La esencia científica de una ley imprescindible

Javier Alfonso Cendón

¿Qué le estarías dispuesto a entregar a alguien que te ha salvado la vida? Parece una pregunta sencilla, con una respuesta obvia y seguro que unánime: prácticamente todo. Partiendo de esa premisa, también parece lógico que nuestras científicas y científicos obtengan un mayor reconocimiento en nuestro país, especialmente después de la batalla que están librando en esta pandemia, y después de toda su dedicación, horas y horas de trabajo entregadas para seguir mejorando nuestro estado del bienestar.

Por ello, el Consejo de Ministros ha aprobado la reforma de la Ley de la Ciencia, que velará por el futuro de las personas que se vuelcan en la investigación en nuestro país, impulsando las carreras científicas y el talento innovador, con más fondos, con una mayor inversión en el sector, blindando por ley este compromiso tan necesario para cambiar las condiciones dentro de nuestras fronteras, para que hacer ciencia sea sinónimo de una financiación estable y una verdadera opción para nuestros jóvenes.

Con esta norma, el Gobierno se compromete a igualar la inversión en investigación e innovación que hacen los países de la UE, garantizando por primera vez una financiación de la I+D+i pública estable y creciente, abriéndonos paso en el tablero de los países punteros en la materia, hasta alcanzar en 2030 el 1,25% del PIB.

Una ley que busca reducir la precariedad apostando por la carrera científica con un nuevo contrato indefinido para científicas y técnicos y que, como ya pretendía el Pacto por la Ciencia y la Innovación, beneficiará a miles de investigadores y, por ende, a nuestra sociedad. Llevamos mucho tiempo trabajando en el Congreso por este pacto. Esta misma semana hemos concluido las comparecencias de la Subcomisión de Ciencia para pasar a trabajar en las conclusiones que nos permitirán seguir impulsando en consenso la ciencia para convertirla en un motor económico del país. No olviden que es necesaria porque nos ofrece soluciones imprescindibles.

El Gobierno ha demostrado una vez más estar del lado del progreso, y se ha fijado también en los más jóvenes incluyendo un nuevo derecho: la indemnización para los contratos pre y posdoctorales. Además, las nuevas condiciones laborales fijadas permitirán que nuestro talento nacional no abandone las fronteras del país en busca de un mejor futuro y favorecerá el retorno de muchos, contribuyendo al mismo tiempo en el tejido productivo del país.

En este sentido, la norma contempla una importante reducción de la carga administrativa y reconoce la transferencia de conocimiento como derecho, obligación y mérito en el sistema de ciencia, tecnología e innovación en dos aspectos fundamentales: las actividades de transferencia de resultados de investigación deberán considerarse un concepto evaluable a efectos retributivos y de promoción, por un lado, y se regula la compra pública de innovación, por otro.

Por primera vez se dará seguridad jurídica a la igualdad de género en el sistema de la investigación, desarrollo e innovación, a través de la adopción de medidas concretas para lograr una igualdad real entre mujeres y hombres

Otro de los ejes fundamentales de esta reforma es, sin duda, la defensa de una igualdad real y efectiva, con artículos específicos sobre la transversalidad de género. Por primera vez se dará seguridad jurídica a la igualdad de género en el sistema de la investigación, desarrollo e innovación, a través de la adopción de medidas concretas para lograr una igualdad real entre mujeres y hombres y asegurando que la perspectiva de género sea el eje transversal de los instrumentos de planificación de estos agentes públicos en la materia.

Para ello, la ley incluye una batería de medidas transformadoras como la inclusión de la obligatoriedad de disponer de protocolos frente al acoso sexual, así como por razón de orientación sexual o identidad de género, y de mecanismos para eliminar los sesgos de género en los procesos de selección y evaluación.

Una reforma que busca la necesaria inversión en cultura científica y tecnológica, con más ciencia abierta, reconociendo su valor como bien común y fomentando la participación de la ciudadanía en el proceso científico, y afianzando el papel del personal de investigación que realiza divulgación y el de las Unidades de Cultura Científica.

Por todo esto, sin perder de vista que incluye la aprobación del Mapa de Infraestructuras Científicas y Técnicas Singulares (ICTS), es esencial destacar que se fija como objetivos primordiales mejorar la gobernanza del Sistema de Ciencia e impulsar una carrera científica más estable, porque los científicos de nuestro país tienen que tener estabilidad y un salario acorde al trabajo que desempeñan. La aprobación de esta reforma significará que dedicarse a la investigación en España es una garantía de estabilidad, mejores condiciones y certezas.

Debemos mucho a las científicas y científicos que han volcado su vida en mejorar las nuestras y, por ello, el compromiso por ley de una justa inversión en ciencia es deber de todos. Se trata de un claro reconocimiento a personas esenciales en nuestro día a día, que saldará además una deuda histórica con la I+D+i y que resulta imprescindible para resolver los problemas del Sistema de Ciencia de nuestro país.  

Recuerden: apostando por la ciencia ganamos todos.

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Javier Alfonso Cendón es diputado por León y portavoz de Ciencia del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso de los Diputados.

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