Un rápido vistazo a la biografía de Javier Valenzuela (Granada, 1954) es suficiente para constatar su sabiduría cuando se trata de hablar sobre cultura en general y literatura en particular. Su obra cuenta con 14 libros, alternando el género novelesco con el periodístico, y atesora en su haber numerosos premios, entre los cuales destaca una medalla al Mérito Civil por su labor periodística. Precisamente es en el mundo de la comunicación donde ha trabajado como corresponsal para El País en lugares como Beirut, Rabat o París, además de fundar y ser el primer director de tintaLibre y colaborar con infoLibre en su columna Cibermonfi.
De esta mezcla de pasiones, de la vida periodística y de la de escritor, surge la inclinación de Valenzuela por la novela. Esta puede, en su opinión, “acoger en su seno al periodismo, el reflejo de la realidad de un tiempo y un lugar determinados”, y también la ve como un recurso para esas informaciones que son ciertas “pero que no puedes publicar en los periódicos porque no tienes pruebas o porque los malos te pueden enviar a los tribunales”.
Así, la ficción de la novela se convierte en un recurso para contar la realidad incluso mejor que los telediarios. El periodista pone de ejemplo La Peste, de Albert Camus, un libro que trata sobre los doctores que trataron una epidemia de peste en la ciudad de Orán y que Valenzuela releyó con motivo de la pandemia. En esa novela encontró más verdad sobre lo que estaba sucediendo en el mundo confinado que en los “interminables telediarios catastrofistas”.
Ya no hay analfabetos en nuestros países occidentales, todo el mundo sabe leer y escribir, pero resulta que la mayoría de la gente no quiere leer o escribir. El analfabetismo voluntario es el penúltimo triunfo del capitalismo
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También durante la pandemia, Valenzuela vio “Years & Years”, una serie que, en su opinión, refleja perfectamente el mundo en el que vivimos. La creación de Russell T. Davies narra la historia de una familia británica (los Lyon) a lo largo de los años y cómo encaran los diferentes cambios políticos y sociales de su país. Valenzuela destaca la “exactitud” del reflejo del presente por parte de la serie, ofreciendo un “retrato triste y casi desesperanzado de la sociedad, pero muy lúcido”. En ella, destaca igualmente cómo muestra la forma en la que “la mentira y la demagogia televisiva pueden llevar a la jefatura del Gobierno a un personaje como el encarnado en la serie por Emma Thompson”. Por todo ello y como bien refleja la serie, el periodista piensa que “en muchos aspectos, el presente ya es absolutamente distópico”.
En esa línea sigue Valenzuela cuando nos recomienda, para entender el mundo actual, dos obras enormemente populares de la literatura y de claro tono distópico. El primero, 1984 de George Orwell, es parte muy importante de la cultura popular y refleja una sociedad esclava controlada por el Gran Hermano y cuyos habitantes viven bajo un régimen opresivo y dictatorial. El otro es V de Vendetta, tanto en su versión cinematográfica como de cómic, donde también en una sociedad totalitaria, un hombre enmascarado trata de luchar contra el sistema. Ambas hablan, para Valenzuela, del dominio ejercido por los ricos y los poderosos: “Jamás los ricos y poderosos tuvieron tanto control sobre nuestras vidas bajo la apariencia de un mundo libre y democrático. Jamás nos impusieron tantos recortes de derechos y libertades con la aceptación de la gran mayoría”.
En este contexto tan desesperado y oscuro, la cultura se abre paso como uno de los pocos reductos en los que el ser humano puede encontrar un instrumento para “comprender la realidad e imaginar modos de hacerla más justa, sostenible y feliz”. Parafraseando a Jesús Quintero, Valenzuela ve el problema en que ahora “ya no hay analfabetos en nuestros países occidentales, todo el mundo sabe leer y escribir, pero resulta que la mayoría de la gente no quiere leer o escribir. El analfabetismo voluntario es el penúltimo triunfo del capitalismo”.
Un rápido vistazo a la biografía de Javier Valenzuela (Granada, 1954) es suficiente para constatar su sabiduría cuando se trata de hablar sobre cultura en general y literatura en particular. Su obra cuenta con 14 libros, alternando el género novelesco con el periodístico, y atesora en su haber numerosos premios, entre los cuales destaca una medalla al Mérito Civil por su labor periodística. Precisamente es en el mundo de la comunicación donde ha trabajado como corresponsal para El País en lugares como Beirut, Rabat o París, además de fundar y ser el primer director de tintaLibre y colaborar con infoLibre en su columna Cibermonfi.