La mitad de todo
Carmen Balcells, la gran agente literaria que mejoró las condiciones laborales de los escritores a nivel mundial
Carmen Balcells (Lleida, 1930 - Barcelona, 2015) es la mejor agente literaria española de todos los tiempos. Lo dicen los datos, posicionó Barcelona en la élite de las capitales mundiales de la literatura, y lo confirman sus representados, entre ellos siete premios Nobel. Por su aportación al mundo de la cultura, Balcells aparece en La mitad de todo, la sección de Verano libre dedicada a recordar a algunas de las mujeres que han marcado la historia española del siglo XX en la política, la cultura, la ciencia o el deporte.
Lo de la catalana no es casualidad, sino que su éxito fue buscado. Y es que Carmen Balcells vio cómo sus padres se arruinaron y ella no quería acabar de la misma manera. "Nunca lo he escondido: el sueño de mi vida ha sido ser rica. Ha sido una obsesión: tener suficiente dinero para no tener que pensar más en él", aseguró en una entrevista al periodista cultural Xavi Ayén.
La agente literaria no tenía en mente dedicarse a este oficio, de hecho su formación no tenía nada que ver con el mundo de la cultura. Primero estudió en la Escuela de Altos Estudios Mercantiles y, después, trabajó como secretaria de una empresa de maquinaria textil. Su carrera como representante literaria empezaría en 1956 tras conocer a Joaquim Sabrià, quien trabajaba importando libros en la editorial Miracle, y quien le ofreció un puesto. "Me dijo que tenía un empleo para mí: agente literario. Trabajaría para Vintila Horia, el escritor rumano, que ya tenía una agencia", explicó Balcells en 2007 en una entrevista en El País. Por aquel entonces, Carmen Balcells no sabía en qué consistía ese oficio, pero aceptó porque sentía admiración por Sabrià.
El boom de la literatura hispanoamericanaboom
En 1960, Horia se marcha a París y Balcells decide abrir su propia agencia literaria, que llevaría su nombre y con la que empezó representando al escritor Luis Goytisolo. Dos años después sería la agente de a Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa. Gracias a ella, el premio Nobel colombiano logró publicar Cien años de soledad, la obra que dio el pistoletazo de salida al boom de la literatura hispanoamericana. Carmen Balcells supo ver la calidad de los escritores sudamericanos y tras Gabo fichó a Mario Vargas Llosa, Juan Carlos Onetti, Pablo Neruda, Julio Cortázar, José Donoso y Alfredo Bryce Echenique.
Carmen Balcells, en silla de ruedas, en el Instituto Cervantes. EUROPA PRESS
Balcells se dio cuenta de que el papel de un agente literario era mediar entre el autor y las editoriales, aconsejarles y, como consecuencia, protegerles de los abusivos contratos que les ofrecían. La empresaria mejoró las condiciones laborales de los escritores, los cuales, hasta la llegada de la catalana, no tenían derechos sobre sus obras y percibían cantidades de dinero ridículas por las ventas de sus libros. El logro que más destaca es que introdujo una cláusula de cesión de los derechos de una obra por un tiempo limitado, y no de por vida, que era lo que se venía haciendo. Esta cláusula se acabó llamando cláusula Balcells porque fue ella quien luchó por este derecho.
"Hasta Carmen Balcells, los escritores firmaban contratos vitalicios con las editoriales, percibían liquidaciones agonizantes y a veces, como premio, recibían algunos regalos en especie, por ejemplo, un jersey o un queso Stilton. Antes de que lo consiguieran los futbolistas, Balcells limitó el derecho de retención de los escritores y ayudó a los editores a descubrir las buenas intenciones, reprimidas por un mal entendido sentido del oficio", escribió Manuel Vázquez Montalbán sobre Balcells, en el diario El País, en el año 2000.
Asimismo, fue Carmen Balcells la que comenzó a exigir porcentajes para los escritores por la traducción de sus obras, adelantos y conocer el número de ejemplares que iban vendiendo. Hoy en todo el mundo se siguen las reglas que consiguió implantar.
Entre otros reconocidos literatos que desarrollaron su carrera bajo el sello de Carmen Balcells también estuvieron Vicente Aleixandre, Camilo José Cela, Isabel Allende, Ana María Matute, Eduardo Mendoza, John Le Carré y Juan Marsé.
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Un sustituto elegido por ella misma
En el año 2000, Balcells decidió retirarse y su trabajo fue reconocido con la medalla de oro al Mérito en las Bellas Artes. Sin embargo, en 2008 volvió después de que otro gran agente como ella, el estadounidense Andrew Wylie, arrebatase a su agencia a Roberto Bolaño y Guillermo Cabrera Infante. Al mismo tiempo, intentó unir su empresa con la de Wylie y así formar la mayor agencia literaria del mundo ya que en la cartera del estadounidense se encontraban Jorge Luis Borges, Martin Amis, Milan Kundera y Philip Roth, entre otros, pero las condiciones de Balcells no le gustaron a su oficina y las negociaciones quedaron paradas.
En 2013, dos años antes de su muerte, decidió retirarse de manera definitiva y dejó su agencia en manos de Guillem d'Efak Fullana, aunque su andadura como director duró un año y medio, ya que tras la muerte de la catalana, fue su hijo, Lluís Miquel Palomares Balcells, el que se hizo cargo de la empresa.