Cumbre del clima de Madrid
Greta Thunberg atrae la atención de la prensa en la COP25 para ceder el foco a los países más vulnerables: "Necesitan contar su historia"
La joven activista climática Greta Thunberg entró este lunes en la sala de prensa Mocha, de la zona azul de la cumbre del clima de Madrid, y enseguida empezaron los gritos de los periodistas que querían obtener el mejor plano, la mejor foto. Pocos segundos después un grupo de jóvenes de todas partes del mundo interpretaron una canción, usando de percusión el golpe de sus zapatos en el suelo, y colocándose en primera fila, por delante de la chica. Y ella, a quien hace algo menos de dos años no conocía nadie y ahora recibe la atención mediática de las superestrellas de cine, cogió el micrófono para decir, no sin cierta ironía, que “nos hemos dado cuenta de que hemos atraído algo de atención mediática”. Su intervención duró alrededor de 30 segundos: “Pensamos que es nuestra responsabilidad moral ceder nuestras voces a quienes necesitan contar su historia”.
“No hablaré hoy” –prosiguió-. “Nuestras historias se han contado muchas veces. Son otros quienes necesitan ser escuchados, especialmente la gente del Sur Global y los indígenas. No es algo que impactará en el futuro, o que afectará a los jóvenes, es algo que ya está afectando a gente hoy. Por eso creamos este evento hoy”. Y así, consiguió que las decenas de medios que, apretujados, esperaban la declaración más jugosa de Greta Thunberg prestaran atención a otros activistas jóvenes, anónimos, de territorios cuya población está sufriendo hoy: como Filipinas o Islas Marshall.
Carlon Zackhras vino a Madrid hace dos semanas desde las Islas Marshall. Reivindicó la “innovación” frente al cambio climático, sobre todo en tareas de adaptación, porque en su país no tienen tiempo para promesas de futuro o tibios compromisos de reducción de emisiones. El calentamiento global hará, literalmente, desaparecer su nación si no se le pone freno. “Cuando estás en problemas tienes que encontrar nuevas soluciones para solventarlo (…) No queremos perder nuestros únicos dos metros”, los dos metros que separan a su territorio de una subida del nivel del mar que haga imposible la vida.
“El océano, el corazón del planeta y mi zona de confort, está en peligro”, expresó Kisha Erah Muaña, de Filipinas. “La mayoría de la población de mi país está altamente expuesta a tsunamis, ciclones tropicales o inundaciones”, por lo que, a su juicio, ya no estamos hablando únicamente de cambio climático, un concepto difuso y ténico, sino de “vida y supervivencia”.
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“Greta dijo hace un año que nuestra casa, el planeta, estaba en llamas. Este verano comprobamos que no se trataba de una metáfora, sino de algo real”, dijo Arshak Makichyan, de Rusia, cuyo país se ha visto azotado por enormes incendios forestales en Siberia y por la inacción climática de su Gobierno. “Soy activista no por mi futuro: por el futuro de mi generación”, reivindicó, con la voz rota. “Empecé las huelgas por mi cuenta, y ahora somos muchos. Y os estamos mirando”.
Por parte de los indígenas del continente americano intervino Rose Whipple, de Dakota del Norte (Estados Unidos), con una camiseta que rezaba “Destruye la supremacía blanca”. “Las instituciones coloniales siguen manteniendo privilegios por encima de los derechos de los pueblos originarios. La gente está sufriendo, la crisis climática es una crisis espiritual para el resto del mundo. Es momento de recordar cómo escuchar a la Madre Tierra”, afirmó. Ángela Valenzuela, de Chile, defendió que desde que la cumbre del clima se trasladó a Madrid los medios “se olvidaron” de sus reivindicaciones, pero ellos “despertaron y dijeron basta”. “No podemos soportar más un gobierno que sacrifica a su gente y no afronta la crisis climática”.
“Es muy importante que escuchamos a la gente indígena, porque sus derechos están siendo vulnerados en todo el mundo. Han estado viviendo en equilibrio con la Naturaleza durante cientos de años, por lo que tienen importantes lecciones que enseñarnos”, dijo Thunberg en el turno de preguntas. Tiene claro que, aunque los focos la apunten, esta cumbre es la cumbre de escuchar a los colectivos que están siendo impactados a día de hoy, no solo por la crisis climática, también por muchas de las empresas que en este encuentro están reivindicando sus esfuerzos.