Es el último ensayo. Quedan pocas horas para la representación y aunque el estreno fue todo un éxito están un poco nerviosos. Javier Martín (Madrid, 1972) da unas últimas indicaciones a Isabel, una de las actrices principales de esta comedia de enredo. “Eleva más la voz, esto tiene que ir bien arriba… ¡Vamos allá!”, dice impetuosamente y con el libreto sobre su regazo.
Hasta aquí, todo normal.
Pero, en realidad, no lo es. Porque Javier Martín trabaja con cinco actores aficionados que además son pacientes del Hospital de Día Lajman y colaboran con la Asociación La Barandilla: “Hay mucha ignorancia y mucho estigma todavía en la sociedad. Tenemos que romper con la idea de que si sufres un trastorno mental tienes que estar todo el día encerrado en tu casa viendo la tele. No, no es así—denuncia enfatizando la negación—. Yo estoy diagnosticado de trastorno bipolar y si yo no te lo digo, no te enteras. Ellos tienen trastorno esquizofrénico y muchos de ellos, si no te lo dicen, no te enteras... Tienen capacidad para hacer un montón de cosas”.
Ángel Antonio es otro de los actores que conforman el elenco de la compañía de teatro Arriba el telón. Cuando le diagnosticaron la enfermedad era muy joven, acababa de terminar la carrera de Ingeniería. En aquel momento, su vida se detuvo. No pudo empezar a trabajar, ni formar una familia, perdió muchísimos amigos... Hoy gracias al dinero que recaudan con las entradas, él y sus compañeros reciben por primera vez una remuneración. “Al principio estaban apagados, tímidos, como para dentro. Las terapéutas me habían dicho que a las personas con esquizofrenia muchas veces les cuesta reírse…, pero es impresionante el cambio que han pegado gracias al teatro. Ahora se ríen, lo disfrutan y están mucho más relajados. Les hace sentirse útiles y han ganado seguridad en ellos mismos”, explica emocionado el director.
En la actualidad, según datos del Ministerio de Sanidad, en España hay unas 800.000 personas que padecen un trastorno mental grave. Lo más preocupante, tal y como recoge el Instituto Nacional de Estadística (INE), es que 8 de cada 10 no tienen un empleo. Por eso, quieren llevar la función a otros lugares de España y romper así todos los estigmas. Volverán a actuar el 18 y el 28 de septiembre en Madrid y el 24 de octubre en Zaragoza. “Disfrutamos todo esto con ellos, queremos decirle a la sociedad que se puede, que con una buena psicorehabilitación se puede conseguir esto y más”, comenta Ana Lancho, la gerente del Hospital de Día Lajman.
“Me quería quitar la vida”
En el 2012, a Javier Martín —conocido también por presentar Caiga quien caiga en su primera etapa—, le diagnosticaron un trastorno bipolar que tuvo que sobrellevar junto a una depresión. Lo tenía todo, le iba bien en el trabajo, era feliz en su vida personal, pero eso no importaba: “De repente, te puede venir. Te sientes como una mierda, piensas que no vales nada, que tú pareja te va a dejar por cómo estás… Y cada cosa tonta, la más tonta, se convierte en un mundo para ti”.
Su primer ataque psicótico fue sobre el escenario, interpretando una comedia con Luis Merlo y María Barranco, pero no dejó de trabajar en ningún momento. El teatro se convirtió muy pronto en su “bálsamo”: “Estaba todo el día pensando que me quería quitar la vida. Estaba fatal, pero es verdad que cuando actuaba, de repente, esos pensamientos se iban y estaba tan concentrado en lo que tenía que hacer, en mi papel, en mi texto… que conseguía ser otra persona”.
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Contarlo para ayudar a los demás
Desde hace cinco años, lleva una vida completamente normal y estable. Por eso, a finales de 2020, explicó públicamente todo lo que había vivido en La Hora de la 1 (TVE): “Creía que iba a afectar a mi profesión, pero al revés. Ahora tengo más trabajo que nunca”. El motivo para atreverse a contarlo era poderosísimo: “Quería decirle a la gente que se puede salir de esto y también denunciar la situación de la salud mental en España. No puede ser que pidas cita en el psicólogo y te la den para dentro de seis meses. ¡Es una enfermedad para ricos! Yo pude tener un psicólogo privado, una psiquiatra privada..., pero como dependas de la sanidad pública es muy difícil. La gente no puede pagar 70 o 100 euros por cada sesión. ¡No se puede!”.
Ilusionado, colabora desinteresada y apasionadamente con la asociación y reinvidinca siempre más inversión en salud mental. Para los actores de la compañía, él es el mejor modelo, el mejor ejemplo y el mejor espejo en el que mirarse. “Estoy deseando empezar a hacer otra función”, concluye. Ellos, seguro, también.
Es el último ensayo. Quedan pocas horas para la representación y aunque el estreno fue todo un éxito están un poco nerviosos. Javier Martín (Madrid, 1972) da unas últimas indicaciones a Isabel, una de las actrices principales de esta comedia de enredo. “Eleva más la voz, esto tiene que ir bien arriba… ¡Vamos allá!”, dice impetuosamente y con el libreto sobre su regazo.