Cine
Cuando te tocan 140 millones... de desgracias
Cumplir los 40 es una estupenda ocasión para esperar un buen regalo. El que recibe del destino el personaje que interpreta Maribel Verdú en Felices 140, la última película de Gracia Querejeta, es tan increíblemente extraordinario que acaba convirtiéndose en una auténtica pesadilla. Elia, que así se llama la protagonista, regenta una clínica veterinaria. Según se acerca la fecha de sus cumpleaños, va convocando a todos sus seres queridos a una celebración de fin de semana en una enorme casa rural junto a la playa.
Allí van apareciendo su hermana, su cuñado y su sobrino, su amiga de toda la vida con el marido, el colega triunfador y su antiguo amor, al que secretamente quiere recuperar. Aunque este se presenta de improvisto con una nueva novia, bastante más joven, Elia se guarda un as aparentemente imbatible en la manga, un abrumadora razón para convencerle de volver con ella: le han tocado 140 millones en el Euromillón.
Séptimo largo de ficción en la nómina de Querejeta, tercero con Verdú como protagonista, Felices 140 pasa sorprendentemente del drama familiar, habitual en su narrativa, a dar un giro hacia lo macabro con final amargo incluido que hace pensar en un golpe de timón en la filmografía de la cineasta madrileña. Algo que ella, sin embargo, no percibe así. “Creo que tampoco hay tanto cambio”, asegura, “trato temas recurrentes, lo que pasa que quizá desde una nueva óptica”.
La trama principal, en efecto, se presenta trufada de argumentos secundarios que redondean la película: desde el paso del tiempo al desamor, pasando por la enfermedad mental, la ética e incluso la crisis, acicate mismo de la película. “Queríamos hacer una película asumible económicamente”, concreta la directora, que ha contado con los actores Antonio De La Torre, Eduard Fernández, Nora Navas, Marian Álvarez, Alex O´Dogherty, Ginés García Millán, Paula Cancio y Marcos Ruiz para redondear el reparto. “Y además, hacer del dinero el tema principal”.
Quisieron, y lo hicieron: los apabullantes 140 millones marcan, claro está, la clave del paraguas que abriga a todos los personajes, que pronto dejan caer las máscaras para revelar su verdadera materia. La hipocresía que cada uno despliega al conocer la noticia no quiere plantear en cualquier caso una crítica social o moral por parte de la cineasta, que reconoce que, en el peor de los casos, “es mejor tener dinero que no tenerlo”, porque, al fin y al cabo, se trata de “un instrumento que nos puede ayudar a vivir mejor”.
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Si después de tres trabajos ya podría hablarse de Maribel Verdú como su actriz fetiche, lo cierto es que se trata de una relación sin supersticiones de por medio. Y eso que lo podría parecer cuando se ven los títulos de las películas en las que ambas han coincidido: Siete mesas de billar francés; Quince años y un día; y ahora, Felices 140. Todos, con cifras incorporadas, como también las llevará la siguiente cinta, de la que Querejeta desvela que será una comedia romántica en la que Verdú solo tendrá esta vez un “pequeño papel”. Pero de esoterismos numéricos, nada: “Va por rachas: cuando viene un título, bienvenido sea”.
Muchas veces señalada como una de las pocas mujeres cineastas en España, Querejeta asegura “no sentir la imposición de ningún etiqueta”. Lo que sí pesa ahora sobre sus hombros es el ecién asumido rol de vicepresidenta de la Academia de cine, en una terna encabezada por Antonio Resines y completada por el productor Edmon Roch, también vicepresidente. “Aún no nos hemos sentado a charlar", apunta ella, "porque todavía no hemos sido ratificados oficialmente”.
De todos modos, alguna idea ya tiene, como la previsión de que su futura labor “imagino que será en parte continuista con el trabajo de González Macho, con proyectos como una posible fundación o un fondo histórico de cada uno de los miembros de la Academia”, adelanta. “Con las elecciones ya cercanas, espero que seamos un colectivo con el que los políticos quieran sentarse a hablar. Aunque ahora mismo no es cuestión de soltar cosas al aire, es seguro que la bajada del IVA va a ser una exigencia unánime, no va a quedar más remedio. Pero hay otras medidas, aunque ahora no es el momento de discutirlas”.