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Viejos amigos del PP, 'jet set', un ex lobista: quién es quién en la vida de Pablo Casado como conseguidor

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El Paseo de la Castellana, en Madrid, es escenario de dos imágenes expresivas de la trayectoria de Pablo Casado Blanco (Palencia, 1981). La primera es de 2007. El entonces presidente de Nuevas Generaciones del PP de Madrid, rebosante del entusiasmo propio de la militancia juvenil, corta junto a otros correligionarios la señorial avenida para protestar, frente a la sede de la Fiscalía General del Estado, contra la absolución de Arnaldo Otegi. "Queremos un país libre, en el que no haya un gobierno que no deja actuar a la justicia", declara Casado, unas palabras –recogidas entonces por la crónica de El País– que nos recuerdan que en política el tiempo es circular.

La segunda imagen es reciente. Más de tres lustros después, Casado reaparece en la misma avenida. Pero esta vez no está en la calle, sino dentro de un edificio. Y no ha ido para corear consignas contra José Luis Rodríguez Zapatero y Cándido Conde-Pumpido, como en 2007, sino para sentarse en el despacho de una sociedad inversora. Ya no entra en escena el impetuoso cachorro aguirrista que era antes de los 30, ni el precoz presidente del PP, cargo al que llegó antes de los 40 y del que fue expulsado hace algo menos de dos años tras perder una guerra interna contra Isabel Díaz Ayuso.

Ahora estamos ante un nuevo Pablo Casado, renacido como conseguidor.

El expresidente el PP es hoy un inversor en busca de cantidades millonarias de dinero para meter en defensa, seguridad o inteligencia artificial, que se ha valido para arrancar su aventura empresarial de dos viejos amigos conocidos en su etapa política –un periodista que fue destacado responsable de prensa en el Gobierno de Mariano Rajoy y un antiguo compañero de las juventudes del PP–. Casado, al que su nueva faceta también vincula con el que fue abogado de Ángel Carromero, comparte ahora proyecto con un exlobista del negocio de las armas, un miembro del gabinete del exministro de Defensa Pedro Morenés (2011-2016) y un puntal de la jet set, el inversor Ricardo Gómez-Acebo Botín. Y hay más nombres...

infoLibre ha tratado de hablar por diversas vías con Casado para este artículo, sin éxito.

Una sociedad nacida en 2020

Una fecha que puede usarse para contar la transformación de Casado es el 30 de julio de 2020. Y no por lo que ese día hizo el presidente del PP, que tuvo un día gris como líder de la oposición con su asistencia a las jornadas Prensa y poder, en Aranda de Duero, donde denunció que Pedro Sánchez ganaba porque tiene "más medios" y "portadas".

No, lo importante no pasaba ahí, sino en una notaría de Madrid donde nacía Archery Capital SL, sociedad que –tiempo después– sería clave para el nacimiento del Casado inversor.

Con un capital de 3.000 euros, Archery veía la luz con el objeto social de canalizar operaciones "inmobiliarias" y de "inversión colectiva", como recoge la información mercantil consultada por este periódico. Eso en cuanto al qué. Pero lo que en esta empresa nos lleva a a Casado es el quién.

La empresa puso como administrador único a Diego Mazón, un periodista que tras salir de La Razón en 2011 entró en el aparato de prensa del Gobierno del PP. Primero, como director de comunicación del Ministerio de Defensa, dirigido por Pedro Morenés. Después, como director de gabinete de la Secretaría de Estado de Comunicación, dependiente de la Presidencia del Gobierno.

Aquello acabó en junio de 2018, cuando Sánchez llegó a La Moncloa y tocó reinventarse. Desde noviembre de 2018 Mazón es director corporativo y de comunicación de una productora de series y concursos sin relación alguna con Archery. Eso sí, entre los fundadores de dicha productora hay otros tres impulsores de Archery, entre ellos el financiero Jaime Puchol y el empresario de medios Francisco Pou, con pasado en Intereconomía.

Un despacho y un amigo periodista

Ese es el origen de Archery, que fue una empresa perfectamente desconocida hasta que en febrero de 2023 El Mundo la citó en una pieza sobre la "nueva vida" de Casado. ¿Por qué? Porque el expresidente del PP, amigo de Mazón, estaba acudiendo a la sede de Archery –trasladada en octubre de 2022 de Príncipe de Vergara a La Castellana– para reactivar su agenda, ya no como político sino como buscador de fondos para inversiones.

Al fin había una prueba de vida de Casado tras su derrota frente a Ayuso, a la que había desafiado –midiendo mal sus fuerzas– al exigirle explicaciones por la comisión cobrada por un hermano suyo gracias a un contrato de mascarillas con la Comunidad de Madrid. Un error fatal en el PP, que supuso la muerte política de Casado y su relevo por Alberto Núñez Feijóo.

Desde entonces, abril de 2022, Casado no ha dicho ni mu. Ni una entrevista. Nada. Las "portadas" y la atención de los "medios" que tanto deseaba en julio de 2020, cuando aún era líder del PP, son justo lo que ha pasado a evitar. Y tiene su lógica. Porque en su nueva vida, la actual, la que retomó con Archery, la empresa de su amigo Mazón, Casado ya no va en busca del protagonismo que cada día necesita el político, sino de los contactos imprescindibles para el empresario, especialmente para el que no produce ni fabrica, sino que se dedica a conseguir dinero para invertirlo.

Un socio de relumbrón

Archery no tardaría en ser para Casado mucho más que un despacho circunstancial en una zona noble. Como recoge la información del registro mercantil, el expresidente del PP formalizó su incorporación a la sociedad en mayo de 2023. Y no lo hizo solo. Entró a la vez que dos hombres clave en su aventura inversora: uno, José Antonio Bartrina, un empresario del sector de seguridad y defensa, que fue director general del lobby de las armas Tedae al menos hasta 2016; y dos, una figura de relumbrón, Ricardo María Gómez-Acebo Botín Sanz de Sautuola.

Sobrino de Ana Botín, presidenta del Santander, en Gómez-Acebo Botín el pedigrí financiero se suma el aristocrático. No en vano, su padre, Ricardo Gómez-Acebo Botín, es primo de Simoneta Gómez-Acebo, hija de la difunta infanta Pilar.

Las cosas empezaban a cambiar para Casado. Si su carrera política acabó con una imagen de casi absoluta soledad , en su faceta empresarial puede, al menos desde mayo de 2023, presumir de un aliado de postín. Y su red no iba a dejar ya de crecer.

La ayuda de un antiguo compañero de Nuevas Generaciones

Casado y Gómez-Acebo Botín se pusieron de inmediato al frente de Archery, empresa con la que ya ni Mazón ni ninguno de sus acompañantes en la productora audiovisual tienen relación, explica el propio periodista a infoLibre. El expolítico y su socio entraron como consejeros y recibieron extensos poderes para gestionar y actuar en nombre de la compañía. En cuanto a los cargos, Gómez-Acebo figura como secretario del consejo. La presidencia la ostenta una compañía, Atlantic Basin SL, en la que aparece como representante Casado, según la última nota registrada por Archery, de julio de 2023.

Así que, después de Archery, ya hemos llegado a una segunda sociedad: Atlantic Basin. Y al igual que en la primera Casado recibió la ayuda de un amigo, Mazón, en Atlantic Basin la recibió de otro, Germán Alcayde, al que conoce "desde hace veinte años" por su militancia compartida en Nuevas Generaciones, explica este a infoLibre.

Un año mayor que Casado, la trayectoria de Alcayde está ligada a José María Aznar, en cuya oficina de expresidente trabajó entre 2011 y 2019. Más tarde, en octubre del año pasado, se convirtió en director general del Instituto Atlántico de Gobierno, fundado y presidido por Aznar, que ofrece cursos de liderazgo.

A estas tareas Alcayde suma la de administrador único de Atlantic Basin. No por propia iniciativa. Se lo pidió Casado, que es "presidente" y "máximo accionista" de la compañía, afirma Alcayde, que se refiere a Atlantic Basin como "la empresa de Pablo". "Siempre lo he ayudado, en los buenos y en los malos momentos", dice Alcayde, que asegura que Casado está "bien", que tiene los cinco sentidos puestos en el mundo de la empresa y que ha abandonado "totalmente" la política.

El resultado de esa ayuda es la constitución, en diciembre de 2022, en Madrid, con 3.000 euros de capital, de la citada Atlantic Basin, de la que también fue fundador el abogado José María Viñals, conocido por haber defendido al que fuera dirigente de Nuevas Generaciones Ángel Carromero tras el accidente en el que murió el opositor cubano Oswaldo Payá.

¿Qué es Atlantic Basin? Podría hablarse casi de una empresa ómnibus. Su variopinto objeto social abarca desde la realización de informes, conferencias o seminarios hasta la "investigación" sobre "geoestrategia", "institucionalidad", "seguridad", "defensa" o "finanzas". También es objeto de la empresa la "consultoría" y el "asesoramiento legal" a instituciones y empresas, la "intermediación" en "operaciones corporativas" o la "inversión y gestión en startups, sociedades, fondos". En contraste con la prolijidad de su objeto social, Alcayde afirma que la compañía, hasta donde él sabe, limita su actividad al desarrollo de un "contrato" con Archery cuyo contenido afirma desconocer.

En cuanto al nombre de la empresa, tiene un sentido a la luz de la trayectoria de Casado, adscrito a la corriente "atlantista" de la derecha, defensora de un compromiso militante con la OTAN y, más aún, de la aceptación de los valores económicos y geostratégicos dominantes en el país norteamericano. Pensamiento FAES, se podría decir. Además, Casado figura como uno de los líderes de The Atlantic Basin Initiative, un think tank compartido por el Transatlantic Leadership Network, una organización atlantista con sede en Washington, y el Instituto de Política Exterior de la Johns Hopkins University. El Atlantic Basin think tank y la Atlantic Basin empresa no tienen relación más allá de la presencia de Casado. Lo que sí acredita la coincidencia es el interés de Casado por lo "atántico" tanto cuando piensa en valores como cuando lo hace en negocios.

En busca de 150 millones

El subrayado atlantista no se queda ahí. También está en los criterios de inversión de Hyperion, el proyecto que ha devuelto a Casado a la foto esta semana. ¿En qué consiste? En realidad, no se se trata de un proyecto nuevo, sino del siguiente paso en el camino abierto por Archery y Atlantic Basin. Hyperion es un fondo de inversión cuyos socios –entre los que está Casado– pretenden conseguir 150 millones de euros para participar en empresas de defensa, seguridad e inteligencia artificial. El plan es sencillo: conseguir el dinero, invertirlo, vender la participación tras un tiempo y repartir ganancias. La traza atlantista está en el compromiso de invertir sólo en países de la OTAN.

No es difícil entender por qué en un capital riesgo son tan importantes los apellidos y los contactos. Es razonable pensar que si a un empresario le piden dinero para invertir en empresas de drones, satélites, radares, baterías o robots, puede resultar tranquilizador que quien asegura saber dónde va a haber beneficio deje sobre la mesa una tarjeta con el apellido "Botín". En el caso de Hyperion, entre los encargados de convencer a los capitalistas de que las oportunidades son mayores que los riesgos sobresalen Casado, en calidad de experto en "geoestrategia y relaciones internacionales", y Gómez-Acebo Botín, experto en "finanzas e inversión".

A ellos se suman dos figuras con relación con el sector de la defensa. Uno es José Antonio Bartrina, cuyo nombre ya apareció como consejero en Archery, que fue director general al menos hasta 2016 de la Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio (Tedae) y ahora es empresario del sector. El otro es Joaquín Ortiz, que fue miembro del gabinete de Pedro Morenés, al igual que el periodista Diego Mazón.

Un 'family office' y dos cazadores de "unicornios"

El dinero que Casado y sus colaboradores consigan reunir será administrado por una gestora de activos, Singular Asset Management, perteneciente al banco español independiente Singular Bank, en el que sobresale la figura de Javier Marín, su consejero delegado, que antes ocupó el mismo cargo en el Santander y fue jefe de gabinete de Emilio Botín. Singular Bank tiene firmado un contrato con Archery, por el cual la empresa de Casado y Gómez-Acebo Botín asesora sobre dónde debe ir el dinero de Hyperion, según el folleto que el fondo ha entregado a la CNMV.

De modo que Archery ya ha echado a andar. Y el dinero, según Hyperion, va a correr. Los responsables del fondo, que prevén la utilización de "sociedades holding" para "minimizar" el pago de impuestos al hacer sus operaciones, aseguran que ya cuentan con un inversor, Nortia, la sociedad de gestión del patrimonio de Manuel Lao, el fundador de la empresa de juego Cirsa, que la vendió a Blackstone en 2018 y al que El Mundo coloca el 53º en su lista de los más ricos de España.

El fondo presume además de tener un "consejo asesor internacional" del que forma el ex secretario general de la OTAN, el danés Anders Fogh Rasmussen. A ellos se suman dos inversores en las llamadas empresas "unicornio", aquellas creadas hace menos de diez años que, sin cotizar en bolsa ni haber sido adquiridas por un tercero, logran un valor de 1.000 millones de dólares a nivel mundial. Una es la inversora alemana Nicole Junkermann, millonaria precoz, gurú del universo startup y viva imagen del éxito sonriente, capaz de atraer tanto la atención tanto de la prensa salmón como de Vogue.

El otro, el millonario argentino Martin Varsavsky, tiene un perfil con más aristas. Fundador de ocho empresas en treinta años, entre ellas Jazztel, causó polémica en 2020 cuando anunció que se marchaba de España –donde residía por entonces– por la gestión de la pandemia. Dos años después encontró otro motivo para criticar al Gobierno: el impuesto a las grandes fortunas, que otra vez lo hizo "repensar" si quería vivir en España, donde había regresado. Entusiasta de Ayuso y de Javier Milei, también ha mostrado sus simpatías por Casado. Ahora lo podrá asesorar en su faceta de inversor.

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infoLibre preguntó a Hyperion y a Varsavsky en qué se traducía la aportación del consejo asesor. No hubo respuesta. Todo apunta a que en la comunicación pública del fondo hay un intento de subrayar la participación de nombres que son imanes para el dinero, de forma que este parezca más atractivo para potenciales inversores.

Pero, haya más o haya menos de marketing, algo está claro: Casado ya no está solo. El expresidente del PP aparece ahora como una figura bien rodeada y con perspectivas creíbles de enriquecimiento en el terreno de la inversión, allí donde la información y los contactos lo son todo.

En política su escalada tuvo un final espectacular. El tiempo dirá hasta dónde llega en el negocio de mover dinero.

El Paseo de la Castellana, en Madrid, es escenario de dos imágenes expresivas de la trayectoria de Pablo Casado Blanco (Palencia, 1981). La primera es de 2007. El entonces presidente de Nuevas Generaciones del PP de Madrid, rebosante del entusiasmo propio de la militancia juvenil, corta junto a otros correligionarios la señorial avenida para protestar, frente a la sede de la Fiscalía General del Estado, contra la absolución de Arnaldo Otegi. "Queremos un país libre, en el que no haya un gobierno que no deja actuar a la justicia", declara Casado, unas palabras –recogidas entonces por la crónica de El País– que nos recuerdan que en política el tiempo es circular.

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