Vox y PP apadrinan los abucheos a Sánchez como arma política y consolidan su apropiación del 12-O

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34 años después de la declaración oficial del 12 de octubre como fiesta nacional de España, la efeméride se ha consolidado como una celebración de la derecha extrema en la que no hay espacio para la expresión política de la izquierda. Tanto el Partido Popular como Vox, lejos de descalificar los abucheos al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a su llegada a la zona de autoridades del Paseo de la Castellana en el que se iba a celebrar el desfile de las Fuerzas Armadas, los justificaron como una expresión legítima del descontento de los ciudadanos contra las políticas del Ejecutivo.

Lo hizo Pablo Casado, el presidente del PP, en la sesión de control de este miércoles, en la que, sin criticar en ningún momento la actitud de los asistentes que insultaron al presidente del Gobierno, se limitó a mostrarse de acuerdo con ellos: “Ayer escuchó lo que dice la calle de usted”, zanjó. Y se sumó el portavoz de Vox, su aliado en Andalucía y Madrid, Iván Espinosa de los Monteros. “Abucheaban porque no les gusta ver a un presidente del Gobierno que hace esperar al rey para escudarse en él, porque no les gusta ver a un Gobierno que viene a rendir homenajes a la bandera con aquellos que han hecho todo por acabar con esa bandera”, proclamó también en la sesión de control del Congreso.

El propio líder de los ultras, Santiago Abascal, se refirió a lo ocurrido a través de su cuenta de Twitter en una anotación en la que relacionó los insultos con la opinión que según él tienen los españoles sobre el presidente. “A Sánchez le sorprende que los españoles vean incompatible pactar con terroristas y separatistas y acudir al desfile de los mejores servidores de España”, escribió.

Fuentes del PP consultadas por infoLibre confirmaron que hace mucho tiempo que en la formación de Casado celebran cada vez que los ciudadanos acuden a gritar e insultar a Sánchez porque lo consideran una muestra de su falta de respaldo social. En numerosas ocasiones le han echado en cara que no pueda “pisar la calle” sin ser abucheado, a diferencia de lo que le sucede a su líder, subrayan. 

Lo cierto es que los concentrados en el desfile que acudieron a proferir gritos contra Sánchez no hicieron sino repetir los argumentos que PP y Vox —y en ocasiones Ciudadanos— llevan dos años pronunciando contra el presidente. Le llamaron “okupa”, en referencia a la “ilegitimidad” con la que, según la derecha, gobiernan PSOE y Unidas Podemos. Y exigieron su dimisión, tal y como Casado y sobre todo Abascal llevan meses pidiendo.

Pedro Sánchez reprochó a ambos partidos su complicidad con quienes desde hace años utilizan la fiesta nacional para insultar al presidente del Gobierno cuando se trata de un socialista. “Siempre que gobierna la izquierda hay abucheos, hay insultos a los presidentes de izquierdas. Eso es cómo ustedes y la ultraderecha entienden la convivencia y el respeto al orden constitucional”, le echó en cara Sánchez a Casado durante la sesión de control.

El exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra lo resumió a media mañana de este miércoles en un acto en Alicante. Hay “algunas personas que lo mismo abuchean a un presidente del Gobierno que aplauden a una cabra”, zanjó. “Cada uno elige quién le representa mejor”.

La apropiación del 12 de octubre por parte de la derecha, cuyos seguidores se han convertido en los más ruidosos de entre quienes acuden a presenciar el desfile militar, se suma a la que PP y Vox llevan haciendo de la monarquía haciendodesde que salieron a la luz las informaciones sobre las actividades económicas privadas del rey emérito Juan Carlos de Borbón y que su sucesor, Felipe VI, se expusiese hace un año al debate público al dar a conocer discrepancias sobre su agenda con el presidente del Gobierno.

Los partidos de Casado y Abascal rehúyen cualquier crítica a Juan Carlos de Borbón, pese a las evidencias que se acumulan centra él por haber defraudado al fisco español. Se han convertido en sus únicos defensores en el Congreso de los Diputados.

La celebración del 12 de octubre ha sido objeto de controversia en diferentes ocasiones desde su reconocimiento oficial hace más de tres décadas por tres razones: los abucheos sistemáticos los presidentes José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez, la incomodidad que la fecha supone para quienes creen que la colonización de América no es un motivo de celebración y el protagonismo que siempre tienen las Fuerzas Armadas.

A lo largo de los años han sido varias las iniciativas que intentaron cambiar la fecha y de paso su significación. Como muestra dos ejemplos. El primero, por iniciativa de PNV y la desaparecida Convergència, fue una propuesta de 1980 para que la celebración tuviese lugar el 6 de diciembre, de manera que la Carta Magna se convirtiese en motivo de conmemoración para “todos los pueblos y nacionalidades de España”. El segundo lleva la firma de Cayo Lara, el que fuera líder de Izquierda Unida, y se formuló en 2015. Su propuesta era que la fiesta nacional pasase al 2 de mayo, el día de la independencia que cada año recuerda la sublevación en Madrid contra la invasión francesa de 1808.

Cualquiera de los dos hubiese alejado definitivamente la festividad de la pelea entre quienes defienden la colonización de América como un acontecimiento histórico del que sentirse orgulloso —una tesis que defiende sobre todo la derecha— y los que creen que como mínimo hubo suficientes sombras como para evitar hacer de aquellos hechos un motivo de celebración.

Las fiestas nacionales en el mundo

El 2 de mayo como nueva fecha hubiese seguido además el ejemplo de los países que han asociado su fiesta nacional precisamente a su independencia. Ese es el caso, por ejemplo, de Estados Unidos, que celebran su independencia el 4 de julio de 1776. Igual que el de toda América Latina, desde México a Argentina, de casi la totalidad de los países de África y de la India, entre otros países. También, en el caso de Europa, de Islandia, Suecia, Finlandia, Suiza, Polonia y numerosos estados del este y de los Balcanes.

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Otros, en cambio, han elegido fechas relacionadas con procesos revolucionarios o de unificación. Es el caso de Francia (la toma de la Bastilla, ocurrida el 14 de julio de 1789) o de Alemania (el día de la reunificación, el 3 de octubre de 1990).

Italia está en el grupo se los que celebran el cambio de régimen, de la monarq-uía a la república (2 de junio de 1946), igual que Turquía (29 de octubre de 1923). Aunque también los hay que toman como referencia una jefatura de Estado hereditaria, como Países Bajos (el día del rey se celebra cada año el 27 de abril) y quienes, como Portugal, prefirieron conmemorar a un hombre de letras como Luís de Camões, fallecido el 10 de junio de 1580.

España es una excepción. El 12 de octubre conmemora una conquista, justo lo contrario de lo que celebran los países conquistados.

34 años después de la declaración oficial del 12 de octubre como fiesta nacional de España, la efeméride se ha consolidado como una celebración de la derecha extrema en la que no hay espacio para la expresión política de la izquierda. Tanto el Partido Popular como Vox, lejos de descalificar los abucheos al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a su llegada a la zona de autoridades del Paseo de la Castellana en el que se iba a celebrar el desfile de las Fuerzas Armadas, los justificaron como una expresión legítima del descontento de los ciudadanos contra las políticas del Ejecutivo.

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