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La cuenta atrás para la investidura

Sánchez guarda silencio sobre la investidura mientras el PP se abre a presentarse con Vox si hay elecciones

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto al ministro de Ciencia, Pedro Duque, este lunes.

Los líderes de los principales partidos ya han regresado de sus vacaciones, pero su vuelta no ha venido acompañada del desbloqueo de la situación política. La izquierda no se pone de acuerdo ni siquiera para sentarse a negociar: el PSOE continúa reuniéndose con organizaciones y colectivos sociales y su líder, Pedro Sánchez, guarda silencio e insiste en rechazar una coalición que Unidas Podemos pone como condición indispensable para llegar a un acuerdo. Por su parte, el PP se prepara para una eventual repetición electoral e insiste en abrir la puerta a incluir a Vox en una gran coalición de la derecha que incluyese también a Ciudadanos, pese a que el partido naranja rechaza el proyecto. Y mientras, la cuenta atrás para la convocatoria automática de elecciones sigue corriendo y ya queda menos de un mes para que salga adelante una eventual investidura.

La fecha del 23 de septiembre está marcada en rojo en el calendario del nuevo curso político que comienza esta semana. Ese es el día en el que se disolverán las Cortes Generales y se convocarán unos nuevos comicios si antes los partidos no se han puesto de acuerdo para sacar adelante una investidura para la que Pedro Sánchez es el único candidato viable. No obstante, Sánchez no parece tener prisa por asegurarse los apoyos para seguir en la Moncloa: este lunes se reincorporó a la actividad después de unos días de descanso, pero lo hizo para reunirse con colectivos de memoria histórica y ciencia y rechazó hacer declaraciones a los medios de comunicación que le preguntaron por la investidura.

La responsabilidad de expresar la posición de Sánchez recayó en la ministra de Justicia en funciones, Dolores Delgado. Y con sus declaraciones, la dirigente dejó claro que la postura del presidente del Gobierno sigue siendo la misma que antes de irse de vacaciones: "Cuando decayó la investidura se evidenció que el gobierno de coalición no era viable", y por ende la "disyuntiva" no puede ser "un gobierno de coalición o elecciones", ya que "hay otras opciones, opciones que tienen que estar en torno a las políticas; en torno a los acuerdos programáticos". De ahí que Sánchez siga reuniéndose con colectivos sociales para ultimar el documento de propuestas programáticas que tiene pensado presentar "a primeros de septiembre" y que pretende que sirva como base para reiniciar la negociación.

"Hay cuestiones de Estado y aspectos de Estado en los que no hay un acuerdo necesario para ese gobierno de coalición", argumentó igualmente Delgado, que pidió "responsabilidad" a "todos". Pero precisamente en exigir responsabilidad es en lo único que coincide con Sánchez el que aún sigue siendo –a decir del PSOE– su "socio preferente", Unidas Podemos, que este lunes volvió a pedir al presidente del Gobierno que se ponga "las pilas" y vuelva ya a la mesa de negociación porque el tiempo apremia para cerrar un pacto. Aunque eso sí: la coalición morada sigue afirmando que la única opción viable es un Ejecutivo de coalición y se niega a evaluar otras opciones.

Este lunes se reunió por primera vez tras las vacaciones de verano el Consejo de Coordinación de Podemos, su ejecutiva. Y la portavoz morada, Noelia Vera, insistió en "retomar el diálogo en el punto en el que quedó en julio", cuando el PSOE ofreció a Unidas Podemos tres ministerios y una vicepresidencia que, según la alianza, estaban vacíos de competencias. "Si podía haber un Gobierno de coalición en julio, ¿por qué ahora no es posible? Todavía tenemos margen y tiempo para ello", se preguntó Vera, que argumentó que un Ejecutivo en solitario del PSOE duraría "muy pocos meses" por su fragilidad parlamentaria, ya que solo tendría garantizados los apoyos de 123 escaños cuando la mayoría absoluta está en 176.

Con ambos partidos encastillados en sus posiciones, la posibilidad de una repetición electoral va tomando cada día más cuerpo. Para Podemos, esa alternativa es el "peor escenario", porque equivaldría a "abrirle la puerta a la derecha" para que sumase una mayoría con la que gobernar. Una mayoría que, si se diese, conllevaría la formación de un Ejecutivo de coalición entre PP y Ciudadanos, según Vera, que advirtió al PSOE que es poco realista "no entender que el próximo gobierno va a ser de coalición, sea de izquierdas o de derechas". Pero eso no implica que Podemos se plantee, al menos públicamente, renunciar a estar en el Consejo de Ministros para evitar unos nuevos comicios. Según Vera, es a Sánchez a quien habría que preguntar si está dispuesto a aceptar en su gabinete ministros de Unidas Podemos, ya que es él quien tiene "la responsabilidad de articular las mayorías para ser presidente".

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Sea como fuere, con las dos principales fuerzas de la izquierda hablando cada una a su propio público y sin sentarse por el momento en la mesa de negociación, el resto de partidos toman posiciones ante una repetición electoral que ya no parece un escenario descartable. El PP, que durante meses aseguró que era cuestión de tiempo que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se pusieran de acuerdo, ya ha comenzado a valorar seriamente la posibilidad de unos nuevos comicios y presiona desde hace días a Ciudadanos para organizar una gran coalición de la derecha bajo la marca España Suma que permita a las fuerzas conservadoras evitar los efectos de la ley electoral que perjudican a las formaciones que disgregan sus votos.

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Para ir preparando el terreno, el PP ha registrado las marcas España Suma y sus equivalentes para las 17 comunidades autónomas ante la Oficina de Patentes y Marcas. Y este lunes, la vicesecretaria general de Organización del PP, Ana Beltrán, abrió la puerta a que la extrema derecha también formase parte de una eventual coalición electoral liderada por el PP. "Incluiríamos a todos los partidos que tengan claro que la prioridad es la unidad de España, la bajada de impuestos y otras tantas medidas que el centroderecha comparte. Todos los partidos que tengan esa visión podrían participar dentro de España Suma, para que no se pierdan votos tras la disgregación del centroderecha", afirmó Beltrán en Onda Cero al ser preguntada expresamente por la posibilidad de que Vox entre en esa alianza.

Pero ni a los ultras liderados por Santiago Abascal ni al propio Ciudadanos les seduce la idea de subsumir sus siglas en una coalición liderada por el PP, por mucho que eso supusiera que la derecha se beneficiase en unas eventuales elecciones de los efectos positivos de concentrar sus votos. Hace unos días, el portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, afirmó en una entrevista que "tiene todo el sentido" que PP y Ciudadanos se alíen bajo la marca España Suma, pero sostuvo que es "improbable" que la ultraderecha participe de ello. "El PP y Ciudadanos son casi indistinguibles, tienen ideas muy parecidas, también ideas muy parecidas al PSOE, están todos en una especie de consenso socialdemócrata", pero Vox va "por otro camino", planteó Espinosa de los Monteros.

Ciudadanos ha sido más tajante que Vox al rechazar una posible coalición con el PP. Hace unos días, su secretario general, José Manuel Villegas, aseguraba que es "politica ficción" pensar que el formato de Navarra Suma –la alianza entre UPN, PP y Ciudadanos que concurrió unida a las pasadas elecciones generales en Navarra– puede replicarse a nivel nacional, y aseguró que "los españoles se merecen una oferta de Ciudadanos" entre las papeletas si se repiten las elecciones. Y la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, fue incluso más clara: "Ciudadanos es Ciudadanos y el PP es el PP", y el partido naranja no va a disolver su "proyecto absolutamente autónomo" en una marca liderada por los conservadores.

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