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Investidura parlamentaria

Sánchez deja poco resquicio para la abstención y escribe el prólogo para el congreso del PSOE

El líder del PSOE, Pedro Sánchez, durante su intervención en el Congreso.

El líder del PSOE protagonizó este miércoles, en la primera y fallida sesión del debate de investidura de Mariano Rajoy, una intervención tajante en la que zanjó cualquier sombra de duda sobre la posición de su partido respecto a la continuidad del candidato del PP en la Moncloa. Sánchez reiteró que los 85 diputados socialistas le darán un "no rotundo". Y evidenció con sus palabras en el resto de su intervención que no hay resquicio alguno para la abstención. Al menos a día de hoy.

"La libertad, la democracia, la igualdad, la solidaridad y la paz son valores y principios irrenunciables en el mundo de hoy y los socialistas no vamos a claudicar en su defensa. Señor Rajoy, no solo no podemos secundar su chantaje sino que lo denunciamos", le dijo el secretario general socialista. Asimismo, Sánchez señaló a Rajoy como el máximo responsable de un Gobierno que "ha impuesto durante estos últimos años un recorte y una amputación de derechos y libertades". 

Sánchez evidenció distancia entre su partido y el PP en los recursos que ambos partidos presentan ante el Tribunal Constitucional cuando están en la oposición. En el caso del PP citó los recursos del PP contra la ley de igualdad, la ley que permite el matrimonio homosexual y la ley del aborto –todas con sello socialista– y en el caso de su formación mencionó los recursos presentados contra la reforma laboral o la llamada ley Wert. "Somos la alternativa a su Gobierno", abundó Sánchez.

El dirigente socialista se afanó en poner de relieve lo antagónicas que son ambas formaciones al asegurar que el programa del PSOE es "una enmienda a la totalidad" de las políticas de Rajoy. Y fue ahí cuando llevó a la tribuna de oradores alguna de las banderas del PSOE: fiscalidad progresiva y verde, sanidad universal, educación pública y laica, un sistema de dependencia viable, el sí a la negociación colectiva, al acceso a la justicia "para quienes menos tienen", al Pacto de Toledo... 

En definitiva, el secretario general socialista hilvanó un discurso con el que dificulta el hipotético paso de su partido a la abstención que reclaman algunas voces dentro de su partido y también desde otros sectores políticos, mediáticos, económicos y sociales. Así lo admiten en el PSOE –en la cúpula y también en los sectores críticos– donde consideran que las reiteradas alusiones al legado y los valores de los socialistas hacen más difícil un viraje que Sánchez siempre ha mantenido que no llevaría a cabo. 

La lectura interna del discurso 

Sin embargo, en el PSOE son conscientes de que el discurso de Sánchez también tiene una lectura interna, pues hay otra cuestión de fondo que todos tienen en mente y que, aunque en público ha estado aparcada hasta ahora, condiciona los planteamientos de los dirigentes. Se trata de la celebración del próximo congreso del partido, en el que la militancia socialista deberá elegir a su secretario general para los próximos cuatro años. El mandato de Sánchez, de hecho, está caducado desde febrero, pero tras discutir la fecha del cónclave en varias ocasiones, a finales de marzo se acordó postergarlo sin fecha fija hasta que haya nuevo Gobierno.

Diversos sectores del partido vieron este miércoles en las intervenciones de Sánchez el prólogo para el congreso del PSOE, al que se presentará para ser reelegido como secretario general. "Se ha presentado como el dique para frenar a Rajoy, con un discurso muy duro que Pedro sabe que gusta a una amplia mayoría de militantes", indicaron dirigentes socialistas a infoLibre.

Aunque no hay fecha "ni decidida ni programada" para la celebración del congreso, en el PSOE barajan dos posibilidades: finales de noviembre o febrero

A priori, una convocatoria antes de que finalice 2016 resultaría beneficioso para Sánchez porque, con un margen tan escaso de tiempo, dificultaría la creación de una candidatura alternativa con opciones de disputarle el liderazgo. Sánchez dirige el partido desde julio de 2014, cuando fue elegido tras una consulta directa por el voto de la militancia. El mal resultado del PSOE en las europeas de mayo de ese año precipitó la salida del entonces secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el partido optó por elegir al sustituto en primarias. 

Sin embargo, fijar esa cita a finales de noviembre también tendría para Sánchez y los suyos el inconveniente de que estaría obligado a convocar en un breve plazo de tiempo un Comité Federal –el máximo órgano entre congresos del partido–, pues es a este órgano al que, según el artículo 33 de los estatutos del partido, le compete "determinar las fechas y lugar de reunión por lo menos con 60 días de antelación". Además, indican las fuentes consultadas, habría que cambiar la decisión tomada de esperar a que haya Gobierno para convocar el congreso del PSOE.

La otra posibilidad, coinciden distintos sectores del PSOE, es que el congreso se acabe fijando a partir de febrero de 2017. Es decir, después de unas hipotéticas terceras elecciones o de una investidura en octubre. Según los estatutos celebrarlo a más tardar en febrero de 2016 pero, por distintas razones, se fue aplazando. Finalmente, el Comité Federal del 2 de abril de 2016 acordó postergarlo sine die hasta que hubiera Gobierno. 

Convocatoria del Comité Federal 

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En cualquier caso, en la dirección de Sánchez son conscientes de que en los próximos días van a aumentar las presiones desde dentro de la formación para que se convoque un Comité Federal. Mientras la cúpula mantiene que "no hay motivos" para su convocatoria, los críticos con Sánchez consideran que sí es necesario celebrar una reunión de este órgano, como mínimo para analizar el resultado en los comicios en Galicia y el País Vasco y ante una hipotética repetición de las generales tras la investidura fallida.

A nadie se le escapa, no obstante, que un nuevo Comité Federal –sea con el orden de día que sea– sería el escenario perfecto para que se volviera a poner encima de la mesa la voluntad de ciertos sectores de reconsiderar el no a Rajoyno, así como el malestar de estos mismos sectores por la ambigüedad de Sánchez respecto a la posibilidad de explorar nuevos pactos con Podemos y sus confluencias y las fuerzas nacionalistas.

Las posturas enfrentadas sobre este tema volvieron a evidenciarse el pasado lunes en la reunión que mantuvo el Grupo Parlamentario Socialista. Según pudo saber infoLibre, varios parlamentarios reclamaron a la dirección abrir un debate interno para decidir entre una de las tres alternativas que existen: un Gobierno alternativo con Unidos Podemos, una abstención en segunda instancia para dejar gobernar a Rajoy o las terceras elecciones.

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