IGUALDAD

Opositoras a bomberas en Madrid denuncian el difícil acceso por la inequidad de las pruebas físicas

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en el parque de bomberos de Las Rozas.

Madrid apenas tiene a mujeres bomberas. Menos del 1% del total de efectivos profesionales en la comunidad, son mujeres. Así lo denuncian las opositoras, quienes no renuncian a entrar en el cuerpo, a pesar de los obstáculos a los que se enfrentan. Las razones de la desigualdad, las sitúan en una cuestión clave: las pruebas físicas. El nivel de exigencia es abismal para las mujeres en comparación con sus compañeros masculinos, detallan. Patricia (nombre ficticio) lo explica de esta forma: "Yo, pesando menos de sesenta kilos, tengo que levantar el mismo peso en una prueba de 'press banca' que un hombre que pese el doble".

Patricia prefiere hablar de forma anónima porque la experiencia dicta que cualquier queja será recibida con una respuesta casi unánime: "Absoluto linchamiento". Los compañeros se desligan de la protesta porque "se ven amenazados", argumenta la interlocutora, así que la única forma que han encontrado ellas de alzar la voz es a través de quejas anónimas.

Tanto ella como un grupo de opositoras se han dirigido a la administración regional para solicitar una revisión de las bases que protocolizan el acceso al cuerpo de bomberos. Actualmente, las pruebas centrales se dividen en dos categorías: una teórica y una física. Estas últimas "están creadas por y para hombres, y a lo largo de los años han ido tomando más peso. Antes, la teórica valía más. Ahora, el valor de la física es del 60%", lamenta Patricia.

Esta alta exigencia ha "dejado en las puertas de acceso a las aspirantes que habían superado la fase teórica, suponiendo estas trayectorias un negativo ejemplo para aquellas mujeres que deseen trabajar como bomberas en la comunidad", plantean las opositoras en un escrito al que ha accedido infoLibre.

A su juicio, la situación es contraria a la igualdad y no discriminación por razón de sexo. También vulnera el derecho al acceso al empleo público y la obligación de los órganos de selección de velar por el cumplimiento del principio de igualdad de oportunidades entre sexos. "En los últimos ocho años, en la Comunidad de Madrid sólo han entrado tres mujeres", subraya Patricia. 

Actualmente, cada comunidad e incluso ayuntamiento desarrolla sus propias pruebas para el acceso al cuerpo, con criterios "tan dispares como cuerpos profesionales existen en el territorio". Por tanto, describen las opositoras, "no existen unas pruebas de acceso reconocidas como objetivamente ajustadas y validadas para una profesión tan heterogénea como es la de bombero, ni existe una justificación real y aprobada de la mayor o menor dureza que deben tener unas pruebas físicas para ejercer la profesión con diligencia y competencia".

Así que las mujeres exigen una revisión exhaustiva de las puntuaciones, baremos y marcas, atendiendo a las "diferencias anatómicas y fisiológicas de ambos sexos relacionadas con el rendimiento deportivo". Entre las diferencias expuestas, destacan por ejemplo los niveles hormonales, pues los hombres cuentan con "niveles significativamente más altos" de testosterona, lo cual "promueve el desarrollo de masa muscular, la resistencia, la recuperación post-lesión y mejora la capacidad de transporte de oxígeno". Y destacan: "Estas diferencias se exponen simplemente como un hecho inherente al ser humano y no por ello significa que haya superioridad o inferioridad física de uno u otro sexo".

Sin cambios en las marcas mínimas

Recientemente, la Comunidad de Madrid adaptó tres de sus pruebas físicas –la parte física se compone de seis pruebas: dos de fuerza, tres de atletismo y una de natación–, con puntuaciones más ajustadas. Pero sólo en las máximas, así que el ajuste tampoco convence a las opositoras: las marcas mínimas no están adaptadas, por lo que llegar a ese mínimo exigible para lograr el aprobado sigue siendo "para las mujeres igual de difícil", mientras que para ellos es "un mero trámite". El resultado, es que mientras que a ellas les cuesta años de entrenamiento llegar al cinco, la media masculina supera el nueve sobre diez.

Insisten en que "la comprobación de la aptitud física es fundamental para el desarrollo del trabajo de bombero, lo que no quiere decir que la vara con que se mide tal aptitud sea tan exigente que, directamente, excluya a las mujeres en el acceso al cuerpo".

La demanda de las opositoras no es la más popular en el gremio, pero sí existen algunas voces que les dan respaldo. Es el caso de Manuel Ariza, miembro de la sección sindical de Bomberos y bomberas de CCOO en la Comunidad de Madrid. "Hay mucho debate abierto con el tema del acceso", reconoce en conversación con este diario. "Tenemos claro que la incorporación de la mujer es un asunto prioritario, pero hay un debate interno sobre la manera". 

El sindicalista defiende la reserva de un porcentaje de plazas destinadas íntegramente a mujeres, así como un proceso selectivo que no las penalice, siempre basado en fundamentos técnicos. Los bomberos, critica, "ceñimos todo en la fuerza física, pero es un criterio injusto". Ariza pone un ejemplo: si la capacidad de los profesionales se basara exclusivamente en la fuerza física, entonces el envejecimiento estaría también penalizado. "Hoy, muchos no seríamos capaces de pasar las pruebas que nos piden al principio. Asumimos el envejecimiento como algo normal para el ejercicio de la profesión, pero rechazamos que la mitad de la humanidad pueda formar parte".

El ejemplo de Cataluña

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Patricia pone como ejemplo de buenas prácticas a una comunidad: Cataluña. En el territorio, existe actualmente una reserva del 40% de las plazas dedicadas a mujeres. Los resultados son evidentes: en un año, se han multiplicado por nueve las mujeres bomberas. Sin embargo, lo que la opositora madrileña tilda de positivo, es allí objeto de polémica

A preguntas de este diario, Jordi Martínez, delegado de la sección sindical de UGT Bombers de la Generalitat de Catalunya, señala que "se están aplicando tantos por ciento elevados en reserva para mujeres, con la intención de equiparar y favorecer su incorporación", una estrategia que considera "errónea". Los servicios de bomberos, insiste el delegado, "necesitan a las mejores personas para desarrollar y cumplir con un trabajo que permita dar el mejor resultado a los ciudadanos, pero no a costa de equiparar forzosamente el número de mujeres, por una cuestión decorativa o numérica".

Martínez reconoce el "déficit histórico que arrastran" las mujeres, pero cree que no puede corregirse de forma artificial y a la fuerza "sin ser por lo menos objeto de crítica". En cuanto a los baremos diferenciados por género, el bombero expresa su oposición explícita: "Es muy importante la incorporación de la mujer en los servicios de bomberos, pero nunca a costa de la capacidad y profesionalidad necesaria para no fracasar en las actuaciones y en los siniestros".

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