Por fin están de regreso los creadores de la serie Juego de Tronos, seis años después de aquella aventura inolvidable, y lo hacen para adaptar otro superventas de la literatura a la televisión.
David Benioff y D.B. Weiss han pasado de la fantasía medievalista a la ciencia ficción, esta vez acompañados de un tercero, el también guionista Alexander Woo. Tras su éxito en HBO Max, el dúo de Benioff y Weiss fue cortejado por Amazon, Disney o la propia HBO y acabaron firmando un acuerdo con Netflix de 200 millones de dólares, el mayor de unos productores con una plataforma en su momento.
Produjeron algunos títulos dentro de este contrato, como la serie La directora, que fue cancelada tras su primera temporada o la película Metal Lords, con guion de Weiss, que pasó sin pena ni gloria.
Los ingredientes de un pelotazo
Pero acaban de presentar la serie que reúne los ingredientes de un pelotazo, y esta vez como autores. A pesar de sus últimos deslices, la participación de ellos mismos sigue siendo uno de los grandes ganchos para acercarse a una serie. La sombra de Juego de tronos permanece imponente. No ha sido superada como fenómeno popular de los últimos años en televisión.
Cuentan para ello con parte del equipo de entonces, alguno de ellos, actores. Destaca una nueva colaboración con el autor de la banda sonora, Ramin Djawadi, que vuelve a entregar una música con gran personalidad.
Otro de los elementos que hacen candidata al éxito esta ficción es la trilogía en la que se basa. Titulada El recuerdo del pasado de la tierra, obra del escritor chino Liu Cixin, es conocida por el nombre de su primer volumen, El problema de los tres cuerpos.
Una trilogía emblemática de la ciencia ficción actual
El libro con el mismo nombre se publicó en China en 2008 como volumen, aunque había aparecido antes por entregas en una revista de ciencia ficción. Tras convertirse en un fenómeno en su país de origen se tradujo al inglés en 2014 también con éxito y se publicó en España en 2016 (Ediciones B).
Lo que comienza con las incomprensibles muertes de algunos de los mejores científicos del mundo pronto escala a un conflicto inmensamente mayor que ha sentado sus bases en esta primera temporada de la serie.
Un autor chino dando su visión de la Revolución Cultural
El cambio más notable de la edición escrita original a la que se ha conocido fuera de China fue comenzar con un episodio situado en los años de la Revolución Cultural de Mao Zedong, entre el 1966 y el 1976.
Una purga en la universidad termina con el cruel asesinato de un científico porque sus postulados admiten descubrimientos occidentales. Su hija es testigo y ello le lleva a acumular un rencor letal hacia la humanidad.
Un pasado en cuestión, un presente aceptado
El autor de la novela, Liu Cixin, estuvo de acuerdo en sacar esta historia del centro del relato y llevarla a su principio, donde se convierte en algo mucho más importante.
Aunque pudiera parecerlo, la crudeza con la que relata esa época no le convierte un crítico con su país. Más bien al contrario, ha declarado en entrevistas estar de acuerdo con las políticas chinas de los últimos años, incluidas algunas controvertidas como la del hijo único.
El enorme interés por la adaptación audiovisual del texto
A pesar de las dificultades de hacer una adaptación audiovisual, la trilogía de Cixin siempre pareció tener enormes posibilidades dado el interés mundial que había despertado.
Previamente a esta versión, que cuenta con la potencia de Netflix, se frustró un proyecto de película y se ha realizado ya la primera temporada de una serie china sobre el mismo material.
Una serie china más fiel al material original
Los treinta episodios de esa producción se han emitido en Tencent, la mayor plataforma televisiva china entre enero y febrero del 2023 y cubren también el primer libro de la trilogía.
Quienes han visto las dos versiones consideran que la china es más fiel al material original. La versión asiática ha cosechado en general buenas críticas, pero no está disponibles en ninguna plataforma en España actualmente.
Asesinato y pena de muerte por los derechos de los libros
La lucha por los derechos para estas adaptaciones ha llevado incluso al asesinato. Según recoge desde Pekín Guillermo Abril para El País, uno de los productores ejecutivos de la nueva serie, Lin Qi, dueño de la empresa de videojuegos Yoozoo, fue mortalmente envenenado por su socio y colaborador Wu Yao, con quien había creado la productora The three body universe.
Ambos disputaban un gigantesco botín. Se cree que Netflix ha pagado más de mil millones de dólares por los derechos de adaptación de la trilogía que el autor del libro había vendido hace años por lo que él califica como “unos dólares”.
Coincidiendo con el estreno de la serie se ha pronunciado la sentencia por el asesinato, nada menos que pena de muerte. Si se ejecuta finalmente, dos de los principales beneficiados de la especulación con los derechos de esta obra van a morir de éxito, el asesinado y el condenado.
Transformación de los personajes para esta versión televisiva
Por otra parte, los artífices de Juego de Tronos y su compañero, Woo, han creado en la versión recién estrenada un grupo de protagonistas ubicado en Oxford, formado por hombres y mujeres de diversas nacionalidades y razas, en sustitución de los principales personajes del libro, que tenían mucha menor interacción entre ellos. Han desdoblado personajes y los han reubicado en el planeta.
El resultado es agridulce. Entretenido, recomendable incluso, pero por debajo de lo que cabía esperar de tanto talento sumado. La historia avanza llena de interrogantes y las soluciones visuales de ciencia ficción funcionan espectacularmente.
El punto débil de la adaptación
En cambio, la creación de personajes y sus problemas mundanos no llega a brillar. Precisamente destaca como excepción la historia de la víctima de la dictadura China, Ye Wenjie, objeto de todo tipo de malos tratos y humillaciones que explican su comportamiento posterior.
No ocurre con los cinco de Oxford, que podían ser físicos cuánticos o trabajar en cualquier otra cosa. No logra transmitirse su pasión por la ciencia, su obsesión casi necesaria para llegar al altísimo nivel que se les supone.
Relaciones que no avanzan
Algunas de las relaciones entre ellos se exponen en un primer momento y a partir de ahí no evolucionan, con lo que se hacen repetitivas. El núcleo principal de personajes no reúne ni por asomo el carisma que Benioff y Weiss insuflaron a los personajes de Juego de tronos.
Incluso la elección de los actores que interpretan al quinteto es mejorable. La guapísima Eiza González se enfrenta a un personaje no demasiado simpático, sin poder levantarlo. Su compañero, el inteligente Saul, interpretado por Jovan Adepo parece pasar la temporada en posición de espera para empezar una carrera, pero sin llevar a avanzar. Y a Alex Sharp le toca un personaje con muy pocos registros.
Personajes con más vida
Mejor parados salen Jess Hong, cuyo personaje Jin Cheng vive peripecias más ricas y John Bradley, que imprime su simpatía al Jack de esta serie como hiciera con su inolvidable Sam en JdT.
El investigador de los extraños sucesos que empiezan a ocurrir, Clarence Shi, goza de un universo más interesante y rico. Pragmático como buen policía, se enfrenta con resignación lógica a los incomprensibles hechos. En su vida privada tiene que vérselas con un hijo desafiante.
Su intérprete, Benedict Wong, aporta al personaje tranquilidad y una presencia reconfortante que según Benioff, Weiss y Woo mejora cada línea de guion cuando la dice.
Recuperar la fuerza de Juego de tronos
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No han aparecido todavía los datos de Netflix sobre esta serie, pero ha venido para arrasar. Sin duda se producirán las nuevas temporadas y sería fantástico que los guionistas retomaran el nivel que les hizo famosos en JdT. Tanto en unos diálogos interesantes como en unos personajes que llegaron a importarnos.
El autor de los libros en que se basó JdT y sus secuelas y precuelas, George R.R. Martin dijo de la trilogía de Cixin: “un descubrimiento científico y filosófico único”, según la editorial española recoge en la caja con los tres volúmenes.
A la adaptación televisiva hecha por sus colaboradores, Benioff y Weiss, con Woo, le falta un poco de altura filosófica. Tampoco estaría mal que sus personajes tuvieran una voz propia más nítida la próxima temporada.
Por fin están de regreso los creadores de la serie Juego de Tronos, seis años después de aquella aventura inolvidable, y lo hacen para adaptar otro superventas de la literatura a la televisión.