Confinado
Yo, que he vivido siempre confinado
en el amor, los bares, los amigos,
confieso y pongo al diablo por testigo
de que el toque de queda me ha quebrado.
Cierto es que estaba malacostumbrado
a embestir y crecerme en el castigo,
a abrazar a traición a mi enemigo,
a darle la razón a mi cuñado.
Aunque soy un amante de las curvas
peligrosas me mata y me perturba
la escandalosa curva del covid
que sube y sube mientras todo baja,
que rompe el corazón de la baraja,
que envilece la risa de Madrid.
Sin final feliz
Los augures dibujan un oscuro
paisaje de penuria insolidaria,
la muerte es una lumi tabernaria
que juega al ajedrez contra el futuro.
El hoy por hoy es llanto puro y duro,
cada vez ganan más las funerarias,
hará falta una estirpe temeraria
inmune a la desdicha y el cianuro.
Y el domingo sin misa ni partidos
y la vida sin postre ni rutinas
y el espejo con sangre en la nariz.
Y los días marrones repetidos
y la niebla detrás de las cortinas
y los amores sin final feliz.