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Elecciones catalanas 27-S

Las dudas sobre la economía de una Cataluña independiente y la Diada marcaron la campaña

Las siete claves en la campaña de las elecciones catalanas

Ibon Uría

La campaña electoral toca a su fin en Cataluña, tras dos semanas salpicadas de debates electorales –incluido el inédito enfrentamiento entre el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, y el número 5 de Junts pel Sí y líder de ERC, Oriol Junqueras–, marcadas por la discusión sobre las consecuencias económicas de una hipotética secesión catalana, y que comenzaron en la jornada en la que cientos de miles de personas inundaron las calles de Barcelona en una Diada masiva por la independencia.

A menos de 48 horas para conocer los resultados definitivos de estos comicios autonómicos, expertos repasan para infoLibre los acontecimientos clave de las últimas jornadas y explican qué incidencia pueden tener en el voto: de las advertencias sobre la salida de la Unión Europea de una Cataluña escindida a las advertencias de las grandes patronales bancarias, del duelo de banderas entre Alfred Bosch (ERC) y Alberto Fernández (PP) en el balcón del Ayuntamiento de Barcelona a los bailes del candidato del PSC, Miquel Iceta: todo puede sumar (o restar) un puñado de votos clave para arañar un último escaño en el Parlament.

"La posiciones en una campaña como esta estaban ya muy decantadas de antemano, pero durante estas semanas sí ha podido haber cambios entre el electorado más indeciso", comenta Pau Marí-Klose, sociólogo de la Universidad de Zaragoza. "No hay que obsesionarse con los pequeños gestos porque el peso de un hecho aislado en campaña tiende a ser limitado, pero las campañas sí que pueden tener cierto efecto", considera por su parte el doctor en Ciencia Política por la UAB Jordi Muñoz. Estas son las ocho claves de la campaña electoral y los nombres de quienes más han ganado y perdido en la recta final hacia las urnas de este domingo.

1. LAS DERIVADAS ECONÓMICAS DE LA INDEPENDENCIA

"El debate económico es, casi siempre, el más sustancioso", apunta Agustí Colominas, investigador y profesor de Historia Contemporánea de la Univerisdad de Barcelona. Colominas cree que la incertidumbre en torno a una hipotética salida de una Cataluña independiente de la Unión Europea, el mayor o menor riesgo de un control de capitales –corralito– o la polémica en torno a qué pasaría con las pensiones "puede generar dudas" y resultar "preocupante" para una parte del electorado: "Este tema es el que más incide en el día a día y en la realidad de las personas", apunta.

"El objetivo de estas informaciones es alentar la participación del electorado miedoso a los riesgos –señala por su parte Klose–, pero probablemente también refuercen a los independentistas". El sociólogo cree que ambos efectos pueden acabar "neutralizándose" y arrojando un saldo cero en términos de votos en las urnas. En esa misma línea, Muñoz cree que el Gobierno español logró en esas dos semanas que la gente "identifique la independencia con la incertidumbre, los riesgos y la posibilidad de una ruptura tramática", pero estima igualmente que el Ejecutivo mostró una "cara muy agresiva" para el votante moderado catalán: de nuevo, ambos efectos se compensan y no hay grandes movimientos de última hora.

2. La Diada

El president de la Generalitat y candidato a la reelección por Junts pel Sí, Artur Mas, hizo coincidir el arranque de la campaña con la celebración de la Diada. Y a juicio de todos los expertos consultados por infoLibre, ese fue un movimiento estratégico clave para impulsar a los independentistas. "Fue una fórmula magistral para reactivar a su electorado", dice Josep María Reniú, politólogo y especialista en procesos electorales y gobiernos de coalición. Y es que desde diciembre de 2014, apunta, los favorables a la independencia se habían "desmovilizado en cierta medida", mientras que el inicio de la campaña en una fecha tan simbólica fue todo un revulsivo contra ese "desánimo". "Fue un subidón", zanja.

Coincide con esa idea Colominas: "Fue un impulso bestial. Llenar la avenida Meridiana de Barcelona con cientos de miles de personas sirvió para visibilizar que las tensiones entre Convergència y ERC [formaciones ambas integradas en la lista de Junts pel Sí] estaban superadas y también para que los partidarios de la independencia vieran de qué son capaces un año más". Precisamente Klose recuerda que "todos los años las encuestas registran un pico de favorables a la independencia en septiembre, coincidiendo con la Diada", por lo que la elección de la fecha del inicio de campaña, subraya, "no fue casual". "La Diada activa predisposiciones latentes en el electorado proclive a la independencia y sirvió además para eclipar cualquier otro debate en la campaña", añade.

3. HABLAN LOS líderes internacionales

En campaña fue el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama. Días antes, el premier británico David Cameron. A mediadios de julio, la canciller alemana Angela Merkel. Con más o menos ímpetu o claridad, todos se pronunciaron a favor de la unidad de España y, por tanto, en contra de la secesión de Cataluña, "pero el electorado independentista es absolutamente impermeable a todo eso", dice Klose. El analista subraya que los partidarios de la ruptura con el Estado español fueron hábiles y lograron ofrecer una visión alternativa de esas palabras: "Dijeron, por ejemplo, que eran tibias, que ni siquiera los líderes internacionales fueron contundentes en sus declaraciones".

"De forma acumulada, en su conjunto, todas esas advertencias pueden influir algo, porque modifican las ideas que vienen a la mente de los electores asociadas a la independencia", señala Jordi Muñoz, para quien los gestos del exterior, "potencialmente, pueden tener cierta importancia", especialmente para movilizar a los indecisos.

4. Patronal, banca e Iglesia se pronuncian

En la misma línea interpretan la mayoría de los analistas las declaraciones de las patronales bancarias y las organizaciones empresariales, mientras que conceden mucha menos importancia a las palabras de representantes de la jerarquía de la Iglesia católica. Sobre las advertencias de los representantes del mundo económico, Klose cree que nuevamente pulsan la tecla de la "inestabilidad económica", la que "más puede movilizar a los electores temerosos, como los pequeños empresarios". "Exacto –agrega Reniú–, puede resultar efectivo para movilizar a los colectivos más dependientes del Estado, como los pensionistas, aunque a cambio también puede activar el voto nacionalista".

Sin embargo, para Colominas "uno de los mayores errores de la campaña unionista ha sido lanzar amenazas con los riesgos económicos que, al día siguiente, quedan completamente desmentidos por los hechos". El historiador cita el ejemplo del BBVA, que menos de una semana después de que las patronales bancarias AEB y CECA sostuvieran en un comunicado que se replantearían su continuidad en Cataluña en caso de proclamarse la independencia, respondió que no barajaba la opción de salir del territorio. El analista reconoce, eso sí, que entre los independentistas se ha instalado "una idea un poco naif, ingenua: la de que el nuevo país lo podrá todo".

5. Los debates electorales

"Los enfrentamientos en debates tienen un efecto de polarización", dice Klose, que cree que sí que pueden tener cierto efecto de cara a las urnas. "¡Pero si no lo ve tanta gente!", replica Colominas, que califica de "error bestial" que uno de los enfrentamientos a siete entre los candidatos se programara en TV3 "al mismo tiempo que en Barcelona jugaba un partido en el Camp Nou". "Lo cierto es que cuando son a siete difícilmente pueden tener demasiados efectos positivos –sostiene Reniú–, y más bien los candidatos se marcan como objetivo no perder puntos por un desliz".

Otra cosa es el cara a cara entre Junqueras y Margallo: "Reforzó la idea de que las elecciones son plebiscitarias y presentó al PP como el actor que defiende a España", dice Klose. "Ahí había más en juego –agrega Reniú– y creo que Oriol Junqueras tuvo un buen día y venció con claridad a Margallo. Salió a ganar y logró un impacto importante para desactivar el discurso del miedo". "Ya desde el punto de vista simbólico, el debate es un error para la campaña unionista –dice Colominas–, porque sitúa en un plano de igualdad a un ministro y al líder de ERC. Y encima, Margallo perdió".

6. La entrevista a Mariano Rajoy

La entrevista a Mariano Rajoy en Onda Cero es, a juicio de dos de los expertos, otro de los puntos clave de la campaña: "Todo el discurso del miedo quedó desacreditado en esa entrevista: el propio presidente demostró que no sabía de lo que hablaba", dice Colominas. "Fue la comidilla de la campaña en Cataluña, especialmente en las redes sociales –ahonda Reniú–. Habíamos oído mucho sobre los males que afectarían a una Cataluña independiente, en una estretegia para tensionar al electoral del PP". "Hizo un papelón", zanja Colominas. Ambos analistas creen que la respuesta dubitativa del presidente del Gobierno a la pregunta del periodista Carlos Alsina sobre si los catalanes perderían la nacionalidad española, jugó un papel importante a la hora de despejar los miedos en torno a las consecuencias de la hipotética secesión.

7. El rifirrafe de las banderas

La disputa entre Alfred Bosch (ERC) y Alberto Fernández (PP) en el balcón del Ayuntamiento de Barcelona fue una de las últimas imágenes de la campaña. Ambos pugnaron por colocar, respectivamente, una estelada y una bandera española. Y a juicio de Colominas, fue "un error brutal" por parte de Bosch, porque "la gente no quiere ver disputas" y este capítulo "dio sensación de lucha". "Probablemente no tenga efecto por ahora, pero cobrará importancia si episodios de este tipo se vuelven a producir, porque es el primer choque que ocurre entre símbolos de los partidarios y los contrarios a la independencia", dice Klose, quien descarta que la imagen tenga demasiado peso electoral. "No creo que influya", apunta. El resto de expertos consultados estiman igualmente que el incidente no pasa, al menos por ahora, de la categoría de anécdota de campaña.

8. Candidatos que bailan... y hacen el indio

La campaña dio para muchas imágenes, algunas difíciles de borrar: "Indígenas decir que gran butifarra y victoria de Junts pel Sí no les gustará nada", proclamó el president y candidato Artur Mas en un mitin en el que habló como si fuera un jefe indio y donde también sostuvo que Pedro Sánchez, Mariano Rajoy y Pablo Iglesias tratan de decir a los catalanes lo que tienen que hacer y se intercambian mensajes con textos como "venir a reserva catalana. Decir indígenas qué conviene votar". Claro que si sorprendente fue ver a Mas alejado de su habitual seriedad, no lo fue menos observar cómo el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, recogía el guante y se sumaba a las imitaciones: "Coleta morada no entender pequeño Pujol fumar puro con gran jefe plasma", respondió a Mas desde otro mitin.

"Probablamente la jugada no va a ayudar a Pablo Iglesias", considera Klose, que dice que el líder de Podemos "tenía más carisma hace meses": "Entonces le habrían reído la gracia", añade. "Ahora, en cambio, es una operación relativamente arriesgada". "El gran momento de Podemos y de Pablo [Iglesias] puede haber pasado un poco", agrega Muñoz en esa misma línea.

Y si comentados fueron esos episodios, más aún lo fueron los bailes del primer secretario y candidato del PSC, Miquel Iceta, que se viralizaron en redes sociales y fueron aprovechados por el partido hasta el punto de que la invitación al acto de cierre de campaña este viernes incluyó la frase "ven a bailar con Miquel Iceta" y la etiqueta "Icetalopeta" en Twitter. "En las últimas campañas los líderes han cobrado importancia y también su personalidad –explica Klose–. En este sentido, Iceta era un desconocido y sus bailes han humanizado su imagen: lo han hecho simpático. Seguramente no tenga mucha incidencia en el voto, pero si la tiene será para beneficiar al PSC". 

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"Puede parecer friki –advierte Reniú– pero en estas elecciones todos los cabezas de lista son poco conocidos y al menos Iceta ha logrado fijar en la mente del elector una imagen. Aunque sea a modo de broma, ha logrado notoriedad, así que no sería descartable que un 1 o un 2% de su potencial electorado se acabara decantando por la papeleta del PSC gracias a esos bailes".

¿Quién gana y quién pierde?

Así las cosas, ¿cuál es el balance de la campaña de cada partido que hacen los expertos consultados? Este es su diagnóstico:

  • Junts pel Sí: "La campaña soberanista ha tenido pocos errores: ha sido muy participativa y en tono positivo", dice Agustí, que destaca la "movilización" lograda por los independentistas "aunque eso no equivalga a la victoria segura", puntualiza. También admite que Convergència concurre bajo la "sombra de la corrupción". "Empezaron con entre 60 y 61 escaños en las encuestas, se fueron hasta los 64-65 y ahora hay trackings de partidos que dicen que se están desinflando en la recta final", apunta por su parte Klose. El sociólogo agrega que [Raül] Romeva "no ha sobresalido como candidato" y que es "menos brillante que [Artur] Mas"
  • CUP: "Consolidan su crecimiento con un discurso radicalizado dirigido al votante nacionalista y antiglobalización, ese discurso que en el resto del Estado captaría Podemos y que aquí se llevan ellos, gracias a una imagen rupturista y sin lastres derivados del ejercicio del poder", analiza Reniú. "La campaña les ha ido bien –coincide Muñoz– y su candidato, Antonio Baños, es hábil en los debates". "Son la gran sorpresa: conseguirán mucho voto de ERC y en los sondeos se están consolidando en el entorno de los 9 a 11 diputados". "Su estilo desenfadado les permite lograr votantes que ideológicamente no les corresponderían", apunta Corominas.
  • Ciudadanos: "No han hecho mala campaña, pero la gente puede entender que en un contexto de tanta polarización la solución para el encaje de Cataluña está en un punto intermedio entre inmovilismo e independencia, y podrían perder algunos votos hacia el PSC", cree Klose. "El error de Ciudadanos ha sido plantear las elecciones catalanas como unas primarias a la Moncloa. Puede que eso le dé votos en el resto del Estado, pero en Cataluña les penaliza", sostiene Corominas.
  • PSC: "El suelo electoral del PSC está muy bajo, pero han mostrado una imagen simpática en campaña", concede Colominas, que cree que en la recta final los socialistas pueden arañar algunos votos. "En casi todos los sondeos parece que van un poco hacia arriba. Las primeras encuestas llegaron a darles apenas 10 u 11 escaños y ahora rondan los 15 o 16. No sé si es efecto de Miquel Iceta o efecto de los electores prudentes que optan por una tercera vía, pero la tendencia está ahí", apunta Klose.
  • Catalunya Sí que es Pot: la opinión entre los expertos consultados es, en este caso, unánime. "Lluis Rabell no ha conseguido consolidarse como candidato y siempre ha aparecido eclipsado por Pablo Iglesias", dice Reniú. "Se le ha hecho muy larga la campaña. En julio los sondeos lo daban como segunda fuerza, y ahora están muy por debajo de ese nivel", añade Muñoz, que critica que la coalición de ICV, Podemos, Esquerra Unida e Equo se haya "fiado demasiado del tirón de Podemos" y, en cambio, "haya dado muy poco espacio a ICV", que en 2012 logró 13 escaños en el Parlament. "Muestran una tendencia a la baja. El líder no es conocido y no ha dado la talla. Además, con unas siglas nuevas siempre es complicado captar la atención del electorado", zanja Klose. "Rabell es un mal candidato y Pablo Iglesias siempre ha transmitido imagen de enfado en campaña", dice Corominas.
  • PP: "Con la movilización de los abstencionistas el PP podría mejorar algo sus posibilidades", dice Klose. "Creo que la campaña les ha ido especialmente bien: tenían unas muy malas perspectivas y tras nombrar a Albiol como candidato han aprovechado el tirón", señala Muñoz. Reniú, en cambio, disiente: "Han construido su discurso de campaña en torno a argumentos negativos. Al principio algunos analistas consideraron que podría funcionar, pero creo que tiene muchos números de acabar provocando un efecto bumerán: van a movilizar al electorado independentista".
  • Unió: "No ha conseguido hacerse un hueco en el debate. La tercera vía que propone Ramón Espadaler no ha cuajado", apunta Reniú.
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