El actor Manuel Manquiña, contra la crispación: "Al profesional del odio no le cambia ni el buen humor"

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El humor es una de las mejores medicinas para luchar contra ese odio y crispación que parece impregnarlo todo estos días, sobre todo las redes sociales. Humor que, como relata a infoLibre el actor y humorista Manuel Manquiña (Vigo, 1953), "no es mala medicina, pero no es la única". Eso sí, añade que a los odiadores profesionales "no les cambia ni el buen humor".

A pesar de que reírse es una actividad de lo más saludable, asegura que dentro de la comedia es necesario poner una serie de límites, sobre todo para que los chistes o bromas no hieran a ningún colectivo. Manquiña, conocido por su papel en la película Airbag (1997), que le llevó a la nominación al Goya por actor revelación, o por su aparición en la serie de la TVG Era visto!, opina lo mismo que la cantante Paula Mattheus, a la que también entrevistó infoLibre, y deja claro lo siguiente: "No bromearía nunca en público sobre lo que resulte humillante para personas o colectivos tanto vulnerables como no. La línea que divide el humor de la ofensa es muy fina. Lo sé porque la he atravesado muchas veces. Las sociedades cambian y el humor de cada época debe adaptarse. El término “políticamente  correcto” me produce erisipela. De todos modos, si hay algo incorrecto en la actualidad, es la política".

Eso no quita para que crea que hay políticos con sentido del humor. "Lo demuestran cuando están relajados o en la gala de los Premios Naranja y Limón", explica el actor. ¿Y si le preguntamos por nombres concretos de la política española? No lo duda y menciona al expresidente de Cantabria Miguel Ángel Revilla y al expresidente del Gobierno Mariano Rajoy. Aunque matiza: pueden tener sentido del humor, pero eso "no les obliga a ser graciosos".

Si hay algo incorrecto en la actualidad, es la política

Manquiña se muestra pudoroso cuando le pedimos que nos confiese qué situaciones le da vergüenza reconocer que le divierten. "¡Pues no! Lo que me produce vergüenza no lo confieso ¡Faltaría más! Pero ya digo que en materia de humor soy elemental. Me gustan los payasos de las bofetadas y los números clásicos de caídas y peleas de tartas", relata jocoso.

Así que se podría decir que a la hora de consumir material humorístico, el artista gallego es un clásico. Por esa razón, explica que para hacer reír a "alguien formal o muy serio" a veces basta con una frase acertada, pero lo fundamental es "tener un poco de ingenio". Y pone como ejemplo la revista satírica El Jueves.

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Aunque a primera vista pueda parecer un hombre serio, asegura que sólo es apariencia. Buena prueba son los ataques de risa en lugares inapropiados que, nos cuenta, ha tenido que aguantar a lo largo de su vida, sobre todo, durante su infancia. "Cuando una risa minaba la disciplina del profesor en el colegio o de la “autoridad competente”. Esas situaciones donde la risa casi supone “jugarse la vida”", relata con un toque nostálgico.

Cuando una risa minaba la disciplina del profesor en el colegio o de la “autoridad competente”. Esas situaciones donde la risa casi supone “jugarse la vida”

Ya acercándose al final de la entrevista, el protagonista de Al Fresco de hoy nos deleita con un chiste tan malo que uno solo es capaz de reírse por cortesía. Lean atentamente porque no tiene desperdicio: "¡Va un loco de remate y gol!", relata a carcajada limpia. Como se ha advertido con anterioridad, totalmente terrorífico.

Y aunque considera que "hay humor en todas partes, desde Canarias hasta Galicia" prefiere no mojarse haciendo un ránking de ciudades graciosas aunque sí matiza que cuando el humor es excesivamente local, "cuesta más llevarlo a otras zonas". Tampoco quiere enumerar las ciudades que le parecen más antipáticas: "No lo voy a decir porque sería declarado “persona no grata” y aunque no lo creáis, son zonas preciosas donde me encanta estar", relata con total sinceridad.

El humor es una de las mejores medicinas para luchar contra ese odio y crispación que parece impregnarlo todo estos días, sobre todo las redes sociales. Humor que, como relata a infoLibre el actor y humorista Manuel Manquiña (Vigo, 1953), "no es mala medicina, pero no es la única". Eso sí, añade que a los odiadores profesionales "no les cambia ni el buen humor".

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