"Un día se nos ocurrió a Federico [García Lorca], a Dalí, a Margarita Manso (...) y a mí quitarnos el sombrero porque decíamos 'parece que estamos congestionando las ideas", relataba Maruja Mallo sobre un paseo por la madrileña Puerta del Sol entre 1923 y 1925. "Nos apedrearon llamándonos de todo", contaba. Mallo forma parte de ese grupo de mujeres aglutinadas bajo la etiqueta de "Las Sinombrero": las mujeres de la Generación del 27 a las que generalmente se ignora al hablar de este grupo de artistas.
El movimiento sinsombrerista era sinónimo de transgresión con la sociedad y la moda de la época, como señalaba Ramón Gómez de la Serna en El Sol en 1930. Aunque en su tiempo fue un movimiento que también compartían los hombres, hoy en día el término está asociado a estas creadoras transgresoras con su época. Y es que Mallo, Manso, la escultora y poeta Marga Gil Roësset, las escritoras Concha Méndez, Rosa Chacel, Ernestina de Champourcín y María Teresa León, la pintora Ángeles Santos, la filósofa María Zambrano, y la actriz Josefina de la Torre, además de artistas de vanguardia, eran mujeres en los años veinte y treinta en España.
La mayoría de estas mujeres del 27 estuvieron olvidadas y arrinconadas por la historia durante mucho tiempo, hasta que el proyecto transmedia de TVE Las Sinsombrero las puso de nuevo sobre la mesa, con el complemento del libro homónimo de una de sus directoras, Tània Balló.
Maruja Mallo, fotografía extraída del libro Gran Enciclopedia Argentina.
Ana María Gómez Mallo (1902-1995), más conocida como Maruja Mallo, fue una pintora surrealista cuya obra forma parte actualmente del Museo Reina Sofía. Coincidió durante unos años con Dalí, Lorca y otros artistas en Madrid, y todos se influenciaron entre sí. También mantuvo una relación con Rafael Alberti, que acabó de manera tormentosa. Tras la Guerra Civil se ve obligada a marchar al exilio en Argentina, donde alcanza bastante reconocimiento, haciendo varias exposiciones. Ya en 1962 vuelve a España, donde es prácticamente una desconocida, pero continúa con su actividad pictórica casi hasta su muerte.
Margarita Manso (1908-1960) nació en Valladolid, pero su familia pronto se trasladó a Madrid, donde ella asistió a la Academia de San Fernando. Allí conoció a Mallo, con quien mantendría una larga amistad. Las dos pintoras mantuvieron, junto con Lorca y Dalí, una postura transgresora con su tiempo, como el ya mencionado acto en la Puerta del Sol, o que Mallo y ella se disfrazaran de hombres para poder entrar a visitar el monasterio de Santo Domingo de Silos (Burgos). La vida artística de Manso quedaría en suspenso tras su noviazgo y posterior matrimonio con Alfonso Ponce de León, pintor vanguardista y falangista que fue asesinado en 1936. Después participaría en el diseño de la revista falangista Vértice, y se casaría de nuevo con Enrique Conde Gargollo.
La poeta y escultora Marga Gil Roësset (1908-1932) llama la atención inicialmente por la temprana fecha de su muerte: se suicidó con solo 24 años, según parece por su amor imposible con Juan Ramón Jiménez. Pero Gil Roësset fue ante todo una artista, conocida principalmente por su escultura vanguardista, aunque también se dedicó a la escritura y realizó ilustraciones para los cuentos de su hermana Consuelo.
Concha Méndez (1898-1986) fue poeta. Aunque decir esoquizá sea quedarse corto, ya que fue también dramaturga, guionista, editora, impresora, vendedora de libros "y un sin fin de cosas más", como recuerda el libro de Balló. Vivió en el exilio en Francia, y posteriormente en México, donde moriría. Su obra poética puede leerse hoy en la antología Poemas 1926-1986Poemas 1926-1986 publicada en 1995 por el sello Hiperión.
Ángeles Santos (1911-2013) es la más joven de este grupo de artistas, y fue amiga también de Concha Méndez. Pintora y artista gráfica de vanguardia, empezó sus andanzas artísticas con el surrealismo, y con solo 16 años el Ateneo de Valladolid le dedicaba una exposición. Santos llegaría a exponer en el pabellón español de la Bienal de Venecia en 1936, aunque las duras críticas a su estilo, la Guerra Civil y el nacimiento de su hijo harán que su obra pase a ser más convencional y costumbrista. Su obra temprana forma también parte de la colección del Reina Sofía.
María Teresa León (1903-1988) fue una escritora, poeta y activista que, como muchos de sus contemporáneos, acabó en el exilio. A los 14 años ya rompió una de las convenciones sociales de la época: a esa edad las mujeres dejaban de estudiar, pero ella insistió hasta lograr licenciarse en Filosofía y Letras. Además de ser transgresora en su obra, lo fue también socialmente: se separó de su marido, Gonzalo de Sebastián Alfaro, en 1922, pero, chantajeada por él con no poder ver al hijo de ambos, acaba regresando. Rompería definitivamente con él en 1928. Será pareja de Alberti, con el que acabará casándose en 1932 y pasando el resto de su vida. Seguirá escribiendo —publicó hasta 20 libros—, aunque a partir del exilio de ambos en Argentina León se dedicará intensamente a la obra de su marido.
Rosa Chacel (1898-1994) y Ernestina de Champourcín (1905-1999) tuvieron destinos similares. Chacel estudiaría en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, colaboraría con las revistas Ultra y Revista de Occidente y escribiría narrativa, poesía y una nutrida colección de diarios. De Champourcín acudiría a la Escuela Libre, aunque renunciaría a la universidad. Formaría parte del Lyceum Club Femenino y abandonaría la novela para dedicarse casi exclusivamente a la poesía. Ambas escritoras y poetas, tuvieron que marchar al exilio por su cercanía ideológica con la República. Chacel marchó a Brasil, donde tuvo sus años más prolíficos como escritora, y De Champourcín a México; y ambas acabaron regresando a España: Chacel en 1973 y De Champourcín en 1972.
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Josefina de la Torre (1907-2002) fue cineasta, poeta y cantante, entre otras cosaspoeta . Fue una de las pocas de su generación que no marchó al exilio tras la Guerra Civil, y permaneció en España trabajando en el cine —dobló a Marlene Dietrich— inicialmente, aunque acabó consagrándose casi por completo al teatro, en el que llegó a ser primera actriz del María Guerrero. Una de sus últimas actuaciones, y la más conocida, fue en la serie de TVE Anillos de oro.
María Zambrano (1904-1991) es la creadora con más reconocimiento del grupo, la que logró en 1981 el Premio Príncipe de Asturias y en 1988 el Premio Cervantes. Filósofa, pensadora y ensayista, también tuvo que marchar al exilio, del que solo regresaría en 1984. A diferencia del resto de sus contemporáneas, Zambrano fue ampliamente reconocida tras su regreso a España.
"Un día se nos ocurrió a Federico [García Lorca], a Dalí, a Margarita Manso (...) y a mí quitarnos el sombrero porque decíamos 'parece que estamos congestionando las ideas", relataba Maruja Mallo sobre un paseo por la madrileña Puerta del Sol entre 1923 y 1925. "Nos apedrearon llamándonos de todo", contaba. Mallo forma parte de ese grupo de mujeres aglutinadas bajo la etiqueta de "Las Sinombrero": las mujeres de la Generación del 27 a las que generalmente se ignora al hablar de este grupo de artistas.