Kit de supervivencia o ‘keep calm’: qué estrategia es mejor para transmitir que hay riesgo para la seguridad

Entre un gag cómico y una película de terror. El pasado martes la comisaria de Preparación, Gestión de Crisis e Igualdad, Hadja Lahbib, lanzó en su cuenta de X un comentado vídeo cuyo objetivo era preparar a la población en caso de una posible invasión a la Unión Europea. El vídeo suma dos millones de visualizaciones y más de tres mil retuits pero, lejos de lograr su objetivo de concienciar a los ciudadanos, la publicación se ha convertido en un nido de memes y críticas. Durante el minuto y medio que dura, Lahbib da consejos sobre cómo sobrevivir en los primeros tres días de una invasión. Con una música de fondo más propia de un videoblog que de uno de emergencia y con un tono infantil y pretendidamente humorístico, la comisaria comenzaba a enumerar, entre chiste y chiste, todo lo necesario para componer ese kit de supervivencia improvisado. “Preparados para cualquier cosa, ese debe ser nuestro nuevo estilo de vida europeo”, dice el tuit que acompaña el vídeo.
Un desastre comunicativo de la UE que, pese a todo, ejemplifica bien el cambio de discurso de los 27 en este último mes y medio, y, en particular, desde el tenso enfrentamiento en la Casa Blanca entre Donald Trump y Volodímir Zelenski durante la visita de este último a Washington. En ese momento, y ante las idas y venidas del presidente estadounidense con respecto a la guerra en Ucrania, acercándose cada vez más a Rusia y dejando de lado a los aliados europeos, la UE ha comenzado a acelerar el rearme, tanto en lo económico como en lo comunicativo, ante el miedo de un nuevo conflicto con el país gobernado por Vladímir Putin.
Una estrategia que esta semana ha dado un nuevo giro apelando más que nunca a la población civil. Mientras que en las semanas anteriores, los dirigentes de la UE se reunían en diferentes cumbres para organizar el rearme, decidir cómo incrementar el presupuesto en defensa o planificar la estrategia de paz en Ucrania, en los últimos días la Comisión ya ha dado un nuevo paso advirtiendo directamente a los ciudadanos europeos sobre qué deben estar preparados en caso de una eventual invasión. En un documento conocido esta semana, la UE apela directamente a los civiles y les pide que almacenen en sus hogares suministros en caso de un desastre natural o de una guerra, algo que está en línea con el vídeo de Lahbib. No es la primera vez que vemos que la UE advierte de la necesidad de prepararse ante un posible conflicto, pero quizás, es la ocasión donde los 27 están siendo más claros con respecto al papel de la población civil.
En paralelo a la UE, muchos países también han escalado el discurso del rearme apelando directamente a su población. Quizás el más relevante en estos últimos días ha sido Francia, que ha anunciado que enviará a sus ciudadanos un manual de supervivencia de unas 30 páginas donde aconsejan a la población hacer acopio de un kit en el cual tengan los objetos indispensables para sobrevivir a una catástrofe climática, a un ciberataque o a lo que llaman una “amenaza inminente”, en otras palabras, a una guerra.
Esta decisión de Francia es similar a una que ya realizaron en noviembre países nórdicos como Suecia, Finlandia y Dinamarca, enviando a sus ciudadanos manuales de supervivencia para protegerse en caso de una posible guerra. De hecho, cuando la UE y los Estados miembros adoptan este tono prebélico, casi siempre hay que mirar al norte. “Las diferencias de tono que vemos ahora entre los bálticos y el sur de Europa son parecidas a las que habían antes de la invasión de Rusia. En ese momento países con frontera o muy cercanos al régimen de Putin advertían de que la guerra era inminente y de que el Ejército ruso se estaba preparando para comenzar a atacar Ucrania, mientras que en la parte más occidental se descartaba ese extremo. Finalmente, quienes tenían razón eran los bálticos y eso tiene mucho impacto ahora”, señala Daniel Gil, analista experto en la UE de Political Room.
Una de las características más importantes de las estrategias de defensa de estos países es que involucran no solo a los militares en la defensa, sino también a la población civil. Todo el mundo debe estar preparado e implicado. Una estrategia que ahora copia la UE. “Las recomendaciones del informe de Von der Leyen están sacadas del modelo de los países bálticos que es el que, finalmente, se ha acabado imponiendo en toda Europa. La cuestión es que este tipo de discursos están sacados directamente de su cercanía con la propia Rusia y no tienen tanto sentido para otros lugares que tienen percepciones diferentes sobre la seguridad”, explica Pol Bargués, investigador sénior y coordinador de investigación de CIDOB.
Por eso, hacer extensible la visión de los países bálticos y del este al resto de la UE tiene sus inconvenientes. El primero de ellos, y quizás más importante, es la gran diversidad de los 27, con poblaciones muy diferentes y que tienen visiones muy distintas de Putin. En el caso del sur, sus ciudadanos perciben la amenaza de Rusia como distante y tienen otras preocupaciones que no son precisamente la defensa. Esta nueva “Europa de dos velocidades”, dividida entre quienes ponen la seguridad como prioridad y quienes no lo hacen, se vio perfectamente reflejada en el último Eurobarómetro, que partió a la UE en dos, en una casi perfecta división norte-sur.
Preguntados los europeos por dónde debe invertir Europa para fortalecer su posición en el mundo, Alemania, Bélgica, Países Bajos, República Checa, Polonia y Dinamarca, además de los bálticos, ubicaban la defensa como su respuesta principal. Por contra, en el sur, la mayoría se centraban en aspectos económicos, culturales o en la educación. “El riesgo de una escalada con Rusia existe, pero la posición europea actual resulta, para muchos de estos países como España o Italia, exagerada, poco creíble, e incluso esperpéntica”, comenta Bargués.
Las recomendaciones del informe de Von der Leyen están sacadas del modelo de los países bálticos que es el que, finalmente, se ha acabado imponiendo en toda Europa
La pregunta es ¿quién tiene razón? ¿Hacen bien los bálticos con ese discurso más alarmista ante una posible invasión o es la calma del sur la posición acertada? “Creo que actualmente hay temores fundados de que Rusia pueda plantearse una invasión. Con el giro que ha dado EEUU, con un posible acuerdo de paz poco favorecedor para Europa y con la maquinaria de guerra rusa ya activada, un nuevo ataque no es una posibilidad remota, sobre todo ahora que no existe la garantía de que Trump nos defienda”, comenta Gil. Una posición que no es compartida por Enrique Vega, coronel de Infantería retirado y doctor en paz y seguridad, quien descarta una nueva invasión de Rusia siempre y cuando la OTAN se aleje de sus fronteras.
Sin embargo, más allá de la posibilidad de una guerra, Bargués sí piensa que la UE hace bien en prepararse ante el riesgo de una escalada por parte de Putin. Aunque, a su modo de ver, está olvidando un punto muy importante. “Europa está hablando estos meses todo el rato de qué supondría una nueva guerra y cómo afrontarla, lo cual está muy bien, pero nadie parece estar hablando de todo lo contrario, de cómo evitar llegar a ese punto. Para mí la respuesta que debería tener la UE o algunos países dentro de la misma es poner el foco en buscar alternativas para no llegar a la guerra”, comenta el experto del CIDOB.
Para él, los países del sur como España, por su diferente situación con respecto a Rusia y gracias a que pueden mirar la situación con algo más de distancia, deben intentar liderar un frente favorable a la desescalada, llenando el vacío que existe en la UE de un mensaje de paz. Una opinión con la cual concuerda Vega: “El papel de España debería ser el de transmitir tranquilidad sin desvincularse de la Unión Europea. No creo que deba romper la solidaridad porque esté más lejos de Rusia que otros países, pero debería plantear propuestas en el sentido de que la Unión Europea tenga su propia política de seguridad y defensa autónoma, “independizada”, por decirlo de alguna forma, de las de Estados Unidos, evitando alarmismos y prisas”, comenta el coronel de Infantería retirado.
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Sin embargo, para Gil, la situación de nuestro país no es nada sencilla para presionar en esa dirección. “La posición de España en cuanto al rearme no se basa en un análisis objetivo de la situación, sino en sus condicionantes internos. Ve el peligro que existe con Rusia, pero el problema del Gobierno es que no tiene mayoría para aprobar el gasto en defensa por la impopularidad entre los votantes de sus socios. Y por culpa de esas dinámicas internas, las propuestas de España en este tema no resuenan entre el resto de sus países europeos. Hablar en este momento de la seguridad vinculada al clima no encaja con lo que se está comentando en el resto del continente. No le puedes plantear eso a países como Polonia y que te tomen en serio, por eso España se está quedando atrás”, critica Gil.
El papel de España debería ser el de transmitir tranquilidad sin desvincularse del resto. No creo que deba romper la solidaridad, pero debería plantear propuestas para que la UE tenga autonomía
Con ese contexto, queda muy poco margen de actuación a los Estados miembros con una percepción sobre la seguridad distinta a los del norte. “Todo es una rueda, este tipo de rearme hace que el resto desconfíe de la UE porque lo que ven es una carrera hacia la securitización. El único lugar, por eso, desde donde parece que puede venir una respuesta es desde la sociedad civil y los partidos de la izquierda pacifista, pero sus narrativas llevan tiempo sin escucharse en la UE. Deben hacer ver que esta escalada no beneficia a las sociedades”, comenta Bargués.
A quienes sí pueden convenir es a las fuerzas más conservadoras. Tanto Vega como el experto del CIDOB piensan que este tipo de discursos hacen fuerte a las formaciones más conservadoras que, por otra parte, actualmente gozan de una amplia mayoría dentro de la Eurocámara. Sin embargo, Gil matiza ese punto: “Si a alguien no le está favoreciendo este frente común contra Ucrania es a la extrema derecha, que es en su mayoría prorrusa. Tanto el Frente Nacional francés como Alternativa para Alemania o Viktor Orbán tienen fuertes vínculos con Moscú. Además, hay partidos de izquierda como los socialdemócratas alemanes que son precisamente los que más están insistiendo en este rearme, incluso más que los conservadores de la CDU. A mi modo de ver, la extrema derecha europea está haciendo un seguidismo total hacia Trump y Putin, y en este tema están quedando apartadas”, zanga Gil.