Movimiento 15-M
El 15-M revive por unas horas el espíritu de Sol
Ni los más optimistas esperaban que la de este domingo fuera una jornada de manifestaciones absolutamente masivas como fueron las convocatorias que, hace dos años, prendieron la mecha de un movimiento que, con su eclosión, agitó el tablero político y alentó una nueva forma de protesta alejada de los agentes sociales tradicionales. Lo cierto es que no lo fueron. Pero el 15-M, con la acción muy descentralizada y el esfuerzo focalizado en luchas concretas como la lucha por la vivienda y la defensa de los servicios públicos, si logró revivir durante algunas horas el espíritu de sus primeros días.
Aunque menos multitudinario –como evidencian las imágenes de la protesta– el 15-M demostró seguir siendo la expresión pacífica de un malestar instalado en la sociedad a golpe de recortes y decretos y el germen de una resaca de movimientos ciudadanos que este domingo sí se dejaron ver en las calles. Trabajadores del sector público, afectados por las hipotecas o las preferentes, jóvenes precarios, parados, pensionistas, familias... volvieron a marchar juntos en manifestaciones pacíficas y reivindicativas.
En su segundo aniversario, los indignados regresaron a la Puerta del Sol –y a otras tantas plazas de más de treinta ciudades que también vivieron manifestaciones– a expresar su rechazo a un sistema que, dos años después, dicen, sigue sin gustarles ni representarles. Los gritos de "¡Que no, que no, que no nos representan!", "¡Sí se puede!" o "¡Lo llaman democracia y no lo es!" volvieron a escucharse en las movilizaciones. Además, entre las múltiples pancartas también podían leerse lemas contra los tijeretazos en sanidad o educación, proclamas contra la reforma de la ley del aborto o consignas contra los desahucios o a favor del derecho a la vivienda.
En Madrid, la fórmula de las columnas de manifestantes desde los barrios hacia el centro de la ciudad que los indignados ensayaron por primera vez en la movilización del 19 de junio de 2011 volvió a utilizarse este domingo. Y esa estrategia, sumada a la menor afluencia, quitó algo de visibilidad al conjunto de la protesta porque no todas las marchas entraron a la vez en la plaza. Al menos, eso es lo que comentaban grupos de manifestantes desde la Puerta del Sol. "Cuando unos llegan otros ya se han marchado", se quejaba una joven mientras intentaba quitarse el sol de la cara con un periódico.
A las 20.00 horas, tal y como estaba previsto, la Puerta de Sol enmudeció. Y, de forma coordinada, todos los manifestantes, en silencio, levantaron los brazos y agitaron sus manos en el aire. Es lo que los activistas llaman "grito mudo", una forma de protesta que popularizaron hace dos años para protestar contra los dictados de la Junta Electoral, que prohibió las concentraciones en esa plaza por la cercanía de las elecciones autonómicas y municipales del 22 de mayo. Proclamas de "¡Dimisión!" y "¡Sí se puede!", siguieron a este "grito" silencioso.
Antes, en un micrófono abierto, y mientras llegaban las tres columnas que alrededor de las 17 horas salieron de la plaza de Colón, el Templo de Debod y las inmediaciones de la estación de Atocha, algunos manifestantes se dispusieron a lanzar proclamas contra la forma en la que el Ejecutivo se enfrenta a la crisis económica, críticas a la actual Ley Electoral o a relatar algunas de las experiencias vividas durante estos dos años de movilización sostenida. Al tiempo, en otros rincones de la plaza, grupos de manifestantes se lanzaban a cantar el Cumpleaños feliz al movimiento o se arrancaban con melodías más reivindicativas como el Canto a la Libertad de José Labordeta o Grándola Vila Morena, la canción en clave con la que se dio inicio a la Revolución de los Claveles, convertida ahora en símbolo de protesta en Portugal. En Madrid, la jornada acabó con asambleas temáticas que tuvieron lugar en plazas aledañas.
El movimiento que repolitizó las calles
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Otras ciudades
En Barcelona, según Europa Press, unas 5.000 personas convocadas por el 15-M marcharon por las calles del centro de la ciudad tras una pancarta en la que podía leerse: "Paremos el genocidio financiero, juntos podemos". La marcha, que partió a las 18.00 horas de la plaza Catalunya acabó unas dos horas después en el Arc de Triomf, contó con la presencia de colectivos como los yayoflautas, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y asociaciones de apoyo a la educación pública, entre otras entidades.
Tras el lema "Todos juntos. Más indignados que nunca", los indignados valencianos se manifestaron por las calles de la capital de la Comunitat Valenciana. Cinco columnas partieron a las 18.00 horas desde las torres de Quart y Serranos, el Hospital General, el puente de Aragón y el CIE de Zapadores y confluyeron una hora después frente a la Estación del Norte, desde donde partió la manifestación unitaria. Los asistentes corearon cánticos contra el sistema representativo, la clase política, los recortes y la troika, aunque también destacaron los gritos contra los desahucios o el paro. Una gran pancarta mostraba las 727.500 razones, en un símil con el número de personas desempleadas que hay actualmente en esa comunidad.