‘Marbella’, espectacular ficción sobre la ONU de las mafias internacionales

Fotograma de una escena de la serie 'Marbella'.

Movistar + ofrece la serie de seis episodios Marbella, en la que se repasa la actividad de las numerosas mafias asentadas en la Costa del Sol. Lo hace a través de un abogado, César, interpretado por Hugo Silva, que ayuda a un nuevo narcotraficante a asentarse en la ciudad. 

Gracias a este personaje que pivota entre mundos se explican las rutas, las corrupciones necesarias, la metodología del tráfico de drogas o la rivalidad entre bandas y su ocasional colaboración. Descubrimos lo siempre visto, la dificultad de la policía para actuar contra organizaciones que multiplican por mucho sus presupuestos.

Lujo, lujo y lujo

La serie despliega además una brillante producción. Ritmo, acción y una estupenda ambientación llena a rebosar de ostentación. Coches de marca, mansiones, discotecas para ricos y un vestuario creíble para delincuentes de diferentes orígenes. Incluso el maquillaje y la peluquería nos sumergen con gran eficiencia y oficio en estos ambientes.

El argumento de la serie combina el entretenimiento de las historias de criminales con la pedagogía que nos ofrece un primer acercamiento a la cumbre de mafias que tenemos operando al lado del chiringuito de la playa, en un capitalismo paralelo y subterráneo. 

Del tráfico de armas al de drogas

Se ha estrenado Marbella pocos meses después de la serie de Alejandro Hernández y Mariano Barroso, Los Farad. En aquella, la Marbella de los años 80 servía de marco para el tráfico internacional de armas.

La serie también tenía como eje un personaje que tocaba tangencialmente el delito y que inevitablemente se iba sumergiendo en él. Una buena idea para que los y las espectadores vayan entendiéndolo al mismo tiempo. Las dos series guardan también cierta relación ya que el tráfico de armas abrió los canales y conexiones para el posterior tráfico de drogas. 

Protagonista y guía

Hugo Silva da el perfil de abogado listo y caradura, pero no termina de encontrar la fuerza que requiere un protagonista tan destacado, que emula al Leo Di Caprio de El lobo de Wall Street. La voz en off que nos explica el funcionamiento de la mafia a veces parece que lee una redacción. 

El actor nos habla a cámara directamente, recurso que sigue teniendo impacto a pesar de no suponer una novedad. Pero cuando un personaje nos interpela directamente esperamos una mayor conexión con él. Bien por su tono peligroso, por la comedia o por la complicidad. Y en Marbella ocurre a veces aunque en ocasiones falta un poco de chispa.

Deslumbrante reparto internacional

El resto del reparto está espectacular. La pareja de Silva está magníficamente interpretada por Ana Isabelle Acevedo. Una cara poco vista en España, una celebridad como cantante y actriz en su Puerto Rico natal.

El cliente de César, el nuevo tipo malo en el entorno marbellí, Yassim, corre a cargo de Khalid El Paisano, poderoso y enigmático. El rapero marroquí, que vive en España, se encarga también de la estupenda canción de los créditos, que canta y ha compuesto. 

“Para mi este papel ha supuesto un debut perfecto”, explica a La caja de música. Y destaca la oportunidad de representar a los marroquíes de manera más positiva. No por su personaje sino por su propia posibilidad de convertirse en actor con un personaje principal. 

Su pareja corre a cargo de la actriz italiana Aurora Moroni que también hace su primer papel en España y que como Khalid tiene que combinar el español, el neerlandés y el árabe en sus diálogos. Y que, como él, resulta convincente y rotunda.

Estas tres caras nuevas en nuestra ficción unidas al alto nivel de producción dan la sensación de estar presenciando un salto de estándar. Marbella se atreve a un reparto internacional y triunfa con su mezcla de acentos y subculturas criminales. Además de otro puñado de mafiosos brillantes, por el lado policial destaca la impecable y naturalísima Elvira Mínguez

Todos los caminos llevan a Marbella

El director Dani de la Torre y el guionista Alberto Marini estaban terminando la tercera temporada de su serie La unidad y buscaban una historia relevante española digna de ser conocida y en un registro diferente a su policiaco cuando abrieron el periódico.

Nacho Carretero y Arturo Lezcano acababan de publicar un reportaje en El País, Marbella, sede global del crimen organizado, acerca de la extraordinaria confluencia de grupos mafiosos de 59 nacionalidades distintas en la ciudad malagueña.

Ambas parejas profesionales se dirigieron a Movistar, que los puso en contacto y los cuatro trabaron una colaboración para contar una historia entretenida de ficción que situara a la audiencia en una realidad no suficientemente conocida.

Atreverse a mirar

Los cuatro explican su proceso en un interesante video podcast de la plataforma, Detrás de Marbella. Como han tratado de mostrar una realidad ignorada, de descubrir lo que hay detrás.

Marini recuerda que cuando llegaron a conocer a la Policía Nacional para hacer La unidad, hubo que tirar todo el argumento al conocer la auténtica vida policial. Aquí decidieron seguir el proceso inverso e ir antes a Marbella.

El abogado del diablo

El contacto que les dio la estructura de la serie fue Ricardo Álvarez-Ossorio, abogado de narcos, apodado a veces “el abogado del diablo”. También participa en estos video podcasts, conducidos por los propios Nacho Carretero y Arturo Lezcano.

Expansivo, guapo, con dentadura resplandeciente y músculos trabajados, Ossorio sirvió de guía en el ecosistema marbellí primero a los periodistas, y después a Beto Marini. La conclusión era clara, si a ellos les había desvelado los secretos de la Marbella criminal, su alter ego de ficción lo haría en la serie. 

“El Instagram del narco”

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El director, Dani de la Torre, explica que “tiene un estilo de vida muy cinematográfico”. Todo lo era, ya que él no conocía Marbella y “sentarme en Puerto Banús fue como ir a Barbieland. Era como el Instagram del mundo del narco” explica.

Los cuatro autores principales han conseguido pasar de unas imágenes de fiestas y lujo que una parte de la gente le parecen aspiracionales y a otra despreciables a rascar la superficie y mostrar un mundo clandestino.

Estamos muy acostumbrados a verlo en ficciones extranjeras y ya es hora de que nos miremos a nosotros mismos. Marbella nos hace vibrar con sus personajes a la vez que nos ilustra sobre unos hechos que solo dan la cara ocasionalmente. Y lo hace componiendo una serie breve, densa y admirable que gana interés hasta su momento final.

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