LA CRISIS DE LA PRENSA
Vuelven los despidos y los recortes salariales a los medios de comunicación
La última Encuesta de Población Activa (EPA), correspondiente al tercer trimestre de 2018, contaba 26.500 periodistas en paro, la segunda cifra más baja desde 2008. No obstante, de julio a octubre la cifra sufrió un repunte del 6,4%, el primero desde enero de 2017. Hasta ese momento el número de trabajadores de la información desempleados no había dejado de caer tras alcanzar su máximo en el tercer trimestre de 2013, con 64.400 parados.
En los últimos cuatro años remitieron los Expedientes de Reestructuración de Empleo (ERE) en los grandes grupos de comunicación, pero los recortes salariales y de funcionamiento no han parado. Y con el final del año y el comienzo de 2019 vuelven los despidos y las bajadas de sueldo. El sector no recupera la salud, convaleciente de una anemia de ingresos que no consigue curar.
La Voz de Galicia, que es el sexto periódico de mayor difusión en España, acaba de poner en la calle a cuatro trabajadores del área administrativa y comercial en plena negociación del convenio colectivo. Y fuentes del comité de empresa aventuran que habrá más despidos en esos departamentos de la empresa gallega [este viernes han sido despedidos otros dos trabajadores más]. Son los primeros desde 2012, aunque estos ocho años de “paz social”, como la definen en el comité, ha venido jalonada de un buen número de bajas incentivadas y de rebajas de sueldo. “Hasta ahora la fórmula había consistido en ceder salarios a cambio de mantener el empleo”, explican los representantes de la plantilla, “pero parece que a la empresa no le satisface y, por tanto, nosotros damos por rotas las negociaciones”.
Este mismo jueves los trabajadores del periódico gallego han llevado a cabo concentraciones de protesta a las puertas de las 14 delegaciones con que cuenta. La inicial “inquietud” que manifestaba la plantilla por la lentitud en que se desarrollaban las negociaciones para renovar el convenio se ha convertido en “indignación” con los despidos, justificados en “razones económicas” y a cambio de 20 días por año trabajado, la indemnización mínima legal. Uno de los trabajadores ha aceptado adherirse al plan de bajas incentivadas que ofrece 28 días por año de compensación. Pero el resto pretende acudir a los tribunales para denunciar sus despidos.
La inquietud también tiene su origen en el planteamiento que hizo la empresa nada más sentarse a renegociar el convenio colectivo: un recorte salarial de entre el 12,5% y el 14,5%, en función de la nómina, y el compromiso de mantener el 80% de la plantilla, integrada por unos 300 trabajadores. Es decir, quedaba en el alero el futuro de unas 60 personas. Además, el periódico ofrecía un convenio de sólo un año de duración, en lugar de los dos que se habían venido firmando hasta ahora.
La negociación se produce al tiempo que La Voz de Galicia reorganiza sus redacciones para integrar el papel y el digital, lo que de momento ha implicado el adelantamiento temporal del cierre diario de los contenidos pero también puede provocar despidos. El cambio, además, vendrá acompañado de la instalación del pago por contenidos en la web. Porque, aunque la empresa publica beneficios, los ingresos no remontan. De hecho, la garantía de mantener el 100% del empleo, establecida en el convenio colectivo, se sustenta sólo si el periódico alcanza un determinado nivel de ventas y de ingresos publicitarios que, según fuentes del comité, no se cumplieron en 2018. “Por tanto, la empresa podía haber despedido a 16 trabajadores a 31 de diciembre”, indican. No lo hizo hasta nueve días después.
Como hasta el momento el nuevo convenio no está firmado, tampoco lo está el anexo que cada dos años habilitaba a la empresa a recortar el sueldo de sus trabajadores. Por tanto, explican las mismas fuentes, La Voz de Galicia va a tener que pagar una nómina de enero completa, con las retribuciones de 2012, el año en que comenzaron a aplicarse las reducciones salariales, que no son acumulativas. De hecho, al final de cada ejercicio, el periódico les ha devuelto hasta ahora la mitad del recorte anual practicado. “La empresa debería tener prisa en cerrar un acuerdo con la plantilla, por eso no entendemos cómo ha preferido este conflicto y tener a los trabajadores detrás de una pancarta en la puerta”, advierte el comité, que espera una explicación de los responsables del diario la próxima semana.
Según las cifras de la Oficina de Justificación de la Difusión (OJD), La Voz de Galicia tuvo una difusión media –ventas más suscripciones– de 64.070 ejemplares entre julio de 2017 y junio de 2018. Desde 2012 ha perdido 20.824 ejemplares, un 24,5%. En 2008 vendía en quiosco y a suscriptores 102.859 periódicos. Es decir, su difusión media ha caído un 38,8% desde que empezó la crisis.
Ajustes en plena integración digital
El Economista también tiene previsto llevar a cabo este año la integración de las redacciones digital y convencional. Pero, a diferencia de La Voz de Galicia, sufre pérdidas. De hecho, no ha abandonado los números rojos desde su creación, en 2005. En 2017 superaron los 400.000 euros y el presidente del diario económico, Alfonso de Salas, anunció en su mensaje navideño a la plantilla que en 2019 serán necesarios “ajustes”, que no concretó, y reducir los salarios. Porque su objetivo en el ejercicio es duplicar los ingresos por publicidad y los inversores le piden un millón de euros de ahorro en costes antes de arriesgar más capital en la empresa, según explican a infoLibre fuentes de la redacción, que carece de comité de empresa. Ecoprensa, la editora de El Economista, ha realizado una quincena de ampliaciones de capital desde que se fundó.
De hecho, este mes de diciembre se han amortizado cinco puestos de trabajo en la redacción, añaden las mismas fuentes, bien porque no se han renovado contratos temporales bien porque quienes han abandonado la empresa no han sido sustituidos. En el área administrativa también ha habido alguna salida más, apuntan. Al tiempo, Ecoprensa ha fichado un nuevo consejero delegado, Pablo Caño –antes director general en El Independiente, el diario digital de Casimiro García-Abadillo–, que se presenta como experto en desarrollar un modelo de negocio rentable para los medios de comunicación.
Al igual que en La Voz de Galicia, El Economista ha adelantado un par de horas el cierre del periódico de papel, pero las fuentes consultadas advierten de la existencia de “muchas duplicidades” en las dos redacciones del económico, por lo que pende la amenaza de los recortes de plantilla. Ésta no ha dejado de crecer, no obstante, desde 2011, cuando el periódico atravesó su momento más delicado y puso en marcha un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), con reducciones de jornada y sueldo del 20%, que prorrogó hasta 2014.
Según OJD, El Economista tiene una difusión de 10.665 ejemplares y presume de ser el primer diario económico en internet.
La Razón está en plena renegociación del convenio igualmente. La primera oferta de la empresa tampoco resultó muy halagüeña: rebajas salariales del 20% para los recién contratados y del 15% para quienes cobren más de 25.000 euros al año. También ha puesto en marcha un plan de bajas incentivadas. Desde 2012, su difusión ha caído un 25%, por lo que ahora coloca sólo 68.298 ejemplares en quiosco y a los suscriptores. El periódico que dirige Francisco Marhuenda se ha mantenido en beneficios, aunque exiguos, desde 2014 hasta 2016.
Sin becarios ni correctores en 'El Mundo'
En El Mundo y el resto de las cabeceras de Unidad Editorial la renegociación del convenio colectivo está a punto de empezar. Fuentes del comité de empresa aseguran que su intención era prorrogar un año más el convenio en vigor, pero el grupo lo ha denunciado para negociar un nuevo texto. Después de sufrir cuatro ERE en el grupo desde 2009 y recortes de sueldos sucesivos que suman de un 15% a un 20%, la plantilla se encuentra en mínimos de efectivos y en máximos de esfuerzo, lamentan las mismas fuentes. “Llevan tres años sin cubrir las bajas”, destacan. Además, el pasado noviembre la empresa anunció que desde el 1 de enero no habría más becarios en las redacciones. Tampoco correctores –estudiantes de Periodismo que suministran las universidades al igual que los becarios– desde el próximo mes de mayo. Son un centenar en todo el grupo cada año, que cobran unos 300 euros al mes.
Unidad Editorial sorprendió también al comité cuando propuso llevar a cabo una evaluación de la productividad y talento de los trabajadores. Según expuso la empresa, se trata de una iniciativa puesta en marcha por el dueño del grupo, Urbano Cairo, en Rizzoli, la matriz italiana. Esa evaluación, que pretende ser una “medida objetiva del potencial” de los redactores, la realizarán no obstante, los jefes de cada sección. El comité mostró su rechazo, ante el temor de que sus resultados puedan ser utilizados para justificar futuros despidos: pidió que las evaluaciones fueran públicas y que también se las hicieran a los jefes.
Los diarios de Unidad Editorial, como los de Prisa, Vocento y El Economista, están pendientes de instalar el pago por contenidos en sus versiones digitales. Todos ellos han anunciado oficiosamente que el muro de pago comenzaría a funcionar este mismo año. El Mundo tiene una difusión de 93.635 ejemplares, según la última medición de OJD, tras perder un 39,4% desde 2012. Gracias a una política draconiana de ahorro de costes, el grupo que preside Antonio Fernández-Galiano volvió a registrar un resultado bruto de explotación de 24,6 millones de euros en los tres primeros trimestres de 2018, pese a que los ingresos por la venta de periódicos sufrieron una caída de 8,5 millones de euros.
Un ERE también en un medio nativo digital
Esta misma semana también se hizo público otro ERE, aunque en un medio nativo digital: Playground, con sede en Barcelona, un híbrido de noticias en vídeo y contenidos patrocinados enfocado al público más joven, va a despedir a 70 de sus 150 trabajadores. El próximo martes se constituirá la mesa de negociación, explica Sergio Calahorro, de CCOO. Playground fue creado en 2008 a partir de un blog musical y se convirtió en un medio con amplia audiencia sobre todo a través de Facebook. La decisión de la empresa de Mark Zuckerberg de cambiar su algoritmo y dejar de priorizar las noticias de los medios de comunicación, en febrero de 2018, ha hundido el tráfico de Playground. Según Similar Web, pasó de 12,9 millones de visitas en julio a sólo 3,7 millones en diciembre. El 44% de su tráfico procede de redes sociales, y de éste, el 94% de Facebook.
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Ya antes del verano la empresa empezó a reorientar el negocio, potenciando los contenidos audiovisuales, indica Calahorro, por lo que pidió a sus trabajadores que cambiaran el convenio sectorial de prensa no escrita por el de la industria de producción audiovisual. El comité aceptó. Pero casi al mismo tiempo comenzaron los despidos individuales. Casi una docena en los últimos seis meses. Entonces se les indemnizó con 28 días por año trabajado. También abandonaron la empresa el editor jefe, Antonio J. Rodríguez, y la editora de Cultura, Luna Miguel.
La semana próxima la plantilla celebrará una asamblea en la que decidirán cómo se enfrentan a la decisión de la empresa. El comité, avanza el representante de CCOO, pretende sustituir los despidos por recortes salariales y un plan de bajas voluntarias.
Al frente de Playground figura Isaac Marcet, hijo de Mahala Alzamora, fundadora de la agencia de comunicación que lleva su nombre. Junto con su familia, participan en la empresa Mario Rotllan Sol, de la familia propietaria de la embotelladora española de Coca-Cola, y Solmunian SL, de los dueños de las clínicas Tres Torres. En 2016 facturó 3,3 millones de euros y su resultado de explotación ascendió a 438.025 euros.