El PP se aferra a la victoria pese a perder el 33% de los escaños

Pocos dirigentes del Partido Popular se han atrevido esta campaña, en público, a impregnar de un tinte nacional a las elecciones europeas celebradas este domingo. Pero en privado, nadie negaba que esta cita, a un año de las autonómicas y municipales y a poco más de un año de las generales, suponía un test perfecto para medir los ánimos del electorado.

Mariano Rajoy necesitaba testar en la opinión pública sus políticas de recortes, medidas impopulares como la reforma de la ley del aborto e, incluso, los escándalos de corrupción que afectan a su propio partido. Y, a tenor de los resultados, los dirigentes conservadores consultados, interpretan que podría haber sido peor. Que los españoles han entendido, hasta cierto punto, que los "sacrificios" han empezado a dar sus frutos. Un proceso que, no obstante, y pese a que el PP se aferre a la victoria, ha tenido un coste importante para la formación: la pérdida del 33% de los escaños. 

Con el 99,39% de los votos escrutados, el PP, el partido que gobierna España con mayoría absoluta desde las generales de 2011, se hizo con la victoria con el 26,05% de los votos. Esta cifra se tradujo en 16 escaños en el Parlamento Europeo, ocho menos que en 2009. Es el segundo peor registro de eurodiputados de los conservadores en unas europeas. En junio de 1989 obtuvo 15.

El peor dato en votos desde el Congreso de Sevilla de 1990

Si se tienen en cuenta todos los procesos electorales a los que ha concurrido el partido en los últimos 23 años, sólo obtuvo una marca peor en las municipales de 1991, cuando logró el 25,34% de los sufragios. Y traducido a votos, los 4.033.663 cosechados ahora suponen 2.636.714 menos que en los anteriores comicios, cuando la lista fue encabezada por Jaime Mayor Oreja. En base a esta variable, el PP anota su peor resultado desde el congreso de la refundación de 1990. Un aviso serio de un posible cambio de tendencia.

Pese a que el resultado empeora, y mucho, los resultados de 2009, los estrategas electorales del PP respiraban aliviados la noche de este domingo al observar que el patinazo machista de Miguel Arias Cañete un día después del cara a cara que mantuvo con la socialista Elena Valenciano en TVE no provocó que el PSOE tomase la delantera. Un asunto sobre el que el número uno del PP al Parlamento Europeo tardó casi una semana en pedir perdón y del que el PSOE hizo bandera en la segunda semana de campaña.

La comparecencia que María Dolores de Cospedal y Miguel Arias Cañete hicieron en la sede de la formación giró en torno a la idea de que han logrado duplicar su diferencia con el PSOE. Pero los conservadores no parecían estar para mucha fiesta. De hecho, Rajoy y sus candidatos rechazaron salir al balcón. Todo estaba preparado, como en 2009, cuando sí salieron a arropar a Mayor Oreja. Pero en esta ocasión ni se asomaron. Apenas una veintena de personas se congregaban a las puertas de la sede nacional del partido.

Además de fijar el mensaje en que la diferencia, en escaños, con el PSOE se agranda, Cospedal repitió en dos ocasiones, que solo en España, junto con Alemania, ha ganado las europeas el partido de Gobierno. Está será una de las bazas que juegue Mariano Rajoy esta misma semana en Bruselas cuando comiencen las reuniones para el reparto de poder en las instituciones europeas en base a los resultados de este 25-M.

Ni Cospedal ni Cañete admitieron preguntas de los periodistas en su breve comparecencia.

Este lunes, Rajoy ha convocado a su Comité Ejecutivo Nacional a las 17.00 horas. Será el momento de analizar en detalle los resultados y de ver en qué comunidades y ayuntamientos se necesitan más retoques de cara a las autonómicas y municipales del próximo año. 

Preocupación en Madrid y la Comunidad Valenciana

A simple vista, la mayor preocupación del PP, por tratarse de feudos tradicionales de la derecha, es la caída de votos en comunidades como Madrid y la valenciana. Y la reacción de la sociedad catalana tras el desafío soberanista de Artur Mas. En la Comunidad de Madrid, los sufragios caen del 48,58% al 29,85; en la Comunidad Valenciana, del 52,23% al 29,10 y en Cataluña, del 18,02 al 9,81. Pese a que la formación tenía la mirada puesta sobre estas regiones, el resultado es malo en prácticamente la totalidad del territorio nacional. En ninguna comunidad autónoma llegan al 40% de los votos.

Los resultados autonómicos menos negativos se registran, por este orden, en La Rioja (38,48%), Castilla-La Mancha (37,70%) y Castilla y León (37,61%). En un mapa en el que todos pierden, la secretaria general del PP y presidenta de Castilla-La Mancha, refuerza su posición.

No obstante, en el PP no cuentan con que el resultado de estas elecciones vaya a suponer una guerra de poder entre barones. "Ninguno de los tocan poder puede sacar pecho frente a los demás", valora un diputado.

Los dirigentes consultados sostienen que su gran enemigo ha sido la abstención, que los suyos no han salido a votar. Y que hay tiempo para frenar esta tendencia a la baja de cara a las autonómicas y municipales de 2015. Creen que la mejora prevista de la situación económica y la reforma fiscal despertará de nuevo a su electorado.

La cita, en el despacho de Floriano

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La actividad en el número 13 de la madrileña calle de Génova, cuartel de los conservadores, comenzaba a las 19.00 horas para sus máximos dirigentes. A partir de esta hora, en el despacho de Carlos Floriano, coordinador de campaña del Partido Popular, daba cobijo a la número dos, María Dolores de Cospedal; y a Javier Arenas, vicesecretario de política autonómica y local. A este despacho de la planta cuarta llegarían después los números uno y dos de la candidatura, Miguel Arias Cañete y Esteban González Pons, respectivamente.

Más tarde, se sumarían los eurodiputados Luis de Grandes, Pilar del Castillo y los ministros de Fomento, Ana Pastor; Educación, José Ignacio Wert, Agricultura, Isabel García Tejerina; el presidente del Senado, Pío García- Escudero y Elvira Fernández, presidenta de la CNMV.

A las 22.45 horas, el presidente del Gobierno y líder del PP, Mariano Rajoy, hacía su entrada por el garaje de la sede del PP para sumarse a sus compañeros que durante toda la tarde habían aguardado, primero, la llegada de datos de participación; y, después, el recuento de votos.