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Fernando León de Aranoa: "El buenismo tiene mucho peligro"
PREGUNTA. Usted es cosecha de mayo de 1968. ¿Se nace ya progre en fecha tan simbólica?
RESPUESTA. No [ríe], no creo en ese determinismo. Yo no estaba al tanto de nada.
P.‘El buen patrón’ es un retrato feroz del cinismo empresarial. Echar a alguien del trabajo y decirle: “Despedirse forma parte del proceso de la vida”.
R. Es una de las frases que he escrito para ese guion. El personaje tiene ese discurso, lo ve todo desde su ángulo, sus necesidades, sus intereses. Y mantiene con sus trabajadores ese tipo de relación muy paternalista.
P. Paternalismo perverso y manipulación. ¿En quién se ha inspirado? ¿Le ha bastado con mirar alrededor?
R. No me he inspirado en nadie directamente. Es que creo que hay muchos patrones así en realidad. A todos nos pasan cerca, y a mí me han pasado, historias de gente que estaba en espacios laborales así. Pienso en una fábrica en concreto donde se producía ese tipo de relación, y que me sirvió para tomar las primeras notas para esta historia. Había un cierto interés por parte del patrón hacia sus trabajadores, desde un cierto paternalismo y desde una cierta amistad también, tras muchos años de relación, pero que entraba un poco más de lo debido en la vida privada de los trabajadores.
P. Mucha amistad, pero siempre a favor de obra.
R. Claro, eso es lo que me hizo gracia cuando escuché el relato. Había una preocupación por la situación sentimental de uno de los trabajadores, que era mala, y eso repercutía en su ánimo y en su trabajo. Y había una preocupación por parte del dueño de la fábrica de sacarle a beber por las noches y de compadrear. A mí me parecía terrible, como a ti, pero a la vez, en esa escala, me resultaba tremendamente cómico, porque al final el personaje era un gran manipulador y un gran pícaro. Alguien que para que las cosas fueran bien en su empresa se extralimita ocupándose de las vidas personales de sus trabajadores. Me pareció un material de partida muy rico para hablar de algo que creo que sucede y de cómo son las dinámicas en un entorno laboral, cómo están de viciadas y deterioradas. Y también para contarlo con humor, porque ese personaje, al que he llamado pícaro, puede dar lugar a situaciones muy cómicas y a la vez muy trágicas.
P. ¿Este patrón es un estereotipo?
R. Hay elementos en él que vienen de muchos personajes que se le parecen. En las primeras escenas de la película se lleva a uno de sus empleados a cenar al mejor restaurante, le invita a un buen vino, le saca un buen jamón, para preocuparse por él y entrar en sus problemas personales. Yo creo que ese personaje lo hemos conocido todos. Pero la apuesta de la película es ir viendo cómo en esa semana laboral en la que transcurre la película el patrón se va dando cuenta de que las cosas escapan a su control y no está acostumbrado a la frustración que supone que sus trabajadores no le entren, no hagan las cosas como él quiere.
P. ¿El buenismo tiene peligro?
R. El buenismo tiene mucho peligro.
P. ¿Más o menos que la prepotencia?
R. Las dos cosas son terribles, la prepotencia también es una manera de manejarse o de dirigir las relaciones que no es la mejor.
P. Básculas Blanco, la empresa que dirige el protagonista de ‘El buen patrón’ (Javier Bardem), tiene como símbolo una balanza a la entrada del edificio. Y uno de los dos platos está calzado con una bala para que mantenga el equilibrio. Y dice el personaje: “A veces hay que trucar la balanza para que la medida sea exacta”. ¿Como la vida misma?
R. La imagen de la balanza en la puerta me vino muy al comienzo, cuando decidí que el tipo de fábrica era de básculas industriales. Me pareció un imaginario por un lado muy real, están ahí, en las grandes superficies, y por otro es un imaginario que tiene que ver con la justicia, con la igualdad, con la equidad y con el equilibrio. La balanza que fabricaron los abuelos o los padres del empresario era imposible de equilibrar.
P. ¿Y en qué nota que a usted le trucan la balanza?
R. Pues muchas veces en la información, en cómo la recibimos, que ya nos viene muy precocinada. De qué se informa y de la manera en la que se informa. Yo creo que en la percepción del público de cómo funcionan las cosas los medios tenéis un papel esencial en mostrar la balanza de una manera armónica.
P. ¿‘Los lunes al sol’ es la más actual de sus películas? Porque empresarios sin escrúpulos, paternalistas y de explotación sibilina ha habido siempre. Pero el paro, la precariedad y la escasa esperanza parecen ir creciendo.
R. ¿En ese sentido dices que te parece más actual? Yo creo que Los lunes al sol es una película que hablaba del desempleo, de cómo se vive en ese grupo de trabajadores. Y tenían una cosa que está contada de manera diferente en las dos películas, pero hay un correlato. Porque en Los lunes al sol hay algo que era importante para los personajes y que les daba esperanza, y es que tenían identidad de clase, se sentían y se expresaban como clase trabajadora. Eso les daba un flotador, un salvavidas. Has sido despedido y los compañeros te echan un cable con las cajas de emergencia. Esa conciencia de clase era para ellos un salvavidas, algo a lo que agarrarse en lo identitario, en lo más íntimo. Pero en el despido de El buen patrón, en otro sector y 20 años después, hay mucho individualismo, una clase trabajadora más desarticulada y con menos conciencia. Se cuenta esa fragmentación y esa falta de identidad, y lo que sucede, en las relaciones horizontales de esa fábrica, es que hay mucha más competencia y mucho más individualismo. El trabajador despedido, acampado frente a la fábrica, está terriblemente solo, es un náufrago, un quijote que afea el paisaje. Para mí uno de los momentos más dolorosos y a la vez con humor es cuando ese hombre grita con su megáfono “El pueblo unido jamás será vencido”. Y no hay nadie. Nadie que cruce esa calle para echarle una mano, porque tienen miedo a ser el siguiente.
P. Su película ha sido seleccionada para representar a España en los Oscar, frente a ‘Madres paralelas’. ¿Otra vez Fernando León ‘versus’ Pedro Almodóvar, como pasó con ‘Los lunes al sol’ frente a ‘Hable con ella’? Entonces y ahora usted se lleva al agua el gato de la Academia de Cine.
R. Bueno, pasó hace muchos años, y en este tiempo yo creo que ha habido muchas películas de Almodóvar seleccionadas, unas que han pasado ese primer filtro aquí y otras que han llegado hasta las nominaciones. Yo tenía una cierta sensación de déja vu con esta película desde el primer momento que empezamos a prepararla, por el tema que contaba y por cómo lo cuenta. Porque Los lunes al sol es una película muy coral con un personaje central muy carismático que de alguna manera atraviesa las historias de los otros personajes, y en esta pasa también.
P. Yo le estaba hablando de Almodóvar. ¿A la Academia le ha llegado más su argumento de ‘El buen patrón’?
R. Bueno, yo creo mucho en el voto en conciencia. Yo voto en conciencia, tanto en las elecciones generales como siempre.
P. O sea que lo suyo de apoyar a Vox es porque se lo ha pensado bien.
R. [Ríe] Sí, es en conciencia. Vamos, yo estoy seguro de que la Academia ha votado de esa manera. Para mí es soberana y las decisiones que toma hay que respetarlas, tanto cuando vota a favor de lo que queremos como cuando no es así. Hay muchas películas que no han tenido ninguna nominación o ningún tipo de reconocimiento en ese terreno y uno lo asume tan tranquilo. Creo que hay que estar a la altura siempre, y más en la derrota. En los triunfos también.
P. Hay quien dice que los Oscar son más marketing que otra cosa. Que cuenta más tener contactos y poder hacer una buena promoción que el valor cultural en sí.
R. Han ganado el Oscar películas maravillosas, y no solo en los últimos años. Otra ronda, Oscar en 2020, o películas que yo adoro, como Quemados por el sol. Hay que pensar también que al final estamos hablando de películas, de historias y de gente que, tanto en nuestra Academia como en la suya, sabe mucho de cine. Y cuando vean El buen patrón espero que les guste como ha gustado aquí y que sepan apreciar el valor de lo que cuenta y de cómo lo cuenta. Yo creo que las películas mandan mucho. Sé que toda la otra parte que has mencionado es importante. Tienes que conseguir que la película se vea. Luego ya es su decisión. El trabajo sobre todo es conseguir que se vea la película.
P. Para hacer su documental ‘Política. Manual de instrucciones’ (2010), sobre la fundación y desarrollo de Podemos, filmó 500 horas y estuvo un año rodando con ellos. ¿Cómo sobrevivió?
R. [Ríe] Fue más de un año. Y sí, fue muy intenso. Yo creo que empezamos a rodar en la asamblea de Vistalegre en la que se daban forma, había tres posturas enfrentadas. Yo estaba montando, terminando mi película anterior, Un día perfecto…
P. Le preguntaba si salió indemne.
R. Hombre, salí… Fue muy interesante el proceso, porque hubo una cosa que es muy difícil en ese tipo de rodajes de documentales y es que tuvimos mucho acceso. Era parte del trato.
P. Pablo Iglesias dijo que entraron hasta la cocina.
R. Hasta la cocina. En primer lugar, en Vistalegre, en esa primera asamblea. Estábamos rodando en una habitación y yo por dentro pensaba: “Y ahora es cuando nos echan”. Porque lo he vivido. Lo he vivido rodando un documental que produjo Elías Querejeta sobre las primarias del PSOE, que enfrentaron a Borrell y a Almunia.
P. Les echaron de la cocina.
R. Hombre, en algún momento había que salir, porque había un conflicto… Y sabes que va a ser así. Este documental, Política. Manual de Instrucciones, lo presentamos en el Festival de Toronto y estuvo viéndolo una de las personas de la campaña electoral de Bernie Sanders y le gustó mucho. No salía de su asombro ante lo que habíamos podido grabar y mostrar. Él, que había participado en esa campaña, decía: “Jamás se habría dado aquí este acceso”.
P. ¿Se atrevería con Isabel Díaz Ayuso y con el PP? ¿Qué ingredientes imagina en la cocina de la calle Génova?
R. Yo me moriría por ver ese documental, ya hacerlo… Creo que ya tuve mi año largo de acercamiento a una dinámica política tan fuerte como aquella. Invito a otro cineasta a que lo haga e iré a verlo encantado. Yo sería un espectador seguro. Sería interesantísimo, no tengo duda.
P. Ha dicho que nunca tuvo vocación por el cine. Pues no parece dársele tan mal.
R. Bueno, no tuve la vocación cuando se supone que uno debe tenerla, eso de decir que me regalaron una cámara, cogía el Súper8 de mi padre y hacía películas con el Ibertren, pues no. Yo dibujaba, que me gustaba mucho. Y es verdad que me llegó tarde la vocación, pero me llegó intensa, tengo que decir que fue a los 18 o 19 en un taller de guion de escritura. Mi flechazo con el oficio fue a través de la escritura. De hecho me gusta mucho, y cuando no es cinematográfica también. La practico poco, menos de lo que me gustaría, pero he publicado algún libro de cuentos. Me gusta mucho la narrativa, y es algo a lo que querría dedicarme en algún momento. Pero el cine es muy absorbente.
P. No sé si los guiones los dibuja o los escribe. Porque suelen llevar bocetos y garabatos.
R. Sí. Ya te decía que de joven dibujaba mucho y lo sigo haciendo como hobby. Es verdad que cuando estás rodando, en las esperas visualizas cosas y se las muestras a los actores. Simplemente me relaja hacerlo. Me devuelve a esos años en los que dibujaba y me tranquiliza.
P. ¿De qué hay más en su cóctel: creatividad, timidez, imaginación?
R. Es difícil adjudicar porcentajes. Yo creo que hay mucho de todo lo que has dicho. La timidez se va superando, se va venciendo. A los 18 años, en ese momento en que empezaba a escribir, jamás habría pensado que pudiera dirigir, por esa cuestión de carácter, la timidez, y en ese momento te habría dicho que eso era el 80%. A estas alturas sigue ahí, pero aprendes a manejarla, qué remedio. Pero es verdad que a mí lo que me hace ponerme de pie de excitación, de nervios, de que no puedes estar quieto cuando estoy trabajando es esa otra parte de invención, es la imaginación. Llega un momento en que, por mucho que mis películas traten o arranquen de situaciones reales, aquello es tan excitante que tienes que ponerte de pie. Es una energía física. Me pasa cuando escribo, cuando aparecen las cosas que creo que son buenas para la película, cuando aparecen las ideas. Es lo que más me gusta, lo que más disfruto. La parte creativa.
P. Visitaba los ‘sex shop’ con Chicho Ibáñez Serrador. ¿Se quedó así desde entonces? ¿Aquello fue definitivo?
R. Pues este de aquí [calle Atocha], que estaba recién abierto. Creo que estamos hablando de los años noventa, de 1991 o 1992. Lo que hacíamos con Chicho, que era muy interesante también, era, aparte de disparar ideas, trabajar y hacer los guiones para el programa Un, dos, tres, era ir a ver actuaciones, humoristas, espectáculos, cosas que tenían que ver con los temas de los que hablaban los programas. Nosotros nos sumábamos a su juego.
P. Pues reconozca que mucho ‘sex shop’ no salía en el ‘Un, dos, tres’.
R. Pues él siempre tenía uno en cada temporada. Y luego hizo Hablemos de sexo.
P. ¿Aprendió mucha técnica? ¿Tuvo consecuencias?
R. A ver, yo tenía 19 años. Recuerdo ir cinco guionistas, con Ibáñez Serrador a la cabeza, a visitar uno de esos lugares, que estaban recién abiertos en España. Tenía esa cosa como de fantasía, que parece que todo son tubos de neón. Y un lado bastante sórdido. Pero bueno, no, no tuvo consecuencias.
P. Cree que se quedó normalito.
R. Si no lo soy, ya venía de atrás, no sería por eso.
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P. ¿Qué le ronda ahora la cabeza? Se le habrá ocurrido alguna maldad.
R. Nunca sabes. Es todo tan inestable… En la cabeza tengo muchas cosas. Demasiadas, en realidad. Los problemas siguen siendo, y benditos sean, a la hora de decantarme por un proyecto o por otro. Nos costó bastante poner en pie esta película. He trabajado en ella, ya de una manera decidida, con un guion sólido, tres años. Hay parones y problemas de financiación. Y esos parones los dedicas —yo por lo menos siempre tengo otras historias—, a pergeñar maldades futuras, que es la parte más divertida. Ahora es el momento en el que noto que se empiezan a abrir huecos en mi cabeza, que empiezan a caber ya otras historias, y eso que tengo mucho trabajo presentando la película. Estoy deseando tener la concentración necesaria para volver a escribir y sacar adelante un par de cosas que tengo entre manos.
*Esta entrevista está publicada en el número de noviembre de tintaLibre, a la venta en quioscos. Puedes consultar todos los contenidos de la revista haciendo clic aquí.aquí