Carlota Bustelo, la diputada que defendió la legalización de la píldora anticonceptiva

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En La mitad de todo han sido recordadas históricas feminista como Clara Campoamor o Ana María Pérez del Campo porque lograron que se cambiase la legislación y que las políticas fuesen más igualitarias y, en esta línea, también se encuentra Carlota Bustelo (Madrid, 1939), quien defendió en plena Transición la despenalización de la píldora anticonceptiva.

Antes de llegar a las instituciones políticas e impulsar medidas para dignificar la vida de las mujeres, Carlota Bustelo se licenció en Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de Madrid y, en 1974, con 35 años, se afilió al PSOE. También fue una de las impulsoras del grupo Mujer y Socialismo, desde donde intentaron influir en el partido para que este llevase al Congreso las reivindicaciones feministas. En 1977 se celebraron las primeras elecciones democráticas tras 40 años de dictadura franquista y la madrileña fue elegida como diputada. En aquella etapa sólo un 6% de los parlamentarios eran mujeres y muchos de los políticos varones no estaban a favor de legislar sobre lo que ellos llamaban "asuntos de mujeres".

Carlota Bustelo fue parte activa del proceso por el cual se consiguió la despenalización de la píldora anticonceptiva y según ella misma "la reforma del Código Civil fue importantísima porque, aunque tardó y fue progresiva, acabó siendo la base del feminismo y de la planificación familiar", según la propia Bustelo. El 7 de octubre de 1978 se consiguió que la píldora fuese legal en España, la cual estaba permitida desde 1964 pero sólo con receta médica y exclusivamente para tratamientos ginecológicos, es decir, que las mujeres que la quisiesen tomar como anticonceptivo estaban cometiendo un delito tipificado en el artículo 416 del Código Penal con entre 5.000 y 10.000 pesetas de multa y "arresto mayor".

Dimisión como diputada

La socialista tenía claro que el objetivo de su presencia en política era conseguir la igualdad plena entre hombres y mujeres, pero dentro de su propio partido había compañeros que no estaban de acuerdo con las ideas feministas de muchas de sus afiliadas. Una de las propuestas que las mujeres socialistas hicieron a la cúpula del PSOE fue que en las listas electorales de 1979 se incluyera un 15% de mujeres, es decir, que se hiciese lo que se conoce como discriminación positiva. Sin embargo, el partido rechazó la proposición y, como consecuencia, Bustelo renunció como diputada, aunque continuó como militante.

Mientras tanto continuó siendo parte activa del movimiento feminista y en 1981 participó en las protestas contra el juicio a once mujeres por haber abortado en 1976 en la localidad vizcaína de Basauri. Carlota Bustelo fue apaleada e insultada por la Policía en una de las concentraciones y, además, no sólo firmó el manifiesto de profesionales y artistas en el que afirmaban haber abortado sino que aseguró en una entrevista lo siguiente: "Yo firmé esta carta y sostengo que he abortado". Esas movilizaciones obligaron al Gobierno de Felipe González a realizar la primera ley del aborto, que fue aprobada en 1985 por el Congreso y que sólo permitía interrumpir el embarazo en tres supuestos: violación, riesgo para la salud física y psíquica de la madre y malformación el feto. La socialista era partidaria de una ley de plazos en la que se permitiese el aborto libre en las 12 primeras semanas de gestación.

Sobre estas cuestiones se pronunció en una entrevista en el diario El Paísen 1983: "El aborto es una cuestión secundaria. Secundaria para ellos. Es una vergüenza. Están ciegos, porque los anticonceptivos y el aborto son tan importantes o más que la energía nuclear o el paro obrero y, desde luego, estrechamente relacionados con ellos". Ese mismo año fue nombrada directora del Instituto de la Mujer –hasta 1988–,hecho que resultó ser una sorpresa hasta para la propia Bustelo, ya que no se esperaba que tras su dimisión como diputada fuesen a contar con ella para un cargo tan importante. Sin embargo, no tuvo reparos en afirmar lo siguiente: "Mi designación como directora de IDEM quizá se deba a algún sustrato de mala conciencia en los puestos de responsabilidad del PSOE o en los compañeros ministros".

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Subsecretaria de Asuntos Sociales

En 1983 también fue designada como subsecretaria de Asuntos Sociales, cartera que ocupaba Matilde Fernández y en 1990 dejó el cargo por "cansancio" aunque continuó siendo militante socialista y feminista, "porque son dos caras de la misma moneda". "Hemos conseguido avances en la educación, en la información y en el acceso de la mujer al trabajo, pero sobre todo ha habido un cambio importante en la sensibilidad respecto a la discriminación de las mujeres", garantizó Carlota Bustelo cuando anunció su dimisión.

Por "su contribución a la emancipación de la mujer y por el reconocimiento de su profesionalidad e ideas de progreso" la Federación de Mujeres Progresistas la reconoció con el premio Mujer Progresista del año 1995.

En La mitad de todo han sido recordadas históricas feminista como Clara Campoamor o Ana María Pérez del Campo porque lograron que se cambiase la legislación y que las políticas fuesen más igualitarias y, en esta línea, también se encuentra Carlota Bustelo (Madrid, 1939), quien defendió en plena Transición la despenalización de la píldora anticonceptiva.

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