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10N | Elecciones Generales

Sánchez espera remontar en las encuestas apelando a la “estabilidad” frente al 'procés', el 'Brexit' y el riesgo de crisis

El presidente en funciones, Pedro Sánchez, rodeado de banderas durante la presentación del avance del programa del PSOE para el 10N.

Fernando Varela

El PSOE se divide estos días entre quienes empiezan a vivir con nerviosismo los datos de las encuestas que reflejan un estancamiento en las expectativas de voto de las candidaturas socialistas —hay quien ya habla de una clara tendencia a la baja— y los que confían plenamente en la estrategia electoral trazada este verano. Según estos últimos, el PSOE remontará de aquí al 10 de noviembre y mejorará sustancialmente sus resultados del 28 de abril (123 diputados), gracias sobre todo a la idea de “estabilidad”.

Los últimos sondeos publicados han confirmado que la intención de voto al PSOE se ha atascado en torno a un 28%, mientras que la del PP sigue al alza (cerca del 21%), favorecido por el desplome de Ciudadanos (al que las encuestas atribuyen un 11%). Unidas Podemos estaría en un 12% aproximadamente y Vox por debajo del 10%. Más imprecisos son los datos acerca de Más País, que hasta este lunes no confirmó la lista completa de las circunscripciones en las que presentará candidatura, por lo que las empresas que se dedican a entrevistar a los electores no han tenido oportunidad de afinar sus predicciones.

Los estrategas socialistas creen a pies juntillas en la máxima de que, en tiempos de incertidumbre, los electores buscan estabilidad. Y el único que puede ofrecerla, sostienen, es Pedro Sánchez, igual que ocurrió con Mariano Rajoy en la repetición electoral de 2016, que se saldó con un refuerzo de la mayoría del PP.

De ahí que la candidatura de Sánchez explote abiertamente su imagen presidencial, incluyendo anticipar medidas de Gobierno en mítines del PSOE. Anuncios, además, de gran impacto social, como la decisión de revalorizar las pensiones el próximo mes de diciembre, algo de lo que viven pendientes millones de españoles. O como la aprobación de un plan de acción para ayudar al sector agroalimentario y ganadero a hacer frente a la subida de los aranceles planteada por la Administración estadounidense que incluiría una reducción del número de peonadas necesarias para poder cobrar el subsidio agrario, un asunto de gran relevancia en Andalucia.

De la misma estrategia forma parte también que, en sus mensajes, Sánchez afirme una y otra vez que después del 10 de noviembre su candidatura a la Presidencia del Gobierno será la única viable, a la vista de que según las encuestas las tres derechas no suman para gobernar. Y que sólo el PSOE, repite allí a donde va, dispone del equipo humano y del programa para hacer frente a los retos que asoman por el horizonte.

Es ahí, precisamente, en las incertidumbres que vienen, en las que Sánchez y su equipo creen haber encontrado terreno abonado para remontar. En ellas se está apoyando en los actos públicos del PSOE para pedir a los electores un amplio respaldo en las urnas que asegure la formación de un Gobierno “estable y cohesionado”, que es su manera de decir un Gobierno que no dependa de los independentistas y del que no forme parte Unidas Podemos. Sólo el PSOE tiene “un programa de Gobierno” para “liderar nuestro país”, dar una “respuesta progresista a los problemas de los españoles y a las urgencias sociales” y para “guiar a España con moderación hacia el progreso”, proclamó el lunes en la presentación del avance del programa electoral socialista.

Por eso el líder socialista se esfuerza tanto desde hace semanas en anticipar una respuesta firme de su Gobierno a un hipotético desafío soberanista, una vez que el Tribunal Supremo haga pública la sentencia del procés. Sánchez y sus ministros llevan tiempo elevando el tono de las advertencias en entrevistas y actos públicos y el pasado viernes dieron un paso más avisando a la Mesa del Parlament, vía Tribunal Constitucional, de las consecuencias legales que sus miembros tendrán que afrontar si insisten en aprobar resoluciones contrarias a la Constitución y al Estatuto como las que la Cámara catalana validó en julio en defensa de la autodeterminación y en contra de Felipe de Borbón.

Sánchez construye en cada una de sus intervenciones públicas un discurso en el que afirma que el Gobierno lleva meses preparado para hacer frente a la eventualidad de un Brexit duro,Brexit que puede desatarse el próximo 31 de octubre, justo la víspera del inicio oficial de la campaña electoral, así como para afrontar un recrudecimiento de la crisis económica global que se está gestando como consecuencia, sobre todo, de la guerra comercial entablada por Estados Unidos con China y Europa.

Fortalecer el país en un momento de “muchas amenazas”

“Necesitamos ahora un gobierno, no dentro de meses o un tiempo, estamos perdiendo muchas oportunidades, tenemos que fortalecer el país en un momento de muchas amenazas”, señaló este martes en un mitin en Jaén. “Ahí está la guerra comercial, el Brexit, y el enfriamiento de la economía, por eso es importante tener un gobierno en plenas capacidades”. Pero para conseguirlo “tenemos que lograr romper” el “bloqueo” impuesto, según él, por los demás partidos. “Quien quiera avanzar, la propuesta es el PSOE”, concluyó en medio de los aplausos del concurrencia.

La estrategia electoral del PSOE para las próximas semanas la resumió muy bien este viernes, tras el Consejo de Ministros, la ministra portavoz. Isabel Celaá, además de anunciar medidas contra las resoluciones independentistas del Parlament, jugó expresamente la carga de las certezas: “Nuestra obligación es trabajar para ofrecer certidumbre y confianza en tiempos de mudanza”.

El Gobierno, añadió, “tiene que hacer frente a los desafíos contemporáneos: la economía, el Brexit y la sentencia del procés” con la “receta” del “sentido común, la confianza y la determinación”. Por eso “hemos dicho tantas veces que necesitamos un Gobierno estable. Hay que salir del bloqueo cuanto antes”.

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En ese camino, que el PSOE quiere utilizar como polo de atracción para los electores que en tiempos de incertidumbre buscan instituciones fuertes, el Gobierno no se resigna a quedarse de brazos cruzados, por más que constitucionalmente su capacidad de actuación esté limitada. “Un Gobierno en funciones no es ni mucho menos un Gobierno disfuncional”, advirtió Celaá el viernes. “Los mecanismos constitucionales y las leyes nos habilitan para afrontar todos los retos; lo contrario sería incomprensible”.

Y, por si alguien tiene alguna duda, recordó expresamente “cuáles son las atribuciones de un Gobierno en funciones conforme a la legislación vigente”. Especialmente las que le permiten salirse del “despacho ordinario de los asuntos públicos” por razón de “urgencia debidamente acreditada” o “por razones de interés general cuya acreditación expresa así lo justifique”.

“Han sido muchos los debates surgidos estos días al respecto de lo que se puede y lo que no se puede hacer, pero no hay ninguna duda”, precisó la portavoz. “En todos ellos el interés general y la urgencia justifican la acción del Gobierno” y eso incluye el Brexit o, en su caso, responder “con firmeza y con proporcionalidad” a lo que venga tras la sentencia del procés.

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