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HEPATITIS C: ESPECULACIÓN CON LA SALUD

La farmacéutica del Sovaldi hace negocio comprando laboratorios con fármacos en fase avanzada de investigación

Dos personas terminan de pintar una pancarta en el Complejo Hospitalario de Navarra.

Gilead Sciences, Inc., el laboratorio norteamericano que comercializa los medicamentos de última generación capaces de curar indefinidamente determinados genotipos de la hepatitis C, mantiene desde 2006 una estrategia que la compañía define como de "diversificación" pero que, en realidad, consiste en la compra de laboratorios que cuentan con fármacos en etapas avanzadas de investigación. Es decir, buena parte de su negocio consiste en colocar en el mercado medicamentos que no ha desarrollado, sino que ha comprado a otras compañías. Así se recoge en el informe de gestión que la compañía presentó a sus accionistas en 2013 y al que ha tenido acceso infoLibre

De esta forma operó con el fármaco Sovaldi que, combinado con otros, aporta tasas de curación del 90% a enfermos de hepatitis C. Gilead no es su descubridora, sino que compró el laboratorio que lo desarrolló, Pharmasset, por 11.000 millones de dólares en enero de 2012. Sólo en los tres primeros meses de 2014 la ventas de Sovaldi reportaron a Gilead una ganancia de 2.300 millones de dólares, una cifra récord para un fármaco en su primer año en el mercado. La compañía se resiste ahora a bajar a su precio –a España lo vende a 20.800 euros el tratamiento de 12 semanas– a pesar de que su alto coste está provocando que no llegue a los pacientes que lo necesitan. Un estudio de la Universidad de Liverpool [PDF en inglés, aquí] estimó en 115 euros su precio máximo de fabricación. 

Pero el de Pharmasset no es el único caso. Desde 2006 –y así se observa en el citado documento– Gilead se ha hecho con al menos ocho compañías que estaban ultimando investigaciones de medicamentos principalmente para el tratamiento de la hepatitis, distintos tipos de cáncer y enfermedades respiratorias y cardiovasculares, así como los derechos de comercialización de dos potenciales tratamientos a sendos laboratorios. La principal área terapéutica en la que Gilead se había centrado hasta entonces era el VIH/sida. Por estas compras pagó más de 16.800 millones de dólares

El desarrollo de un medicamento, explican a este diario fuentes de Farmaindustria, es un proceso que dura de media 12 años. E implica desde las primeras hipótesis en laboratorio con miles de moléculas (sólo una de cada 10.000 moléculas experimentadas acaba siendo comercializada) hasta su aprobación final por las agencias reguladoras correspondientes, con todas las etapas intermedias de ensayos preclínicos y clínicos en distintas fases. Lo que de forma recurrente ha hecho Gilead es comprar los activos relacionados con el desarrollo de un tratamiento en concreto o, directamente, laboratorios al completo que estaban ultimando medicamentos con ensayos clínicos en las fases II y III. La fase II es la de estudios terapéuticos exploratorios en la que se proporciona información preliminar sobre la eficacia del producto. En la fase III se establece definitivamente la eficacia terapéutica, así como el riesgo de producción de reacciones adversas de esa nueva medicación y se remite a las agencias reguladoras competentes para que autoricen o no su comercialización. 

Por otro lado, Gilead mantiene desde el último trimestre de 2009 en Irlanda una central de servicios compartidos "donde se encuentra centralizada la gestión contable y administración de la compañía a nivel europeo". Este hecho explica la estrategia de su comercializadora en España que, tal y como adelantó este miércoles infoLibreutiliza Irlanda para reducir su factura fiscal. La filial española está participada al 100% por una irlandesa de su mismo grupo a la que le compra los medicamentos que vende después a instituciones públicas. La compañía, que pagó en 2013 en impuesto de sociedades el 0,76% del total de sus ventas, opera con prácticas fiscales agresivas al estilo de las grandes tecnológicas, según técnicos e inspectores de Hacienda. 

Un PASO "científicO Y ESTRATÉGICO"

En octubre de 2006, Gilead compró por 2.500 millones de dólares Myogen, una compañía especializada en enfermedades cardiopulmonares y otros trastornos cardiovasculares. En el momento de la compra, Myogen tenía en la fase III de ensayo clínico un medicamento indicado para tratar la hipertensión arterial: el ambrisentan, de nombre comercial Letairis. Este fármaco fue aprobado por la agencia estadounidense del medicamento (Food and Drug Administration, FDA) meses después, el 15 de junio de 2007. En el momento de la compra, que otorgaba a la compañía los derechos de comercialización de este fármaco en Estados Unidos, el presidente de Gilead, John C. Martin, definió la adquisición como "un paso científico y estratégico", según recogió The New York Times

Poco antes, en agosto de 2006, Gilead había comprado por 365 millones de dólares el laboratorio Corus Pharma, que también estaba ultimando los estudios de un antibiótico contra las infecciones pulmonares de pacientes con fibrosis quística, una enfermedad genética que se da principalmente en países desarrollados y que afecta aproximadamente a uno de cada 2.500 recién nacidos. Asimismo, tenía en fase de desarrollo preclínico otros tratamientos para enfermedades respiratorias como tos crónica y asma. "La fibrosis quística representa una importante área de necesidad médica insatisfecha, por lo que esta adquisición pone de manifiesto un gran potencial avance terapéutico", dijo entonces John C. Martin. 

En mayo de 2008 Gilead firmó un acuerdo con Navitas Assets por el que adquiría todos los activos del negocio de cicletanina (un fármaco para la hipertensión arterial pulmonar) de este último laboratorio. Este agente oral ya estaba en ese momento aprobado en varios países europeos para el tratamiento de la hipertensión. Y en 2009 Gilead inició un ensayo clínico en fase II para evaluar la toma de una y dos dosis diarias. En abril de 2009 el gigante norteamericano compró por alrededor de 1.400 millones de dólares el laboratorio CV Therapeutics, una compañía dedicada al desarrollo de fármacos de pequeñas moléculas para el tratamiento de enfermedades cardiovasculares. En julio de 2010 formalizó por 120 millones de euros la adquisición de CGI Pharmaceuticals, una compañía farmacéutica con sede en Connecticut, especializada en el desarrollo de pequeñas moléculas químicas para el tratamiento de dolencias inflamatorias. 

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centrados en el cáncer 

A partir de 2011 la compañía inició la compra de laboratorios especializados en el desarrollo de medicamentos para combatir el cáncer. En enero de ese año completó por 225 millones de dólares y unos pagos futuros basados en logros de ciertos niveles de ventas –no especificados– la adquisición de Arresto Biosciences, que estaba investigando un fármaco indicado para pacientes con tumores sólidos avanzados que todavía no se ha acabado de desarrollar. Un mes después, en febrero de 2011, Gilead adquirió la compañía Calistoga Pharmaceuticals por importe de 325 millones de dólares. Este laboratorio, entre otros productos, tenía en fase II de desarrollo la investigación de un fármaco indicado para pacientes con linfomas y leucemia

Asimismo, en febrero de 2013 adquirió por 487,6 millones de dólares la compañía canadiense YM Biosciences. Según el informe de gestión de la compañía, este laboratorio estaba focalizado en el desarrollo de un fármaco contra la mielofibrosis, una enfermedad de la médula ósea que puede provocar anemia y agrandamiento del bazo. Y también tenía a punto de entrar en la fase III de investigación otros principios activos contra el cáncer y enfermedades autoinmunes. La última de sus grandes compras tuvo lugar hace solo unos días, el pasado seis de enero, cuando compró por 470 millones de dólares a Phenex Pharmaceuticals su programa de tratamiento contra la esteatohepatitis no alcohólica, una enfermedad común del hígado que provoca que este órgano se rodee de una capa de grasa o se inflame y que puede acabar provocando cirrosis. El tratamiento, que tiene el nombre de Farnesoid X Receptor, se encuentra todavía en fase de desarrollo clínico, si bien la compañía no ha especificado en qué fase. 

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