"No sabes si descojonarte o intentar recomponerte": el dilema de Sergio Pazos si la risa aparece en escena

Dejando atrás la coleta, las patillas y la perilla tan características de los 2000, el actor gallego Sergio Pazos se ha reinventado (con un cambio de look también) tras su destacado paso por 'Caiga quien caiga' y sigue exprimiendo el humor en los escenarios y en la pantalla. A pesar de su desparpajo en aquel recordado programa, admite que no le gusta contar chistes, pero hace una excepción ya de primeras con un chascarrillo de su tierra para infoLibre: "Le dice un amigo a otro, que es un auténtico desastre, si 'eres parvo ou faste" (tu eres tonto o te lo haces). El amigo se queda pesando un momento y dice completamente convencido: 'Eu son faste!".

Más allá de las risas (o posiblemente no) que haya generado esta broma, el actor se muestra preocupado por toda la "basura" e información falsa que ve en redes, al tiempo que considera que "escupir odio y tonterías sin argumentos es la mejor manera de no solucionar problemas". "La educación, sumada a la cultura, es capaz de construir una sociedad con valores y capacidad de criterio. Y si a todo esto le añadimos el condimento, las especias del humor, tendremos el caldo perfecto para que la crispación desaparezca de nuestra dieta", argumenta Pazos.

En 'Caiga quien caiga', comprobamos que había políticos bastante simpáticos, pero también es cierto que no había redes que contaminaran

Parte de esa crispación a la que se refiere y que todos padecemos proviene del mundo político, en el que cada vez parece más difícil llegar a acuerdos y los debates están más y más enfangados. A pesar de ello, el actor cree que si todo los políticos tuvieran un gran sentido del humor seguro que "serían más dados a entenderse y llegar a pactos". Esta ausencia de bromas la vincula al impacto de la exposición pública y su responsabilidad, por lo que cree que "en las distancias cortas y en momentos no profesionales, muchos nos darían una sorpresa contando chistes o anécdotas". "Nosotros en la época del 'Caiga quien caiga' pudimos comprobar que había algunos bastante simpáticos, pero también es cierto que no había redes que contaminaran tanto", recuerda.

En las redes sociales, que tanto menciona Pazos, también se ha desarrollado una cierta evolución acerca de las situaciones y colectivos sobre los que se bromea, teniendo siempre presente lo políticamente correcto. Un cambio que el humorista no comparte del todo y defiende "la comedia inteligente y sensata, sabiendo dónde se hace y con quién". "Creo que bien usado y en contexto no tiene por qué no hacerse, e incluso podría ser terapéutico. De hecho, las personas con discapacidades o minusvalías son los mejores riéndose de sí mismas o de sus diferencias. Pero tal y cómo ha cambiado la sociedad, sería absurdo hacer bromas de gangosos o mongólicos durante una hora, aunque contar uno dentro de una historia que pueda encajar, no veo por qué no. Cualquier tema es susceptible de pasar por el tamiz del humor", reflexiona.

Del sur al norte cambia la manera de entender el humor. Sería horrible que todos nos riéramos de las mismas bromas

Alejándose de controversias de actualidad, bromea Pazos al asegurar que "no parar de reír" o "morirse de risa" son expresiones "un poco exageradas" y que le impedirían participar en esta entrevista si fueran ciertas. No obstante, confiesa que sí ha habido momentos que se han acercado a esos extremos y que incluso le ha dificultado su aprendizaje del inglés: "Recuerdo cuando, con mi hermano Ángel, íbamos a clases particulares de inglés y nuestra profesora se reía de la risa contagiosa de mi hermano y yo de la de ella. Era como un círculo cerrado que iba a más y cada vez más estruendoso. El problema es que inglés estudiábamos poco, pero ejercicio de mandíbula mucho".

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Las bromas y, sobre todo, la risa, también le han dificultado muchas veces poder llevar a cabo sus actuaciones en series como Cuéntame cómo pasó, películas como Airbarg o Muertos de risa e incluso sobre las tablas de un teatro. El intérprete gallego reconoce que las carcajadas son "lo peor que te puede suceder en escena", tira de experiencia personal para explicarse: "No sabes si seguir descojonándote por lo que ha pasado o intentar recomponerte para que no vaya a más. Ya ni te cuento cuando se contagian todos los compañeros que están en escena. Hay casos de tener que parar y pedir disculpas al público por no poder seguir".

Además del chiste inicial, Pazos también ha querido recomendar una serie de contenidos para alegrar el verano a los lectores. A diferencia de lo que pueda parecer, el libro más fantástico, con más imaginación, efectos especiales, sexo, traiciones, historias imposibles y comedia pura para el actor gallego es la Biblia. En cuanto a las series, nos dirige a un clásico como Frasier para que disfrutemos de su ironía pura y sus guiones, mientras que en el apartado musical propone cualquier canción o disco de Siniestro Total, Toreros Muertos o Javier Krahe

La facilidad con la que ha enumerado propuestas culturales se ve frenada en seco al preguntarle por los territorios más y menos simpáticos que tenemos repartidos por España. "Tú quieres que abra la caja de pandora, pero no lo voy a hacer. Sí que es cierto que del sur al norte y del este al oeste cambia la manera de entender o reaccionar al humor y unos gustan más en unas zonas. Sería horrible que todos nos riéramos de las mismas bromas o chistes", concluye Pazos, sacando a relucir su lado más gallego.

Dejando atrás la coleta, las patillas y la perilla tan características de los 2000, el actor gallego Sergio Pazos se ha reinventado (con un cambio de look también) tras su destacado paso por 'Caiga quien caiga' y sigue exprimiendo el humor en los escenarios y en la pantalla. A pesar de su desparpajo en aquel recordado programa, admite que no le gusta contar chistes, pero hace una excepción ya de primeras con un chascarrillo de su tierra para infoLibre: "Le dice un amigo a otro, que es un auténtico desastre, si 'eres parvo ou faste" (tu eres tonto o te lo haces). El amigo se queda pesando un momento y dice completamente convencido: 'Eu son faste!".

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