¿Ventana o pasillo?
Felipe Benítez Reyes manda a Trump a ver muros a Jerusalén
El escritor Felipe Benítez Reyes cuenta con un método infalible para curar la sinrazón política: viajar. “Se me ocurre regalarle a Donald Trump un billete de ida a Jerusalén para que se dé cuenta de para qué sirven los muros”, afirma. No sería el único mandatario al que le recomienda unas vacaciones inspiradoras, dentro de la sección ¿Ventana o pasillo? en la que preguntamos a distintos creadores a quién regalarían un billete.
También obsequiaría al presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan "con un bono de avión-hotel para que visite Benidorm". ¿Para que se relaje de su feroz represión del golpe de Estado fallido en su país? También para que comprenda que "la gente puede convivir con conceptos distintos ya no de la vida, sino incluso con ideas completamente opuestas de lo que debe ser el mes de agosto", explica Benítez, que matiza: "Tal vez lo mejor para mandar lejos a alguien no sea comprarle un billete de avión, sino un avión. Quizá por eso resulta tan costoso librarse de la gente engorrosa".
Benítez se refiere a la parte de la barrera israelí que divide Jerusalén Este del resto de Cisjordania. Aún no está finalizada, por ahora mide más de 450 kilómetros y, a su paso por la ciudad sagrada y otros lugares, divide a familias y dificulta el acceso a educación y sanidad de muchos palestinos. Al escritor le gustaría que el candidato republicano en las próximas ediciones estadounidenses comprobara las consecuencias del hormigón separando a los pueblos, como en teoría pretende hacer entre México y Estados Unidos.
Erdogan, por su parte, lleva semanas deteniendo y expulsando de sus trabajos a funcionarios, profesores y periodistas, acusados de haber alentado el golpe de Estado fallido en Turquía. Utiliza lo que Bruselas cree que son listas preparadas antes de la intentona y acusa a los defenestrados de seguir las doctrinas del predicador Fethullah Gülen, cuyos encuentros y desencuentros con el partido en el poder explica aquí nuestro socio editorial francés Mediapart. En Benidorm se puede seguir a Gülen, abrir una sandía por la mitad en la arena y quemar los pubs hasta el amanecer. Tolerancia veraniega.
Y en la vida real…
Hay un poema de Felipe Benítez Reyes (Rota, Cádiz, 1960) que dice que "fue la vida el verano, es ahora / como una tempestad, atormentando / los barcos fantasmales que cruzan la memoria". Un terreno abonado para la nostalgia en el que escritor se refugia en Rota, la ciudad gaditana donde reside. "Suelo pasar el verano aquí, pero con mentalidad de forastero. No es fácil, porque no basta con ponerse una sandalias y una gorra. Tienes que abstraerte y pensar: 'Estoy donde no estoy", asegura.
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El poeta prefiere descansar en ciudades conocidas y entrar en el letargo clásico que facilita el calor. No ha comprado, en la vida real, ningún billete de avión. "Estoy empezando a comprender a Caballero Bonald cuando dice que viajar es inhumano", señala. Conocida por la base naval y frecuentada por su ubicación privilegiada, Rota es también el escenario de la última novela de Benítez Reyes: El azar y viceversa (Destino, 2016). El protagonista de la obra, Antonio Jesús Escribano, sobrevive como buscavidas con la España franquista, la Transición y el presente como escenarios. Lea aquí el primer capítulo.
Una vuelta a la picaresca de la que el gaditano aún descansa en periodo estival. "Estoy intentando olvidar el sobreesfuerzo. Procurando también que no se me ocurra nada", aunque quizá no pueda cumplir este objetivo. "Crees estar tan tranquilo, disfrutando inocentemente de la realidad, y de repente te viene un ataque de fantasía y ya estás perdido", advierte. Benítez sabe, a pesar de todo, que el verano fue la vida.
La obra de Felipe Benítez Reyes abarca la poesía, la novela, el ensayo o el artículo de opinión. Con El azar y viceversa volvió al primer género después de diez años sin abordarlo. Es Premio Nadal por Mercado de espejismos (Destino, 2007) y Nacional de Poesía por Vidas improbables (Visor, 1995), entre otras condecoraciones. Gran parte de su obra poética está reunida en el volumen titulado Trama de niebla (Tusquets, 2003).