Vox exige la vicepresidencia a Mañueco y pone fin a su estrategia de apoyar al PP desde fuera

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La extrema derecha quiere entrar a formar parte de un Gobierno por primera vez desde su irrupción en el mapa político. Los datos de Castilla y León les avalan. La formación liderada por Santiago Abascal es la única entre las nacionales que crece respecto a las elecciones del año 2019. Entonces únicamente obtuvo un procurador, con el 5,49% de los votos. Dos años después se sitúa en el 17,6% con 13 escaños. Todo ello pese a contar con un candidato prácticamente desconocido, Juan Ignacio García-Gallardo, cuya carta de presentación fue una serie de tuits machistas, racistas y homófobos escritos años atrás y que los principales dirigentes de Vox a nivel nacional justificaron amparándose en la juventud del candidato.

Hasta ahora la estrategia del partido ultra se había limitado a apoyar los gobiernos del Partido Popular y Ciudadanos desde fuera. Sucedió en la Junta de Andalucía en el año 2018. También en la Comunidad de Madrid y en la Región de Murcia meses después. Y volvió a ocurrir el pasado año tras la victoria de Isabel Díaz Ayuso. Sin embargo, a tenor de sus resultados, Vox reclama ahora entrar en un gobierno junto a Alfonso Fernández Mañueco, lo que incomoda a los conservadores.

"Qué cara de vicepresidente se le está poniendo a Juan García-Gallardo". Con esta frase el líder de Vox ha marcado las cartas de cara a la negociación con el Partido Popular. "Vox tiene el derecho y el deber de formar gobierno", ha ahondado. "El mandato es claro, vamos a hacerlo como hemos hecho siempre. No exigiremos ni más ni menos de lo que nos corresponda". "García-Gallardo va a ser vicepresidente", ha confirmado el portavoz de la formación ultra, Iván Espinosa de los Monteros, en declaraciones a La Sexta.

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"Nos habéis dado un resultado histórico. Este resultado es una gran gesta para Vox y acabará siendo una gesta para España", ha señalado, por su parte, García-Gallardo pasadas las 22 horas de la tarde. La formación ultra ha obtenido más de 200.000 votos frente a los 75.000 que obtuvo en 2019 y asegura que también va a incluir las reivindicaciones de las "provincias olvidadas que han sido víctimas del centralismo autonómico".

Vox obtiene representación en todas las provincias menos en Soria, en la que la extrema derecha apenas supera la barrera del 10% de los votos. Los de Abascal logran un segundo procurador en las provincias de Burgos, León y Salamanca y un tercero por Valladolid. Esta última es la provincia en la que obtiene un mejor resultado, con un 20% del total de los votos.

La campaña de los ultraderechistas se ha basado en temas como la natalidad, la despoblación y la inmigración. Tampoco han faltado los exabruptos. "Con Vox se acabará el destierro y el Cid Campeador volverá a cabalgar por Castilla y León", aseguró el secretario general del partido, Javier Ortega Smith. "Mañueco, eres un progre", decía el propio Abascal. Ahora reclamarán sentarse en un gobierno junto a él, pese a que el presidente en funciones de la Junta ya ha dicho que quiere un gobierno "en solitario".

La extrema derecha quiere entrar a formar parte de un Gobierno por primera vez desde su irrupción en el mapa político. Los datos de Castilla y León les avalan. La formación liderada por Santiago Abascal es la única entre las nacionales que crece respecto a las elecciones del año 2019. Entonces únicamente obtuvo un procurador, con el 5,49% de los votos. Dos años después se sitúa en el 17,6% con 13 escaños. Todo ello pese a contar con un candidato prácticamente desconocido, Juan Ignacio García-Gallardo, cuya carta de presentación fue una serie de tuits machistas, racistas y homófobos escritos años atrás y que los principales dirigentes de Vox a nivel nacional justificaron amparándose en la juventud del candidato.

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