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¿La década en la que pudimos?

Marcelo Noboa Fiallo

Qué duda cabe que uno de los actores principales de la década (2014/2024) es Podemos, con Pablo Iglesias como la cara más visible del Movimiento/Partido. Quienes, a su vez, bebieron de las fuentes del movimiento, “Los indignados” (15/M, movimiento no partidista, transversal, heterogéneo y, sobre todo, lleno de ciudadanos “hartos”) “No hay pan para tanto chorizo” fue el lema más coreado, el que definía ese hartazgo y el que, en definitiva, quería certificar la muerte del bipartidismo y el agotamiento de los consensos nacidos en 1978, tras la promulgación de la Constitución.

En los debates del movimiento 15/M no estaba nada claro si había que dar el paso hacia la configuración de un partido político. Su transversalidad y heterogeneidad lo dificultaban. Pero desde algunos despachos de la Universidad Complutense de Madrid se tejía el “gran salto adelante”. Juan Carlos Monedero, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón fueron sus artífices. Con un P. Iglesias que, hábilmente, aprovechó el gran escaparate que se le brindó en los medios de comunicación. Puede parecer una paradoja de la historia, pero P. Iglesias nació al espacio público en una televisión de extrema derecha, “Intereconomía”, en el programa estrella de esa cadena, El gato al agua y creció en las tertulias de “La Sexta” y “Cuatro”.

El 12 de enero del 2014 se presentó el manifiesto “Mover ficha: convertir la indignación en cambio político”, firmado por más de treinta personalidades provenientes de distintas áreas del pensamiento y de la cultura (Juan Carlos Monedero, Alberto San Juan, Santiago Alba Rico… no estaba P. Iglesias… su papel era otro en esos momentos). El 17 de enero de 2014, en el Teatro del Barrio, en Lavapiés, se presenta en sociedad el partido Podemos y deciden participar en las elecciones europeas de ese año (como experimento para saber si “había agua en la piscina”) Y, sorprendentemente para propios y extraños, el 25 de mayo obtienen 1.253.837 papeletas, cinco europarlamentarios. La euforia es incontenible. Había mucha agua en la piscina.

Con estos mimbres, Pablo Iglesias decide ir a por todas. Se acabó jugar a los movimientos sociales, a la reivindicación asamblearia, a las movilizaciones. El Partido tenía que tener un liderazgo fuerte, con un grupo de absoluta confianza (“su ejecutiva”), con un discurso supervisado por él. No hay que cometer ningún error hasta alcanzar el poder a finales del 2015 (“el cielo no se toma por consenso, se toma por asalto”). Ni permitir la disidencia dentro del partido. Todo el poder para el líder…como los de “la casta”, vamos.

Los “círculos” que se crearon como alternativa a las sedes de los partidos de la casta y como espacio de reflexión duraron muy poco. Pronto se convirtieron en las terminales de las decisiones que se tomaban en Madrid. La primera herida, el primer golpe a los círculos y a la organización fue la decisión (la orden) de no presentar candidaturas en los pueblos y ciudades a las elecciones municipales del 25 de mayo del 2015. La frustración fue muy grande para todos aquellos que llevaban tiempo trabajando de cara a dichas elecciones municipales, con propuestas progresistas y rompedoras. Desde Madrid se argumentó que no querían arriesgarse a que las listas se llenaran de candidatos “sospechosos”. Muchos se rebelaron contra la orden, pero al final se impuso la “ola” que arrasaba en las encuestas para las elecciones generales (28% de intención de voto para Podemos, 8 puntos por encima del Psoe y 10, por encima del PP). El mantra que se escuchaba en los círculos era: “Pablo sabe lo que hace”

Siete meses más tarde, elecciones generales. Podemos obtiene 5 millones de votos (20,8%) y 69 diputados, un resultado espectacular para un partido que tenía año y medio de vida, pero por debajo de las expectativas esperadas por P. Iglesias, que ya se veía en Moncloa.

Pronto empezaron las deserciones. Fue como una gota malaya, tanto en las Autonomías como en el núcleo central de Madrid: de la foto que se conserva de la primera asamblea general de Vistalegre (2014) con sus fundadores: Luis Alegre, Carolina Bescansa, Juan Carlos Monedero, Tania González, Pablo Iglesias e Iñigo Errejón y una interminable lista de valiosos militantes de Madrid y de los territorios, no queda nadie. Para ser un poco más exactos, hasta mayo del 2021 sólo quedaba el gran líder, Pablo Iglesias, quien tras dimitir como Vicepresidente del Gobierno de coalición (dimisión nunca explicada) y envuelto en la bandera de “narciso imprescindible”, se autoproclamó el faro que descendía a la Comunidad de Madrid para rescatarla de la derecha en las elecciones autonómicas. El fracaso fue histórico. Dimitió como Secretario General de la formación morada, dejando a Ione Belarra como cuidadora de las esencias, mientras él continuaba, entre bastidores y desde Canal Red (su televisión) marcando las directrices del partido.

En las elecciones generales de abril de 2019, obtienen 42 diputados (27 menos que en 2015) y, tras el fracaso de no formar gobierno con el PSOE, se repiten elecciones en noviembre y el resultado es peor aún (35 diputados). Pese a la caída, consiguen formar gobierno para parar a PP/Vox y ante las necesidades recíprocas de Sánchez e Iglesias. Forman gobierno de coalición con 5 ministros de Podemos y una Vicepresidencia para el líder morado. Fueron los dos mejores años de este país en políticas sociales (pese a la pandemia, erupción volcánica, pertinaz  sequía,  guerra en Ucrania, oposición inmisericorde…) 

Lo cierto es que el PSOE necesita un partido fuerte e ilusionante a su izquierda. ¿Conseguirá “Sumar” ser ese partido o continuará la maldición de la izquierda con la mirada fija en sus preciosos ombligos

Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda, elegida a dedo por Iglesias como su sustituta en el Gobierno, decide ampliar el espacio de Podemos ante la deriva de los morados y la desafección del electorado de izquierdas. Crea “Sumar” y ello supone la guerra abierta con Belarra/Iglesias. No obstante, a los morados no les queda otra alternativa que ir a las elecciones generales del 28 de julio de 2023, bajo las siglas de “Sumar” porque sólo así conseguirían 5/7 diputados (al final fueron 5) ya que todas las encuestas pronosticaban que, de ir solos, obtendrían 0/1 diputados, es decir la irrelevancia o desaparición. 

Para la formación del nuevo Gobierno de coalición progresista, Podemos exige a Yolanda Díaz la cartera de Igualdad para Irene Montero. Sumar entiende que Irene Montero terminó la legislatura “achicharrada” por las consecuencias de la aplicación de la ley de “Sólo sí es sí” y les oferta la entrada en el gobierno de Nacho Álvarez, Secretario de Estado con Belarra y hombre de confianza de la ministra y Secretaria General del partido. Belarra se niega (Irene Montero o nada) Dan por zanjadas las negociaciones. 

El divorcio está servido. Podemos sale de Sumar (incumpliendo el pacto) y se va al Grupo Mixto desde donde plantará su batalla final. Sus 5 diputados tendrán por objetivo conseguir visibilidad para que Irene Montero (candidata a las europeas de junio 2024) salga elegida. Los primeros damnificados de esta miserable historia son los trabajadores que, tras el no de Podemos al decreto de Yolanda Díaz (juntos con PP/Vox) verán reducidos sus ingresos. Son las directrices de P. Iglesias desde su particular trinchera que es Canal Red… ¿Fin de la historia? ¿Fin de una década ilusionante?

El infame papel jugado por los medios de comunicación de la caverna mediática (los mismos que auparon al joven Iglesias), la llamada policía patriótica que fabricó informes falsos, la persecución política y el acoso fascista a su domicilio quedan en el haber de la miserable estrategia de PP/Vox, pero en ningún caso puede ser imputado al hundimiento de Podemos/Iglesias ya que es la misma estrategia seguida por la caverna de este país contra Pedro Sánchez u otros líderes nacionalistas. 

Lo cierto es que el PSOE necesita un partido fuerte e ilusionante a su izquierda. ¿Conseguirá “Sumar” ser ese partido o continuará la maldición de la izquierda con la mirada fija en sus preciosos ombligos.

¿Tenía razón Luis Alegre, fundador de Podemos, uno de los intelectuales más lúcidos del partido morado y uno de los primeros en marcharse: “No me he encontrado nada tan dañino como la camarilla que está dispuesta a destruirlo todo con tal de no perder su condición de cortesanos”?

Podemos se juega su última carta en las próximas elecciones europeas. Si no sale elegida Irene Montero, la desbandada será generalizada. El destino suele ser muy cruel. Las elecciones europeas del 2014 marcaron el auge y la euforia de Podemos; una década después, esas mismas elecciones europeas pueden marcar su final.

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Marcelo Noboa Fiallo es socio de infoLibre.

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