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Marta García Aller: “Feijóo ha reconocido que sería un fracaso no obtener una victoria contundente”

La periodista Marta García Aller (Madrid, 1980) colabora como analista política en diversos medios de comunicación. Acaba de publicar nuevo libro, Años de perro. Se trata de una recopilación de artículos de los últimos siete años, que recogen los vertiginosos cambios sucedidos en este periodo. “Todo puede cambiar completamente en cualquier momento y tuve que retrasar el de apretar el botón de dar a imprimir”, explica García Aller. Se refiere a que la edición del libro daba por hecho que Pedro Sánchez continuaba en la Moncloa el día que iba a imprenta, mientras estaba pendiente de conocerse la resolución de los cinco días que el presidente se tomó para reflexionar sobre su futuro.

Balance de la campaña

“La campaña electoral habría tratado a los ciudadanos como adultos si hubiera versado más sobre cuestiones europeas que de los asuntos que ha ido tratando, muy de política doméstica y casi de asuntos hasta personales. Eso ayuda poco a resolver la duda del ciudadano cuando quiere saber quién le va a ayudar a gestionar mejor el día a día y el futuro de Europa, que es lo que nos jugamos en un día como este”.

El dilema de Europa

“Yo creo que muchas veces no somos conscientes de cuántas resoluciones dependen de lo que se decide en Bruselas, y buena parte de eso va a depender de lo que salga este domingo del Parlamento Europeo. También depende del Consejo Europeo y de otras instituciones, es decir, de quienes gobiernan también en los ejecutivos que conforman los 27. Nos jugamos muchísimo, nos jugamos buena parte de los valores que han construido la Unión Europea en todos estos años. Porque si la extrema derecha avanza, como dicen muchas encuestas, hay algunos de esos valores que van a estar en entredicho, sobre todo teniendo partidos tan euroescépticos como los que hay”.

La extrema derecha

"Creo que su aumento de voto en Europa depende mucho de los miedos e incertidumbres que vivimos en un tiempo de cambio como este. Y hay muchos partidos populistas y que promueven políticas muy intransigentes que cargan contra el más débil, por ejemplo, el inmigrante, o que son abiertamente antifeministas. Están agitando miedos, a veces con un diagnóstico que sabe detectar las preocupaciones de la población, pero desde luego, las soluciones que proponen no solo son a menudo imposibles, sino también contraproducentes e injustas para la población. Sin embargo, hay que hacerse una pregunta: ¿qué está fallando en Europa y qué está fallando en buena parte de Occidente para que estos partidos con esas recetas estén consiguiendo tantos votos?”.

Ultras en España y en Europa

“Sus similitudes dependen de a qué países miremos. Santiago Abascal siempre ha declarado mucha afinidad por Viktor Orban, uno de los dirigentes más euroescépticos y abiertamente homófobos que tenemos en Europa. La Comisión Europea le ha dado algún toque por ir directamente contra la legislación y los valores europeos. Otro caso es el de formaciones como la de Giorgia Meloni, que además es primera ministra de uno de los países más importantes y puede influir mucho en la elección de cuáles van a ser los siguientes dirigentes de las instituciones europeas. Meloni se acerca a Abascal, pero no demasiado. Ella es la persona a la que ahora todos quieren cortejar, la quiere Le Pen y también la estaba cortejando un poco Von der Leyen por los acuerdos que puedan venir en el futuro”.

La fragmentación de los extremistas

“Es interesante cómo se están subdividiendo las extremas derechas en Europa porque, claro, teniendo en cuenta que a veces son formaciones extremadamente nacionalistas y por tanto xenófobas con los diferentes, ponerse de acuerdo entre diferentes nacionalidades que se excluyen entre sí a veces es muy complicado. Se miran por encima del hombro unos a otros y pueden llegar a sentirse insultados. Por ejemplo, sabemos que Le Pen cargaba desde su partido contra los agricultores españoles. A ver ahora cómo se entienden los agricultores españoles y franceses, por mucho que voten a partidos de extrema derecha. Pueden tener muchos conflictos entre sí y esto es precisamente lo que la Unión Europea ayudaba a resolver, el ponernos todos de acuerdo en un marco común”.

El caso de Vox

“No sabemos todavía los resultados, pero sí que a Santiago Abascal y a Vox en España les va mucho peor que a varios de los otros partidos de extrema derecha en los demás países. No sé si tiene que ver con los votantes españoles o con la gestión que está haciendo Vox, que sabemos que a lo largo del último año ha tenido muchos problemas. Tuvo una gran crisis en Baleares, importantes dirigentes han abandonado el partido y, además, le ha surgido competencia aún más a su derecha con el partido de Alvise Pérez, la cuestión más excéntrica que tenemos. Recuerda a Ruiz Mateos, ese querer buscar la inmunidad para las causas judiciales abiertas. ¿Quién le iba a decir a Vox que iba a tener a su derecha un partido que lo considera la ultraderecha cobarde?”

Populismos extremistas

 “Tiene sentido que pase un fenómeno como el de Alvise Pérez, porque el discurso antisistema y populista que ha mantenido Vox se basaba en decir que los que están en las instituciones no nos protegen. “Nosotros, que somos diferentes, podemos hacer otra cosa”. Es una promesa vacía porque hemos visto que llevan tiempo y tampoco han cambiado grandes cosas. Por eso es cuestión de años que surja otro que diga no, no, yo soy el verdadero revulsivo que lo va a cambiar todo. Llevan poco tiempo en las instituciones y esta va a ser la verdadera prueba de fuego para Vox. Creo que no van a tener los buenos resultados que han llegado a alcanzar antes, ni los de las extremas derechas de otros países”.

Si Feijóo arrasa

“Una clara victoria del Partido Popular cuestionaría sin duda las políticas del presidente Sánchez. Y creo que tendría aún más importancia para fortalecer el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo, que viene cuestionado tanto desde la izquierda como desde las propias filas del Partido Popular, donde no es tan férreo como hubiera imaginado cuando era presidente de la Xunta y decidió venir a Madrid.

Feijóo necesita que esa victoria sea contundente para afirmar ese liderazgo interno. El efecto en el Gobierno seguramente sea más limitado si no le dan los números para una moción de censura. Feijóo ha prometido una victoria contundente y él mismo ha reconocido que si no es contundente sería un fracaso. Creo que esa fue la expresión que él mismo utilizó”.

El empate técnico

“Una victoria ajustada del Partido Popular cuestionaría mucho la estrategia electoral que han tenido en las últimas semanas. Y ya hemos visto varias decepciones en el Partido Popular. Salvo la mayoría absoluta de las gallegas no ha tenido muchas alegrías en las urnas. Una victoria ajustada cuestionaría qué ha hecho para perder apoyo en el contexto de la aprobación de la amnistía, ley que el propio Gobierno ha reconocido que no goza de la mayoría social. Se une a casos de presunta corrupción que afectan a alguien tan emblemático en el PSOE como el exministro Ábalos. Cuestiones que podrían haber mellado su éxito en las urnas, pese a los buenos resultados económicos. Los datos de empleo son buenísimos, pero no parecen un factor que vaya a primar mucho en las urnas”.

¿Remontada del PSOE?

 “Salvo la encuesta del CIS, no hemos tenido en las últimas semanas ninguna que dé una remontada épica al Partido Socialista en estas elecciones. Lo que sabemos es que si hay algo que se le da bien a Sánchez es ir contracorriente, esa épica de la remontada. Cada vez lo va teniendo más difícil. Veremos qué pasa”.

La baza europea de Podemos

“Va a ser paradójico si el final de Podemos es en el Parlamento Europeo, que es donde comenzó esa gran sorpresa hace diez años, cuando consiguió cinco eurodiputados y dio la sorpresa. Y ahí nació un movimiento de cambio que incluso llegó a fantasear con ser la izquierda hegemónica cuando el Partido Socialista estaba en crisis, precisamente con Sánchez a bordo de un Peugeot en el que buscaba el apoyo de los ciudadanos. Es una de las cosas que cuento ahora en Años de perro. El favorito en las encuestas era Albert Rivera y parecía que iba a ser el siguiente presidente del Gobierno. No había empezado a desmadrarse el procés. Los populismos empezaban. Vox estaba fuera del mapa. En apenas siete años, ha cambiado todo una barbaridad”. 

Izquierda desunida

“Hoy sabremos cuántos votos consigue la izquierda, Partido Socialista, Sumar y Podemos. Lo que no sabremos es cuántos votos habría conseguido la izquierda si no hubiera tenido esas luchas fratricidas, esas luchas entre Podemos y Sumar. Y ese intento de Sumar de distanciarse del Gobierno lo tiene muy difícil porque está dentro de él. Sumar no está consiguiendo seducir con la contundencia y resultados que tuvo el 23 J. Y eso al Partido Socialista le puede dar la ventaja de crecer en votos o al menos no caer tanto. Pero no porque haya conseguido hacer cambiar de idea a votantes más de centro o derecha sino porque está recogiendo votos de Sumar. Teniendo en cuenta que es un Gobierno de coalición, es hacerse trampas al solitario. Es un trasvase interno”.

La clave nacional

“Si el Partido Socialista saca un buen resultado, lo interpretará como una legitimación de sus políticas más controvertidas como la amnistía. Tenemos la mala costumbre de llevar los asuntos siempre a lo nacional y a lo partidista. Si saca un buen resultado, el Partido Socialista podrá respirar un poco hondo y centrarse en la negociación de la Mesa del Parlament y conseguir que Salvador Illa sea el próximo presidente, que es ahora mismo el objetivo. Pero si saca un resultado muy pobre, las voces que anticipan una legislatura más corta se escucharán más fuerte. En cualquier caso, este Gobierno va a tener muy difícil sacar proyectos, legislar, si Junts le retira su apoyo. Está vendido a Puigdemont y por eso es tan importante lo que pase este lunes con la Mesa del Parlament”.

Aceleración de los tiempos

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“Preparando Años de perro, que es una reflexión y una recopilación de lo que ha pasado en estos últimos siete años  –se llama Años de perro porque cada uno vale por siete – está claro que vivimos tiempos tan rápidos que parece que en vez de años humanos estemos viviendo años de perro. Da vértigo cómo hemos cambiado desde 2016, desde 2017. Trump parecía un chiste y Harvey Weinstein todavía era un reputado productor de cine. Han pasado cosas que creíamos imposibles, que eran absolutamente imprevisibles, y que ahora nos parecen inevitables. Creo que nos adaptamos más rápido de lo que parece. El lado bueno es que nos ayuda a seguir adelante y el lado malo es que damos por buenas situaciones que serían francamente mejorables”.

Feminismo y reacción

“Uno de los cambios fundamentales que han sucedido en estos siete años sería el feminismo, lo fuertes que han sido las transformaciones que han impulsado el Me too, la movilización que llegó con La manada y mucha legislación que se ha sacado adelante desde entonces. Más aún el activismo y el movimiento ciudadano de las mujeres diciendo: “¡Basta! ¿Cómo puede ser que no estemos representadas en tantos ámbitos públicos?”.  Es un cambio mucho más global, pero creo que en España se ve bien y también, paralelamente, como el reverso tenebroso de este avance está el de los populismos y el de la extrema derecha. Hace siete años Vox era extraparlamentario y ahora condiciona las propuestas del principal partido de la oposición y participa en cinco gobiernos autonómicos”.

Nuestra historia

“El libro creo que ayuda a descubrir hasta qué punto la historia a veces es fruto de casualidades o incompetencias. Me ha parecido muy interesante al recopilar estos artículos porque son una mirada en tiempo presente. Es decir, está escrito no viciado por la perspectiva del 'ya te lo dije', del 'a posteriori', sino como veíamos los acontecimientos en ese preciso instante. Cuando creíamos que el virus que había en Wuhan era algo que no nos afectaría. Está escrito cuando Pablo Casado –quién se acuerda ahora de Pablo Casado– estaba fantaseando con convertirse en presidente del Gobierno. A veces, conviene recordar que las cosas pasan de una manera, pero podían haber pasado de otra. Y nos viene muy bien a los periodistas como cura de humildad revisar cuántos pronósticos fallidos hicimos”. 

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