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Arte

¡Quiero ser actriz! Jóvenes talentos pelean por unas pocas plazas en centros públicos frente a un sistema universitario elitista

Silvia Sustacha en la muestra de segundo de teatro musical de la ESAD de Murcia y Marc Bonnin en la obra 'Zorras de Patio'.

Mauro Tortosa

Sergio Ramón tenía 21 años cuando se presentó a las pruebas de acceso de la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid (RESAD) en junio de 2018. Después de tres años de formación actoral en la escuela Cristina Rota este joven de La Gomera se plantó delante de un tribunal e interpretó dos monólogos, uno de ellos Petición de mano de Antón Chejov. Pensó que ingresar en la RESAD –de donde han salido actrices como Blanca Portillo, Bárbara Lennie o actores como Javier Cámara– le daría más oportunidades ya que se trataba de un título oficial. No obstante, tras presentarse dos veces se quedó a las puertas de ingresar en la escuela de interpretación más antigua de España tras ocupar la plaza 29 de las 28 que había disponibles para la especialidad de interpretación textual. Solo en 2018 se llegaron a presentar 459 aspirantes para 95 vacantes, una quinta parte se quedó fuera.

Pablo Iglesias Simón, director de esta escuela, explica que las pocas plazas que se ofrecen en el centro se deben a que la “ratio profesor-alumno es muy reducida”. “Es verdad que el acceso es muy restringido, pero es imprescindible para mantener la calidad de la enseñanza”, señala. "Promovemos la igualdad de oportunidades y una enseñanza excelente, con un precio de la matrícula que oscila entre 400 y 1.200 euros al año dependiendo del nivel de renta”, explica Iglesias.

Como Sergio Ramón cada año centenares de futuros actores se presentan a las pruebas de acceso de las diferentes escuelas superiores de Arte Dramáticos que hay repartidas por todo el territorio nacional. Según el Registro Estatal de Centros Docentes No Universitarios, para el curso 2019-2020 estos estudios se impartieron en doce comunidades autónomas: Andalucía, Comunidad de Madrid, Cataluña, Canarias, País Vasco, Región de Murcia, Galicia, Extremadura, Comunitat Valenciana, Castilla y León, Illes Balears y Asturias. En relación con la titularidad de los centros, excepto cincoque fueron de titularidad privada –distribuidos en Canarias (2), en la actualidad los dos centros se engloban en la Escuela de Actores de Canarias, Castilla y León (1), Andalucía (1), Cataluña (1) y Comunidad de Madrid (1)–, el resto fueron de titularidad pública.

En el caso de la Escuela Superior de Arte Dramático de Castilla y León con sede en Valladolid, se trata de un fundación privada pero los precios de la matrícula son públicos, lo mismo ocurre con la Escuela de Actores de Canarias, que es una empresa privada que tiene un concierto con la Consejería de Educación de la comunidad.  Según los últimos datos del Anuario de Estadísticas Culturales 2020 para el curso 2018-2019 se matricularon 2.683 alumnos en estas enseñanzas. Andalucía lideró la lista de matriculados con 719 alumnos a la que le siguió Cataluña con 454 alumnos y la Comunidad de Madrid con 393. El arte dramático junto a otras disciplinas como el diseño, la danza o la música forman parte de las llamadas Enseñanzas de Régimen Especial.

La modalidad de interpretación la más demandada

En la Comunidad de Madrid solo existen dos centros de estudios superiores de Arte Dramático, uno privado conocido como Scaena y la RESAD. Esta última imparte clases desde 1831 cuando se formó el Real Conservatorio de Música y Declamación, cuya impulsora fue la reina María Cristina de Borbón y es una de las que más candidatos recibe cada año. A pesar de la irrupción de la pandemia y las dificultades que ha generado para impartir clases en este tipo de enseñanzas para el curso 2020-21 se presentaron 546 aspirantes, de estos, 461 por la especialidad de interpretación a pesar de que la oferta de plazas para esta modalidad era de 56. Una situación distinta a la de otras ramas como escenografía y dramaturgia, que según explica Iglesias ha habido años en los que se ha presentado menos gente de las plazas disponibles, como en 2017-2018 que para la modalidad de escenografía se presentaron 14 personas de las 15 ofertadas.

Iglesias señala que la oferta la tiene que aprobar la Dirección General de Universidades y Enseñanzas Artísticas Superiores, que en este caso depende de la Comunidad de Madrid. Esta situación es similar a la de otras escuelas como la ESAD de Valencia que para el actual curso se presentaron 135 personas para la modalidad de interpretación textual a pesar de que solo había plazas para 24 personas. Lo mismo ocurre con la ESAD de Galicia, en la que para los 78 aspirantes de interpretación textual solo se admitieron 28, en el caso de dirección escénica fueron admitidos 12 de los 15 aspirantes y para la modalidad de escenografía fueron aceptados los diez aspirantes. 

“La Iliada”, con estudiantes de 4º de Interpretación Gestual, dirigidos por Juanjo de la Fuente. Fotografía de Ernesto Serrano.

Marc Bonnin, de 22 años, tenía varias opciones si no entraba a la RESAD, entre ellas la ESAD de Valencia o El Institut del Teatre de Barcelona, pero finalmente se decantó por la de Madrid porque según explica este mallorquín había escuchado "que era la mejor escuela de España". Bonnin que estaba convencido de que no iba a entrar, se presentó la primera vez "por probar" y consiguió acceder en su primer intento en septiembre de 2016. "Me preparé el examen en una semana, lo único que hacía era interpretar los monólogos delante de mis padres y ellos me juzgaban con intuición total". Cinco años después de su formación ahora imparte talleres para preparar a los aspirantes que se presenten a la RESAD. "La idea surgió porque mucha gente me hablaba por Instagram para pedirme ayuda en las pruebas y decidí que sería un buena idea ya que me apasiona la formación actoral". El mallorquín explica que aunque a veces tiene la sensación de que en España no se valoran los estudios en interpretación para acceder al trabajo, en su caso el hecho de haberse formado en la RESAD "es un aliciente para que al menos te vea el director", explica. Actualmente trabaja en la obra en activo Clitemnestra. La Casa dels Nomsde Agustín Villalonga y acaba de rodar la película Vientre del mar con el mismo director. 

Marc Bonnin interpretando en la obra 'Zorras de Patio' (RESAD).

Al igual que Bonnin, Silvia Sustacha se preparó las pruebas para entrar a la modalidad de teatro musical en la ESAD de Murcia cuando acabó el bachillerato de artes escénicas. La joven explica que un amigo le ayudaba en los recreos del instituto. "Él mismo me montó la coreografía de la prueba de danza. Lo único que hice así más oficial fue prepararme con una profesora de canto la canción Hey Big Spender del musical Sweet Charity”. Sustacha consiguió entrar en la escuela en septiembre de 2014. "Éramos unos 100 aspirantes y conseguí entrar en la plaza 18 de las 48 que había", comenta. En relación con la dificultad de las pruebas explica que fueron "asequibles". "Nos rallamos demasiado y queremos hacer coreografías increíbles cuando realmente en las clases aprendes lo básico de danza". "Ellos ven tus posibilidades, al final entras a aprender" concluye. 

Silvia Sustacha (derecha) en la muestra de segundo de la ESAD de Murcia.

El director de la RESAD explica que hay varias opciones cuando un alumno se queda sin plaza: “Lo que suele pasar es que la gente que tiene como primera opción la RESAD se presenta varias veces, busca plazas en las escuelas oficiales de sus comunidades o deciden entrar en academias privadas como Cristina Rota, Corazza, Codina, La Cuarta Pared, que también tienen una gran calidad”. Aunque en estas últimas no se otorguen títulos oficiales de grado, sino que se tratan de títulos propios, algunas han conseguido obtener el mismo prestigio que otros centros oficiales gracias a su trayectoria. “Estas escuelas tienen su propio plan de estudios, que no es oficial y pueden cambiar con mayor libertad. En nuestro caso, los planes de estudios oficiales se rigen por lo determinado en la legislación vigente y cualquier cambio tiene que ser aprobado por nuestra Consejería de Ciencia, Universidades e Innovación”, añade. Muchas de ellas están localizadas en Madrid, como el Estudio Juan Codina. Su director que lleva el nombre de la academia ha presenciado como en los últimos años ha crecido el número de candidatos. “En el curso 2019-2020 se llegaron a presentar 120 personas, pero un 70% no pudo ingresar en la escuela ya que en el primer curso teníamos plazas para 34 alumnos divididos en dos grupos de 17”, explica.

La oferta universitaria totalmente privatizada

Con la llegada de la LOGSE, los alumnos que cursaban las enseñanzas superiores de arte dramático pasaban a tener un título equivalente “a todos los efectos al título de Licenciado universitario”. Por primera vez en España estos títulos superiores se equiparaban a los universitarios. No obstante, a diferencia de otros estudios igualmente superiores en sus orígenes como las bellas artes o el magisterio que han acabado en la universidad, en el caso del arte dramático se han mantenido al margen, a excepción de tres titulaciones privadas de grado universitario. Según el Registro de Universidades, Centros y Títulos (RUCT) solo son tres las universidades que imparten el grado en artes escénicas. Dos de ellas se encuentran en Madrid: la Universidad Antonio Nebrija y el centro privado TAI adscrito a la Universidad Rey Juan Carlos y la última la Universidad de Girona en Cataluña. Antonio Sierra, coordinador del grado en Artes Escénicas de la Nebrija, explica que esta fue la primera universidad española en impartir el grado en artes escénicas en 2008 después de acreditarse en la Fundación para el Conocimiento Madri+d desde julio de 2014. "En la actualidad tenemos 75 alumnos repartidos en cuatro años académicos", explica Sierra. 

En España se ha seguido un recorrido distinto a Europa, ya que en la mayoría de estos países los estudios superiores de arte dramático están integrados en la universidad o adscritos a ella a través de centros privados. Un ejemplo de ellos es de The Royal Central School of Speech and Drama que desde 2005 se integró a la Universidad de Londres y ha visto crecer su oferta de títulos. Manuel F. Vieites, director de la escuela superior de Arte Dramática de Galicia, sostiene que la no integración de estos centros en el sistema universitario los ha dejado en desventaja en muchos aspectos. Entre ellos destaca que “los títulos que se imparten en estos centros son equivalentes a un grado universitario, pero bajo ningún caso se tratan de grados universitarios”.

Este pequeño matiz de que se trate de un título equivalente, pero no un grado, puede llevar a problemas de convalidación en universidades europeas, según explica Vieites. “Nosotros estamos recibiendo muchas peticiones de alumnos de Iberoamérica que quieren venir a estudiar a Galicia, pero cuando piden información y les tengo que decir que el título que obtienen aquí no es universitario muchos de ellos se echan atrás, mientras que un estudiante se va a la TAI a estudiar arte dramático y ese título tiene validez en todo el mundo”, comenta Vieites. Pero los problemas no solo se limitan al título, el director de la ESADg explica que en las becas del Ministerio también existe una discriminación para los alumnos que obtienen el título superior de enseñanzas artísticas en relación con el universitario. “Nosotros hemos hecho esa simulación y hay una diferencia de 300 a 400 euros, con la misma renta”, explica.

No obstante, Iglesias señala que “ahora mismo gracias a la LOMLOE ofrecemos títulos de Grado en enseñanzas artísticas superiores, equivalentes a los universitarios desde la LOGSE. Nos falta, eso sí, que el Ministerio de Educación y Formación Profesional desarrolle una ley específica que equipare completamente nuestras enseñanzas superiores a las universitarias, al tiempo que se protege y mantiene nuestra idiosincrasia”.

Empleo más allá de dirigir o interpretar

Aunque en muchos casos en la profesión artística no se pida un título académico para ejercer en ella, para Vieites la empleabilidad va más allá de dirigir o interpretar una obra de teatro. “Los titulados en arte dramático en la mayor parte de España no pueden acceder al máster para ser profesor de secundaria porque no tienen donde emplearse, no tienen una especialidad propia a diferencia de otras disciplinas como la música o la plástica”, sostiene Vieites. “La materia de arte escénicas en el bachillerato artístico la imparten profesores de lengua y literatura”. “Una de las funciones que tienen los centros superiores de arte dramático es potenciar la empleabilidad de nuestros titulados" añade.

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La clave de estas enseñanzas: la ratio muy reducida

Las enseñanzas artísticas superiores mantienen unas singularidades que hacen que su oferta formativa esté diferenciada respecto a otras disciplinas, una de ellas es el reducido número de alumnos por grupo, de modo que en las clases prácticas se establecen ratios entre profesores y alumnos. En el caso de la música la ratio oscila entre uno o dos profesores por alumno y en el ámbito de las artes escénicas hasta un máximo de catorce. Vieites, que es partidario de que estas enseñanzas se integran en la universidad, sostiene que es “imprescindible” que se preserven las ratios y para ello cree que “habría que negociar” con ellas el número de profesores por alumno para mantener la calidad académica. “La adscripción a la universidad posiblemente permitirá aumentar el número de plazas sin reducir la ratio”, concluye. 

Iglesias, por su parte, sostiene que la legislación específica que espera que desarrolle el Ministerio en un plazo no superior a dos años, como señala la LOMLOE, “debería permitir tanto la adscripción a universidades preexistentes, como su integración y la creación de Universidades de las Artes específicas o que los centros continúen funcionando de manera independiente en el ámbito de la educación superior, pero desarrollado plenamente. Las realidades de las escuelas y de cada región son muy diferentes y una legislación con visión de futuro debería de ser capaz de responder y acoger a todas ellas.”

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