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Votemos

Mario Martín Lucas

Las elecciones municipales llegan en este mes de mayo de 2015, un año después de las elecciones europeas que, de alguna manera, cambiaron la realidad política española al situar el resultado del bipartidismo, PP+PSOE, por debajo del 50% de apoyos; semanas después de las elecciones autonómicas andaluzas, cuya fragmentación en el resultado ha impedido aún la formación de nuevo gobierno; con la vista puesta en la previsible convocatoria autonómica catalana, en septiembre, y en la segura convocatoria de elecciones generales españolas a final del año. La saturación de convocatorias electorales de este 2015 solo se combatirá desde el activismo, social y político, que los españoles hemos descubierto, cuatro décadas después de la Transición, como consecuencia de la crisis que primero fue financiera, luego económica y social, para rebelarse finalmente como la crisis ética que realmente es. La corrupción, el amiguismo y el fraude fiscal han estragado nuestro sistema, hasta límites insospechados, con indicadores que hablan por sí mismos: 5.444.600 desempleados –con una tasa de paro del 23,78%–, una deuda exterior igual al 103% de nuestro PIB y un déficit público del 5,80% sobre el PIB.

No podemos perder de vista la situación general. Pero ahora llega el momento de votar pensando más en las cercanías, en los problemas de todos los días y en esas cosas que da tiempo, en el plazo de los cuatro años de una legislatura, a comprobar: si las promesas pasan a los hechos, más allá de las prisas de estos días por acabar obras e inaugurar cualquier cosa, rotondas incluidas. Los municipios son la expresión de la administración más pegada a sus administrados, y muchas veces juegan el papel de suplir las carencias de lo, teóricamente, prestado por otras administraciones. Cuando los ayuntamientos prestan servicios de ayuda a domicilio a ancianos y enfermos, cuando prestan servicios a inmigrantes, cuando sostienen la limpieza, calefacción y mantenimiento de colegios públicos o consultorios médicos rurales no están duplicando servicios. Están, simplemente, supliendo las carencias de los servicios que deberían prestar otras administraciones. De alguna manera, los ayuntamientos de nuestros municipios son la cara más amable de la política, aunque excepciones, naturalmente, las hay.

La situación social y política que tenemos ante nosotros nos exige participación y movilización, no es tiempo de quedarse en casa y “pasar”. En España hay 8.114 municipios y la elección de los que serán sus alcaldes y concejales es una fiesta democrática en la que no nos podemos permitir la abstención. La situación generada por la crisis es la más complicada de nuestra historia democrática y no vale solo con las quejas, apliquémonos la célebre cita del historiador británico, Arnold. J. Toynbee, cuando dijo: "El mayor castigo para quienes no se interesan por la política es que serán gobernados por personas que sí se interesan”. ¡Ánimo! Que el 24-M será una fiesta democrática en la que se nos espera a todos por las calles de nuestros pueblos y ciudades…¡Votemos!

Mario Martín Lucas es socio de infoLibre

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