta de combustible, sino de los servicios asociados: el café, el snack o la botella de agua para el viaje. Al aumentar el tiempo necesario para repostar en caso de un vehículo eléctrico, de 20 minutos, aumentará el consumo y por tanto mejorarán los resultados de estos negocios, a pesar de que vender electricidad salga menos a cuenta que vender gasolina.

En resumen, considera Ejarque, un vehículo eléctrico, a día de hoy, puede ser una compra excelente a largo plazo, teniendo en cuenta su mayor atractivo, además del menor impacto ambiental: su combustible, la electricidad, es muchísimo más barato que la gasolina o el gasóleo. Y los viajes largos, a pesar de las dificultades, serán cada vez más fáciles teniendo en cuenta la mejora de las baterías y el presumible apoyo gubernamental. "Animamos siempre a que los consumidores hagan cuentas, prevean sus desplazamientos y decidan", concluye.

Faltan incentivos estables

La venta y la matriculación de vehículos eléctricos en España sigue a buen ritmo, pero está por ver si es el suficiente. La tendencia de los últimos años es de doblar las cifras del ejercicio anterior, es decir, un crecimiento del 100% interanual. El objetivo del plan VEA de fomento de la movilidad alternativa es llegar a un parque de 150.000 vehículos en 2020. Con un parque actual de 46.500 vehículos, de seguir a este ritmo de crecimiento, la cifra se alcanzará, pero hay que vigilar que no se estanque.

A juicio de AUVE y de Aedive, las ayudas disponibles en los últimos años distan de ser suficientes. Agrupadas entorno a diversos planes de estímulo como el plan Movalt o Movea, consistían en otorgar ayudas directas a los potenciales compradores de entre 4.000 y 5.000 euros. Incluían, además, la obligación de que la concesionaria aporte parte del gasto de la instalación de un punto de recarga en un garaje, que puede ascender a unos 800 euros.

El plan Movalt, de 20 millones de euros, se abrió en diciembre de 2017 y se agotó en cuestión de horas. Además de la obvia insuficiencia de los fondos, planes con esa configuración, en opinión de las asociaciones de empresas y usuarios, concentran la demanda en picos y se desincentivan los 364 días del año restantes. "Así están perdiendo usuarios. La gente se desmotiva por la falta de información: no saben si va a haber ayudas y si van a poder conseguirlas", explica Ejarque. El plan VEA, sucesor del Movalt y anunciado por el Gobierno socialista e incluido en los Presupuestos pactados por Unidos Podemos, aún no tiene fecha debido a la incertidumbre en torno a las cuentas.

A Ejarque le parecen subvenciones insuficientes. "En España se han gastado entre 60 y 70 millones de euros en varios años. En Alemania, 1.000 millones. Eso es incentivar", ríe. El modelo tiene, además, una desventaja muy clara: a algunos usuarios, el ingreso les hace subir de tramo en el IRPF, por lo que al final tienen que devolverle a Hacienda gran parte de la ayuda. Las asociaciones reclaman, tal y como planteó el Gobierno en su borrador de Presupuestos –aunque sin detallar–, estímulos alargados en el tiempo, que puedan aprovechar los consumidores a lo largo del año: por ejemplo, una rebaja en el IVA.

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Aun con todo, el vehículo eléctrico se enfrenta a grandes incertidumbres, derivadas del hecho de que, aseguran las estimaciones, es difícil que una ciudad media pueda soportar la sustitución total de todo el parque móvil de motores de combustión por eléctricos. ¿Hay suficiente cobre para todos los puntos de recarga que serían necesarios, habida cuenta de que la mayoría de los vehículos privados duermen en la calle? ¿Hay suficiente litio o cadmio en el mundo para afrontar el aumento de la demanda de baterías? ¿Irá de la mano el aumento de la generación de energía renovable con la electrificación de la economía? ¿Soportará el sector automovilístico la transición sin que se produzca una sangría en el empleo?

El sector, por ahora, es optimista, dado que parten de unas cifras tan bajas (el 0,6% de los vehículos que se utilizan en España en 2018 son eléctricos) que el margen de mejora es amplio. "Esto va a ser una revolución. Y va a haber sacrificios. Pero como toda revolución, va a ser en beneficio de la mayoría", afirma el presidente de Auve. Sin perder de vista la premisa principal: para una mitigación decente del cambio climático y de los problemas sanitarios de contaminación atmosférica, hacen falta coches limpios, pero sobre todo hacen falta menos coches.

 

Los anuncios del Gobierno en materia de acción climática han despertado el optimismo en el sector del vehículo eléctrico, siempre esperando una revolución que nunca llega. Al acuerdo de Presupuestos entre el Ejecutivo y Unidos Podemos, en el que se promete un apoyo continuado y sin interrupciones para incentivar su compra, se suma lo incluido en el borrador de la Ley de Cambio Climático. Además de la fecha para la defunción del diésel y la gasolina, si la propuesta sale adelante, se obligará al 10% de las gasolineras, las más grandes, a poner puntos de recarga. Lo que, previsiblemente, mitigará la gran desventaja de los coches eléctricos en comparación con los de combustión, además del precio: su autonomía.

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