Bellísimas personas

Han trincado a un diputado del PSOE rodeado de putas y cocaína. Otra vez. El Tito Berni, menudo máquina. Parece que su señoría tenía por costumbre embolsarse mordidas para facilitar subvenciones y prebendas. Los periódicos han reconstruido su vigorizante itinerario profesional: Congreso de los Diputados, Dirección General de la Guardia Civil, restaurante Ramsés y Club Sombras. Póker de ases. El tío es tan profesional que hasta el restorán tiene nombre de putiferio. Luego, nochecita en un hotel del centro y mañana más. Hasta ahora han caído cuatro truhanes: don Bernardo, el sobrino de nombre raruno, un general de la benemérita y un empresario canario. Otra vez la España cainita y envidiosa persiguiendo a sus heroicos emprendedores.

Al PSOE le quitas el cohecho y la viagra pagada con dinero negro y se extinguen, como las reses bravas si no las toreas. Por la prensa circulan imágenes deliciosas: señores alopécicos y panzudos echándole la mano por encima a su distinguido séquito de meretrices. Muy edificante. Lástima que el picoleto no se pusiese el tricornio, porque rodábamos otra de La escopeta nacional. El generalito tenía sesentamil machacantes escondidos en su casa, envueltos en ropa o apretaditos en una caja de zapatos. Siempre le damos pistola y placa a los mejores.

A ver en qué queda la cosa. Recuerden el caso ERE: más de una década de instrucción y Griñán tocando la bandurria en su casa. Raro será que alguno de esos mendrugos no diga que malversaba bien, a ver si le rebajan la condena. «Mire, señor juez, yo solo quería apoyar la hostelería y a las casas de lenocinio». ¡Quietos! Medalla al mérito civil y puestecito de senador por designación autonómica.

Exprimida la vaca de la obra pública y de las adjudicaciones dudosas, don Rafael del Pino dice ahora nosequé de la inseguridad jurídica

Más. Esta semana hemos sabido que Ferrovial se larga a Flandes. Espero que el tercio viejo de Cartagena tome cartas en el asunto. Exprimida la vaca de la obra pública y de las adjudicaciones dudosas, don Rafael del Pino dice ahora nosequé de la inseguridad jurídica. Necios y paniaguados han salido a romperse la camisa en defensa de los pequeños empresarios. Total, sólo han ganado ciento ochenta y seis millones de euros en el último ejercicio. Un segundo, que apago la radio: hay un señor gritando memeces. «¡Es una decisión «técnica»! ¡Apolítica!». Gran espíritu patriótico, ojalá el rey le dé un marquesado o algo (y al locutor, un puesto de palanganero).

Vamos terminando, que se enfría el café. Si usted, queridísimo lector, es andaluz: dese por jodido. El simpático Moreno Bonilla dice que si te duele la barriguita vayas a una clínica privada, que ya te la paga él (o sea, tú). Atentos a la tabla de precios: atención primaria, sesenta y cinco euritos; especialistas ciento cincuenta, pero si le coges el gustillo a ir al oncólogo te hacen precio; alta resolución, doscientos y pico. La idea es buenísima: ¿para qué contratar médicos si puedes darle el dinero a las empresas de los amiguitos? Ojo, aquí pierden los pacientes, pero también los médicos: a ver si se creen que Sanitas o alguna de esas paga bien pudiendo soltar diez euros la hora. A mí me parece una genialidad. Cerremos los ambulatorios y luego pidamos un crédito para que nos miren ese moquillo. Calma: si estás pocho de verdad, no te preocupes: te ponemos un cartelón de «inasegurable» en la frente con el que te harán un veinte por ciento de descuento en pompas fúnebres. Sólo falta sacar a los viejos de las residencias públicas, adocenarlos en alguna de pago y esperar a que el próximo brote de lo que sea te haga una purga a la madrileña. Apunten el vaticinio: si nos llega la gripe aviar, solucionamos el problema de las pensiones y el de la densidad de población.

Imaginen cuántos barrios podrían dedicarse al alquiler vacacional. Las tiendas de souvenirs del centro se pondrán contentísimas.

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