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El teletrabajo y la flexibilidad horaria refuerzan la satisfacción laboral de los españoles en la pandemia

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Samuel Martínez

“En los primeros meses de pandemia se desató en las empresas un espíritu de pertenencia a la organización, de todos unidos frente a la adversidad”, explica Maite Sáenz, directora del Observatorio de Recursos Humanos (ORH). Es un fenómeno parecido al Rally round the flag, que tiene lugar en política en situaciones límite: el pueblo –en este caso, los trabajadores– valora el esfuerzo de los dirigentes –en este caso, los directivos– y se une con ellos para cooperar contra dicha adversidad. “Ahora, sin embargo, los ánimos empiezan a decaer”, advierte. “Es difícil mantener el compromiso de la gente cuando se ha perdido la cercanía del tú a tú y los espacios compartidos, como el del café”. Pero los, a priori, buenos datos en satisfacción laboral tras la pandemia que reflejan las encuestas entre los trabajadores españoles no se deben solo a ese compromiso, a esa lealtad.

Tiene mucho que ver también su gusto por la flexibilidad horaria y el teletrabajo. Los resultados de varios estudios –entre ellos el Cigna COVID-19 Global Impact y otro llevado a cabo por la consultora Adecco– reflejan que los españoles han reforzado su satisfacción en el trabajo en muchos niveles. Ni la posible soledad que muchos podrían haber experimentado durante las jornadas lejos de la oficina ni la inestabilidad generada por la crisis económica ni la disponibilidad eternaeterna que muchos declaran tener que brindar a sus compañías han alterado negativamente la relación de los españoles con respecto al empleo. Es más, según el informe de Adecco, hasta un 53% de los encuestados “está contento con su situación tras el covid-19”, mientras que solo un 17% está desanimado. Además, hasta el 80% de los encuestados reconoce haber ganado flexibilidad en sus horarios y, contra todo pronóstico, los índices de soledad no se han visto afectados. Cabría preguntarse, en este punto, si esa satisfacción se debe a una verdadera comodidad de los empleados, o bien a una sensación de alivio por haber logrado sobrevivir a los muchos despidos que se han llevado a cabo desde marzo pasado.

“Será necesario esperar un tiempo para ver cómo evoluciona esa tónica”, aunque sí que “parece claro que los encuestados valoran positivamente la flexibilidad horaria para manejar su tiempo personal y profesional”, opina la directora de ORH. En cuanto al resto de modificaciones que ha comportado la pandemia, todas tienen un efecto en la relación de los empleados con sus respectivas empresas. Para empezar, “ahora se tiene mucho más en cuenta tener el centro de trabajo cerca de casa” y, por supuesto, las tareas de higiene y prevención por el covid que lleve a cabo la compañía. Algo parecido, subraya, sucede con la necesidad de información que tienen los trabajadores. Tras la pandemia, los contratiempos y los imprevistos están a la orden del día, por lo que los empleados requieren estar al tanto de todo. “El trabajo a distancia y los turnos rotatorios pueden complicar la comunicación entre compañía y trabajador”, señala Sáenz, “pero también ha salido a relucir la calidad humana de muchos directivos”.

Con todo, tanto los datos que aportan las distintas consultoras como las entrevistas realizadas a pie de calle señalan en la misma dirección. “Se ha demostrado que somos responsables”, tercia un vecino en la calle Fuencarral. “Hemos pasado tiempo trabajando en casa y hemos sido igual o más productivos que en la oficina”. El teletrabajo es, para otra vecina, “lo único bueno que ha traído la pandemia”. En muchos hogares, ha caído como una bendición y ha permitido una conciliación familiar casi insólita. “Espero que eso se mantenga una vez superada la pandemia”, resuelve. Eso sí, la encuesta de Randstad arroja otra información no tan halagüeña: el 79% de los encuestados se queja de “tener que estar siempre conectados” y el 59% afirma trabajar más horas. Sáenz asegura que el teletrabajo tiene un impacto positivo y es el futuro, pero los planes de las empresas deben incluir momentos de desconexión y, sobre todo, acotar los horarios.

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Si bien es cierto que los datos de desempleo sonrojan a España por encima de a cualquier otro país de la Unión Europea (UE), también lo es que sucede todo lo contrario en lo referente a la satisfacción laboral. Con un 71% de los encuestados contentos con su puesto de trabajo (datos de 2019, previos a la pandemia), España se sitúa en un porcentaje de satisfacción cercano a la media europea, mientras que otros países del entorno como Francia, Portugal o Alemania marcan unas cifras de 68%, 66% y 65%. Reino Unido, por su parte, también presenta números peores que los españoles. En datos de Randstad, la progresión del país en ese sentido fue poco menos que vertiginosa desde el tercer trimestre del 2014, cuando solo un 62% de los españoles se declaraba conforme con su situación laboral, la marca más baja de la serie histórica. Desde ahí, la puntuación se disparó hasta el 77% (cuarto trimestre del 2016) y se mantuvo hasta hoy por encima del 70%. Es todavía una incógnita si el covid alterará esas dinámicas.

En cuanto a todas estas diferencias entre la satisfacción de los españoles con respecto a los trabajadores de los otros países, Sáenz advierte: “Hay que tener en cuenta que partimos desde más atrás que ellos”. Se refiere a que alemanes, franceses o ingleses –la mayoría con mejores condiciones laborales– son, de alguna forma, más exigentes. “No digo que los españoles no lo seamos”, concluye, “pero sí que valoramos más los pequeños avances”.

“En los primeros meses de pandemia se desató en las empresas un espíritu de pertenencia a la organización, de todos unidos frente a la adversidad”, explica Maite Sáenz, directora del Observatorio de Recursos Humanos (ORH). Es un fenómeno parecido al Rally round the flag, que tiene lugar en política en situaciones límite: el pueblo –en este caso, los trabajadores– valora el esfuerzo de los dirigentes –en este caso, los directivos– y se une con ellos para cooperar contra dicha adversidad. “Ahora, sin embargo, los ánimos empiezan a decaer”, advierte. “Es difícil mantener el compromiso de la gente cuando se ha perdido la cercanía del tú a tú y los espacios compartidos, como el del café”. Pero los, a priori, buenos datos en satisfacción laboral tras la pandemia que reflejan las encuestas entre los trabajadores españoles no se deben solo a ese compromiso, a esa lealtad.

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