Asier Etxeandía cura el chovinismo a golpe de viaje

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Los billetes de avión imaginarios de ¿Ventana o pasillo? son la cura a muchas enfermedades reales o simbólicas: al bloqueo político, a la sinrazón fanática y también, en esta ocasión, al chovinismo. El actor de televisión, teatro y cine Asier Etxeandía compraría un pasaje "a cualquier nacionalista, para que vea que las banderas no sirven para nada".

El bilbaíno lleva viajando ya varios años de una punta a otra de la geografía española con su espectáculo El intérprete, y considera que no hay mejor remedio que el nomadismo a la cerrazón de "lo mío es mejor": "Me lo encuentro en todos los pueblos, en todas las regiones… Tanto en políticos como en gente de a pie, como en familiares, en personajes que hace tiempo que no veía y que hace tiempo que no salen de su casa, de su barrio, de su pueblo...", explica.

Etxeandía considera que el pasar demasiado tiempo en tu lugar de origen puede complicar la salud mental de los individuos. "Hace que pierdas mucho la empatía y el colocarte en la piel del otro, aunque su vida sea completamente diferente a la tuya. Las personas que no viajan juzgan más a los demás", concluye. El actor receta un viaje de los que te ponen la comida por delante y los asientos son algo más cómodos, "al lugar más lejano, más remoto y más diferente a su propio país".

Y en la vida real…

Casi al término de nuestra sección de verano, constatamos que, por norma general, si perteneces al mundo de la cultura prefieres bosque, tranquilidad y naturaleza por encima del turismo de masas, la sal y la arena. Asier Etxeandía (Bilbao, 1975) sigue la corriente mayoritaria, empujado por su trabajo veraniego: el rodaje de una serie de RTVE llamada El final del caminoEl final del camino, que se graba en Galicia como requisito indispensable, ya que versa sobre los orígenes del Camino de Santiago. "Explica dónde nació y cómo se gestó el camino desde el siglo II, y yo interpreto al rey Alfonso VI", el monarca apodado El bravo, considerado el gran promotor de la ruta. El actor aprovechará los constantes viajes entre Galicia y País Vasco para pararse en zonas boscosas de Asturias y Cantabria, descansar y buscar nuevas ideas. "Aprovecho para inspirarme, porque se va a grabar en lugares maravillosos", asegura.

La agenda de Etxeandía a partir de septiembre es apretada. A finales de octubre se irá hasta Santo Domingo a rodar una película. Solo nos puede desvelar que será de aventuras, fantástica y con dosis de realismo mágico. Estaremos pendientes. Hasta que el proyecto se consolide, el actor estará aún liado con la obra que más fama y alegrías le ha dado en estos últimos años: El intérprete, cuyos últimos bolos serán en octubre.

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Etxeandía viaja hasta su infancia para desterrar definitivamente a sus demonios en una obra autoproducida que viaja por teatros de toda España recogiendo éxitos. El actor canta, se mueve, salta y registra un abanico de emociones que cala en el público de una manera pocas veces vista. "Hay gente que lo ha visto hasta 57 veces, gente que le ha tocado el alma, que les ha cambiado cosas en la vida… Esta profesión es así, es milagrosa", asegura emocionado el actor, que se queda con una sensación "muy plena, de un trabajo muy bien hecho" y se muestra muy orgulloso de sus socios, de sus compañeros y de la banda. El intérprete pone punto y final a su historia en Bilbao, la ciudad natal del artista.

Asier Etxeandía

se estableció en Madrid a los veinte años tras estudiar interpretación en el País Vasco. Interpretó a Beni en Un paso adelante, su primera incursión de renombre en la televisión. Fue maestro de ceremonias en el musical CabaretCabaret, que reinterpretó la película de 1972 ambientada en la Berlín de los años 30. En la pequeña pantalla participó en series como Los hombres de Paco, Amar es para siempre o Velvet, por la cual recibió un premio de la Unión de Actores como mejor actor secundario. Su autobiografía dramática de El intérprete ha resultado ser un éxito de crítica y de taquilla.

Los billetes de avión imaginarios de ¿Ventana o pasillo? son la cura a muchas enfermedades reales o simbólicas: al bloqueo político, a la sinrazón fanática y también, en esta ocasión, al chovinismo. El actor de televisión, teatro y cine Asier Etxeandía compraría un pasaje "a cualquier nacionalista, para que vea que las banderas no sirven para nada".

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