Natalia Menéndez (Madrid, 1967) atesora una larga trayectoria dedicada al teatro. Aunque ha realizado trabajos para cine y televisión, es en las tablas donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Conoce además varias de sus facetas: ha sido actriz, directora, autora y, en los últimos años, gestora cultural. En este ámbito, destaca su labor primero como directora del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro entre 2010 y 2017 y, desde el pasado septiembre, del Teatro Español de Madrid y Naves Matadero (ya rebautizadas Naves del Español), tras la polémica fusión de ambos espacios.
Después del parón obligado de varios meses, la actividad volverá a estos dos centros municipales en el mes de septiembre, con un aforo previsto del 75% sujeto a las posibles modificaciones de unos tiempos tan inestables. Menéndez afirma estar "volcada" en estas reaperturas: "Mi compromiso está ahí". Nos cuenta esta labor, pero también su visión sobre todo lo acontecido, en esta sección en la que diferentes creadores exponen su visión acerca de las consecuencias de la pandemia.
Desde luego el teatro necesita de una implicación como la que la gestora cultural asegura tendrá. "El sector está muy tocado, creo que es muy grave lo que han tenido que vivir. Hay compañías que no van a aguantar, espacios que van a cerrar, artesanos y técnicos que se van a ver en situaciones desfavorecidas. Detrás hay familias, sueños, negocios de años que se van a la ruina", explica. Menéndez advierte de las consecuencias de un posible nuevo confinamiento: "Esperemos que no se vuelva a repetir porque el sector no lo resistiría, sería un desastre. Recordemos que, sin creadores ni técnicos, la cultura desaparece. Hay que apoyar a los creadores y a los técnicos, es algo de sentido común".
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La directora del Teatro Español cuenta que en su personal enclaustramiento atravesó todo tipo de emociones: "Lo he vivido con tensión, miedo, desconcierto, confusión, dificultades y también con momentos de disfrute, de escuchar, de leer o de imaginar proyectos. Creo que [la crisis sanitaria] me tiene alerta, y también me obliga a estar en presente, más de lo que estaba antes. Valoro de un modo diferente las conversaciones o situaciones que se me presentan".
Para Menéndez estas modificaciones serán especialmente importantes en el caso de "las personas que han sufrido una tragedia". Según la dramaturga, "esto sigue y por lo tanto creo que es pronto para hacer una valoración, pero seguro que hay ciertas estructuras que se han visto modificadas, hay mucha gente que está cerrando sus negocios, la pobreza crece". Pese a un panorama tan desolador, no cierra la puerta al interés que puedan suscitar las posibles historias relacionadas con el coronavirus. "Ya las están contando a través de medios digitales. Tendremos un público que sí quiera ver proyectos que traten el covid-19 y otro público que no le apetezca nada y quiera huir hacia otros temas".
En cuanto a lo que sacaremos de todo esto, reconoce haber descubierto a nivel particular "varias cosas que no habría aprendido de otra manera". "Ha tocado en este momento y he aprendido de ello", dice. Además, se ha reforzado en algunas creencias previas: "Me ayudan las personas que no me imponen el miedo, que me aportan sentido común. Certezas no tengo, intento no dejarme arrollar por la hibernación, mirar otros temas, seguir apostando por la cultura y por el amor. En esto no he cambiado". Estos han sido, "junto al sentido del humor", los principales salvavidas durante los peores momentos de la pandemia para la directora del Teatro Español.
Natalia Menéndez (Madrid, 1967) atesora una larga trayectoria dedicada al teatro. Aunque ha realizado trabajos para cine y televisión, es en las tablas donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Conoce además varias de sus facetas: ha sido actriz, directora, autora y, en los últimos años, gestora cultural. En este ámbito, destaca su labor primero como directora del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro entre 2010 y 2017 y, desde el pasado septiembre, del Teatro Español de Madrid y Naves Matadero (ya rebautizadas Naves del Español), tras la polémica fusión de ambos espacios.