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Casi 40.000 sanitarios llevan dos años esperando a que Madrid resuelva sus oposiciones

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Sábado, 27 de abril de 2019. Un rumor permanente rompe por completo la tranquilidad propia del fin de semana en la Politécnica y la Complutense de Madrid. Miles de personas esperan ansiosas, con su documento de identidad en mano, esa llamada que les permita acceder a una de las muchas aulas en las que esperan, después de tanto esfuerzo, poder amarrar su futuro. María Jesús Durán es una de ellas. Trabaja desde 2008 en el Hospital La Paz. Afortunadamente, ya ha dejado atrás aquellos contratos temporales que fue encadenando durante casi una década. Ahora es interina. Disfruta de algo más de estabilidad laboral, sí. Pero es consciente de que no tiene el futuro asegurado. Por eso está, a primera hora de la mañana, frente a esa pequeña puerta, esperando oír su nombre para enfrentarse a la oposición de técnico auxiliar de cuidados de enfermería (TCAE) del Servicio Madrileño de Salud (Sermas).

Cuando el reloj aún no ha marcado las diez, el campus queda completamente mudo. Y Durán agarra el cuadernillo de 16 páginas que reposa sobre su pupitre. "En un paciente con desnutrición y riesgo de úlceras por presión, la dieta que debemos aplicar será con un alto contenido en:", reza la primera del centenar de cuestiones que conforman el examen. Poco a poco, va respondiendo las preguntas. Y no sale mal parada de la prueba. Consigue colarse entre las mil mejores notas en un proceso en el que están en liza 4.387 plazas. Con 34,7 puntos, supera la fase de oposición. Siete meses después, se abre la puerta a la presentación de méritos, la segunda parte del proceso. Son los últimos días de noviembre. Y desde China están a punto de llegar noticias sobre un nuevo coronavirus: el Sars-CoV-2.

Han pasado ya dos años y dos meses desde que Durán enviase toda la documentación. Y no ha vuelto a tener noticias del concurso oposición. "Ni siquiera han salido todavía los listados provisionales de esa fase", cuenta la sanitaria al otro lado del teléfono. No es un problema que afecte exclusivamente a su proceso. Ni mucho menos. Decenas de miles de aspirantes llevan dos años esperando a que se resuelva definitivamente el proceso al que se presentaron. En algunos casos, ya conocen los resultados de la prueba de méritos, aunque de momento sean provisionales. En otros, ni siquiera tienen esa lista que permite a los sanitarios ir haciéndose una idea de si tienen o no posibilidades de quedarse con una de las plazas en liza.

En la misma situación que Durán se encuentra, ahora mismo, Víctor Jiménez. Desde que salió de la facultad hace casi una década, la vida de este enfermero se ha resumido en un continuo ir y venir de nuevos destinos y contratos. Se buscó las castañas en Guadalajara. También lo hizo en Barcelona. Y ahora está haciendo una sustitución en un hospital de su Madrid natal. Siempre, por supuesto, con el lastre de una temporalidad sobre sus espaldas que convertía en imposible la construcción de cualquier proyecto vital a largo plazo. Por eso, recibió con ilusión la oposición convocada para cubrir más de cinco millares de plazas de su especialidad en el Sermas. Durante meses, hincó codos y se machacó en la academia, lo que le permitió superar la fase de oposición con un notable.

Pero, de nuevo, el proceso se quedó empantanado en la fase de méritos. El joven, que ahora tiene 33 años, presentó los papeles en enero de 2020. Pocas semanas antes de que el coronavirus frenase en seco medio mundo. Y hasta ahora. "Seguimos en la misma situación, sin noticias de ningún tipo", se queja. Un retraso que, cuenta, la administración achaca a la parálisis que provocó la pandemia. Una explicación que, sin embargo, no convence al sanitario. "El resto de regiones han resuelto ya sus procesos selectivos", resalta. Castilla y León, por ejemplo, hizo pública hace algo más de un año la valoración definitiva de los méritos de los aspirantes. Y en Galicia, los enfermeros que se impusieron en la oposición tienen destino adjudicado desde septiembre de 2020.

"No tiene recursos humanos suficientes"

En las oposiciones a TCAE son 11.250 los sanitarios que superaron la primera parte y aún están a la espera de conocer la puntuación de la segunda. En las de enfermería, esa cifra se sitúa en los 19.930. Todavía sin resolución definitiva se encuentran, del mismo modo, los procesos para la incorporación de 1.513 celadores y 130 técnicos auxiliares de cuidados de enfermería para el Summa 112. En este último caso, 350 aspirantes están pendientes de la resolución de la fase de méritos. Una valoración que ya se ha producido, sin embargo, en el primero. El pasado verano, el tribunal calificador hizo público el listado provisional de la fase de concurso, la segunda parte del proceso selectivo. En este caso, están a la espera de la resolución definitiva 8.270 personas.

"La propia Dirección General de Recursos Humanos del Sermas se parapeta ante los sindicatos en que no tiene recursos humanos suficientes ni sistemas informáticos que soporten la gestión de estos procesos de oferta pública de empleo y las baremaciones que cada opositor requiere", señalan desde CCOO. El sindicato reclama que parte de los fondos europeos que lleguen a la región se utilicen para contratar, al menos, dos centenares de profesionales de carácter administrativo que den cobertura "a la ingente carga de trabajo" y para renovar el actual sistema informático, que "no tiene suficiente capacidad para desatascar todo el trámite de los procesos". Unas oposiciones necesarias en una región con una temporalidad disparada. A cierre del año pasado, solo un 44% de la plantilla del Servicio Madrileño de Salud era fija.

Encadenando oposiciones

A pesar de que esta última oposición sigue abierta, el Ejecutivo regional no ha dudado en sacar una nueva convocatoria. Lo hizo el pasado mes de diciembre, a través de una resolución en la que ponía sobre la mesa 657 nuevas plazas. Algo que también se ha hecho con los técnicos auxiliares de cuidados de enfermería. Una convocatoria a la que a Durán no le ha quedado más remedio que presentarse. "Como todavía no sé si estoy dentro o no, porque la de 2018 no hay manera de que la resuelvan y la fase de concurso puede cambiarlo todo aunque tengas buena nota en el examen, me he inscrito en esta", explica. Está molesta. No por el precio de las tasas que va a tener que abonar, que no es elevado. "Lo que me sabe mal es tener que pagarlo por la ineptitud de la administración", dice.

Ahora, con dos niñas a las que atender y un trabajo que le roba parte de la jornada, la TCAE no sabe si meterse o no de nuevo en una academia, que cuando se preparó las anteriores le suponía un desembolso de casi cien euros mensuales. "La incertidumbre es terrible", reflexiona. Es cierto que sacó buena nota en el examen. Y que, probablemente, salga también de la fase de méritos con una puntuación elevada. Pero nunca se sabe. Y mientras espera a que se resuelva su futuro, no huele un solo euro de la carrera, ese plus que el Sermas abona a los sanitarios para reconocer su desarrollo profesional. De cuatro niveles, ella está en el segundo. Le corresponderían, dice, unos 1.500 euros anuales extra. "Pero solo se lo están pagando a los fijos, no a los interinos", explica.

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Jiménez, por su parte, sigue moviéndose. "Mientras esto sigue así, me voy presentando en otros sitios", cuenta. Lo hizo en la Comunitat Valenciana. Ahora, señala, está pendiente de Andalucía, donde la nota de corte se situó en un 4,2 y él salió del examen con un 5,7. "Mientras Madrid resuelve una, la administración andaluza va camino de su segunda en el mismo periodo de tiempo", explica. Y tiene también en el punto de mira un proceso selectivo en Castilla-La Mancha. "Si me saco una plaza en otro sitio, me voy. Y, como yo, mucha otra gente", apunta. Lo hace porque ya va siendo hora, dice, de encarrilar su vida. "Con 33 años empiezas a estar harto. ¿Cómo vas a plantearte comprar o alquilar un piso si no sabes si vas a seguir trabajando en Madrid?", señala el enfermero, que sigue viviendo en casa de sus padres.

Sin poder cobrar la carrera profesional

De algo más de estabilidad laboral disfruta Sergio Fernández. En su caso, lleva como interino desde 2005 en el Centro de Salud Mental de Puente de Vallecas, que corresponde al Hospital Universitario Infanta Leonor. "También sin poder cobrar la carrera profesional, que supondría un incremento salarial de 2.500 euros al año, unos 200 euros al mes", apunta. Fernández no es sanitario, sino auxiliar administrativo. Sin embargo, se encuentra, como el resto, en el limbo por una oposición cuya resolución se eterniza. "Tengo 39 años. En la vida te marcas una serie de objetivos, como comprar una casa o formar una familia, que pasan por tener una seguridad laboral. Por eso esta oposición es tan importante, sobre todo si tienes en cuenta que sale cada muchos años", reflexiona.

Fernández se enfrentó al examen para ocupar una de las 1.747 plazas de administrativistas en el Sermas a comienzos de abril de 2019. Consiguió 26,8 puntos. Luego, cerró la fase de méritos con 44,76 sobre 50. Según sus cálculos, está por el puesto 900. "¡Espero conseguir una!", dice. Pero, por el momento, no son más que especulaciones. Mientras no haya una resolución definitiva, sus planes a largo plazo seguirán en stand by. Y, como los suyos, los de otras 4.825 personas que lograron superar el primer filtro y que llevan más de dos años en vilo.

Sábado, 27 de abril de 2019. Un rumor permanente rompe por completo la tranquilidad propia del fin de semana en la Politécnica y la Complutense de Madrid. Miles de personas esperan ansiosas, con su documento de identidad en mano, esa llamada que les permita acceder a una de las muchas aulas en las que esperan, después de tanto esfuerzo, poder amarrar su futuro. María Jesús Durán es una de ellas. Trabaja desde 2008 en el Hospital La Paz. Afortunadamente, ya ha dejado atrás aquellos contratos temporales que fue encadenando durante casi una década. Ahora es interina. Disfruta de algo más de estabilidad laboral, sí. Pero es consciente de que no tiene el futuro asegurado. Por eso está, a primera hora de la mañana, frente a esa pequeña puerta, esperando oír su nombre para enfrentarse a la oposición de técnico auxiliar de cuidados de enfermería (TCAE) del Servicio Madrileño de Salud (Sermas).

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