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Las prestaciones públicas reducen la desigualdad un 30% y los impuestos, un 3%

El ministro de Hacienda y Función Pública, Cristóbal Montoro.

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Las prestaciones públicas como las pensiones de jubilación o las ayudas a parados reducen la desigualdad entre las familias en un 28,9%, mientras que los impuestos la reducen en un 2,97%, según el segundo informe del Observatorio sobre el reparto de los impuestos entre los hogares españoles publicado por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) con datos de 2014, los últimos disponibles.

El estudio de Fedea concluye que la desigualdad de la renta después de impuestos, medida por el Índice de Gini, disminuyó entre 2013 y 2014 de 0,4023 a 0,4015, a pesar de que el IVA y los impuestos especiales son globalmente más regresivos en 2014 que un año antes, y el Impuesto sobre Patrimonio, menos progresivo.

A cambio, las cotizaciones sociales reducen su regresividad en este periodo y el IRPF refuerza "notablemente" su progresividad, lo que permite que en 2014 el conjunto de los impuestos aumente su efecto redistributivo, ya que si en 2013 reducía la desigualdad de la renta en un 2,82%, en 2014 lo hacía en un 2,97%.

Sin embargo, el estudio de Fedea pone de manifiesto que lo que realmente reduce las desigualdades entre las familias son las prestaciones públicas (pensiones de jubilación y supervivencia, prestaciones por desempleo, las de invalidez y las de enfermedad, estudios, asistencia social, ayudas familiares y a la vivienda), que lo hacen en un 28,9%, y un 80% de ese efecto se debe al impacto redistributivo de las pensiones de jubilación y supervivencia.

Agregando los dos instrumentos de la intervención de los poderes públicos (impuestos y prestaciones), la desigualdad se reduce en un 30,98% en 2014, pero las prestaciones públicas fueron responsables del 93% de este efecto global, cifras muy similares a las de 2013.

Crece el tipo medio efectivo

En el caso concreto de los impuestos, Fedea indica que el tipo medio efectivo (cociente entre los impuestos pagados y la renta bruta) crece con la renta, al igual que sucedía en 2013, con una salvedad: el tipo que soporta el 20% de los hogares más pobres solo es superado por el que soporta el 10% de los hogares más ricos, debido fundamentalmente al mayor peso que alcanzan los impuestos indirectos entre las familias con menos recursos, en especial el IVA y las cotizaciones sociales, sujetas estas últimas a bases mínimas de cotización.

Y esto es así porque todos los impuestos indirectos (IVA e impuestos especiales) se comportan de forma regresiva. De hecho, agregadamente estos tributos aumentan la desigualdad de la renta de los hogares un 4,45% y el IVA es el que más contribuye a este efecto debido a su elevado volumen recaudatorio. Este impuesto, por su parte, eleva la desigualdad de la renta bruta de los hogares en un 3,41%. Informa Europa Press.

Por lo que respecta a los impuestos directos, el IRPF y el Impuesto sobre Patrimonio son globalmente progresivos, mientras que las cotizaciones sociales son regresivas, debido a la existencia de bases mínimas y máximas de cotización. En concreto, la aplicación del IRPF reduce en un 8% la desigualdad en la distribución de la renta bruta de los hogares, lo que permite que el conjunto de los impuestos directos tenga también un efecto igualador del 7,42%.

Sólo crece la renta entre los hogares más ricos

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El estudio de Fedea también pone de manifiesto que la comparación de los resultados para 2014 con los obtenidos para 2013 muestra que el leve crecimiento del 0,31% experimentado por la renta bruta se concentra casi exclusivamente en el 1% de los hogares con mayor renta. De hecho, los hogares del decil más rico han visto crecer su renta bruta un 7,6% en 2014.

Sobre la evolución de la presión fiscal, todos los tramos de renta han visto elevada su presión fiscal entre 2013 y 2014 y "muy destacadamente", los hogares situados en el 1% de los más ricos. En concreto, en 2014 el conjunto de los impuestos representaba el 27,48% de la renta bruta de los hogares, frente al 26,74% de un año antes.

Fedea apunta que detrás de este incremento del 2,77% en el tipo impositivo medio se encuentra el aumento de la renta y el consumo de los hogares, pero también algunos cambios normativos adoptados por el Gobierno (en el IRPF y los impuestos especiales) y por las comunidades autónomas (en el IRPF, Patrimonio, ITP y AJD y el Impuesto sobre Hidrocarburos).

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